Nos encontramos en un momento prometedor para la inversión en el sector de salud, en vista de los rápidos progresos en el plano de la innovación. El año pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (en inglés, FDA) aprobó 59 nuevos medicamentos, un récord sin precedentes. En los últimos dos años, se aprobaron más de 100 nuevos fármacos, y estos productos (aún en su fase de lanzamiento temprana) podrían impulsar el crecimiento del sector en los próximos años.
Muchos de estos tratamientos representan avances revolucionarios. En el ámbito de la inmunooncología, los nuevos medicamentos pueden aprovechar el poder del sistema inmunitario para identificar y atacar las células cancerígenas, a veces con resultados espectaculares. Por ejemplo, los datos presentados en fechas recientes sobre un tratamiento inmunooncológico demostraron una reducción superior al 50% en los fallecimientos por la forma más común de cáncer de pulmón.
En el ámbito de la terapia genética también se están logrando hitos prometedores. Se han identificado más de 7.000 enfermedades genéticas raras, pero menos del 5% disponen de tratamiento. La terapia genética es el proceso mediante el que se insertan genes sanos en las células con el fin de corregir un defecto genético. La primera terapia genética para tratar una forma de ceguera se aprobó en EE.UU. a finales de 2017, y en los próximos años podríamos asistir al surgimiento de terapias adicionales para el tratamiento de enfermedades devastadoras como la atrofia muscular espinal (la principal causa genética de las muertes infantiles), la distrofia muscular y la hemofilia.
A medida que la innovación sigue su curso, muchas empresas biofarmacéuticas intentan complementar sus carteras con productos innovadores. Así, hemos observado un aumento en la actividad de fusiones y adquisiciones. En el primer trimestre de 2019, se anunciaron o completaron operaciones por valor de más de 100.000 millones de dólares, todas con primas desde el 50% hasta más del 100%.
Desde el punto de vista político, el control de los costes sanitarios sigue constituyendo un problema, y creemos que el ciclo electoral de 2020 en EE.UU. podría generar más volatilidad en el sector. No obstante, también esperamos asistir a un crecimiento significativo. Se espera que en 2019 se publiquen más resultados de estudios clínicos de gran importancia sobre tratamientos inmunooncológicos y nuevas terapias genéticas, mientras que las empresas dedicadas a los dispositivos médicos deberían seguir progresando en el ámbito de la cirugía robótica y de los nuevos dispositivos para las enfermedades cardíacas.
Por último, las tendencias demográficas siguen resultando favorables para el sector. En EE.UU., más de 10.000 personas al día cumplirán 65 años hasta 2030. Se trata de un dato relevante, dado que las personas mayores gastan tres veces más en sanidad y cuatro veces más en medicamentos que el resto de la población. Creemos que el envejecimiento de la población en todo el mundo, sumado a los elevados niveles de innovación, deberían fomentar un incremento continuado de la demanda en el sector sanitario en el futuro.