El BCE y sus observadores ha enviado un mensaje muy claro sobre las perspectivas de la política monetaria de la Eurozona y han sentado las bases para cambiar la política de tipos negativos del banco central, confirmando el terreno inestable en el que se encuentra la economía del continente.
El presidente del BCE, Mario Draghi, admitió que los intentos de alcanzar su objetivo de inflación se «han retrasado». Esto no sorprenderá a mucha gente. En lo que respecta a la inflación, Mario Draghi sólo ha sido capaz de gestionar un «estamos cerca» cuando los mercados financieros han alegado: «¡¿Estamos cerca ya?! El BCE ha reconocido que el contexto económico se ha vuelto más difícil, pero es la primera vez que admite enfáticamente que sus planes de inflación se están retrasando y eso lo hace importante.
Draghi también abrió la puerta a la modificación de los tipos de interés negativos del BCE que hace que todos los depósitos bancarios que se mantienen en el banco central se cobran a la misma tasa. El cambio supondría la introducción de un sistema escalonado. Se detuvo antes de hacer un anuncio significativo, pero el avance tiene todas las características de un Mario Draghi que está abonando el terreno para un anuncio posterior.
En líneas generales, Draghi reforzó el mensaje de que el nuevo paquete de préstamos a largo plazo para los bancos (TLTRO-III) tendrá en cuenta el estado de la economía. Dado que la economía no está en una gran situación, esto se presentó como una señal tácita de que los incentivos incorporados en el TLTRO-III para permitir que los bancos otorguen créditos serán bastante generosos. Por ejemplo, el tipo de interés efectivo aplicado a los créditos facilitados por el BCE podría estar muy por debajo del tipo de interés de los depósitos de muchos bancos.
Por último, Draghi pareció insinuar que el próximo paso del BCE podría ser el de suavizar, en lugar de endurecer, la política monetaria. Destacó que el BCE se mantiene alerta ante los riesgos de la economía y subrayó que «no nos faltan instrumentos para cumplir con nuestro mandato». Se podría decir que Mario protesta demasiado, pero en esencia se trata de él mismo ofreciendo una versión suavizada de su mensaje «haremos lo que sea necesario» que detuvo la crisis de la Eurozona. No se trata de una admisión categórica de que el BCE tendrá que flexibilizar su política, pero sin duda aumenta la probabilidad de que lo haga.
Draghi siempre ha contado con halo de magia a su alrededor: o bien usando las habilidades de un ilusionista para conjurar algo que no se encontraba allí, o bien haciendo juegos de manos para distraer a los mercados o a los políticos para sacar una especie de conejo del sombrero, invariablemente en el último segundo. Esta vez no había conejos, pero el ilusionista estaba trabajando. La última reunión del BCE fue una aceptación tácita de que la economía europea tiene problemas. La conferencia de esta semana añade información y prepara el terreno para un aumento del apoyo a los bancos de la región. Magia es que lo ha hecho sin anunciar nada en absoluto.