La gestión de inversiones puede asemejarse a la de un equipo de fútbol en el sentido de que no es posible tener a todos jugadores más prometedores y de mayor caché. Por tanto, el mejor planteamiento consiste en incluir en la plantilla a futbolistas que, pese a no estar ya en el mejor momento de sus carreras y tener fichas más asequibles, seguramente seguirán siendo sólidos y fiables piezas del equipo durante varios años.
Así, mientras que la selección meticulosa de títulos value sería la estrategia equivalente en el ámbito de las carteras, los títulos growth serían las estrellas en ciernes del futuro, que al igual que las jóvenes promesas del fútbol, tienen por delante mucho trabajo por hacer y cuentan además con mucho margen de mejora. En cualquier caso, estos entrañan también más riesgos, ya que pueden lesionarse antes de que el club logre rentabilizar el cuantioso importe de su traspaso. Pero al mismo tiempo tienen en sus manos la posibilidad de ayudar al equipo a lograr nuevos éxitos.
Esta es la razón por la que los entrenadores tratarán de confeccionar una plantilla en la que coexistan ambos tipos de jugadores. No obstante, en los finales de partido complicados, el entrenador siempre tiene la posibilidad de hacer saltar al terreno de juego a los jugadores value, que por su mayor experiencia son capaces de obtener ventajas o “pagar dividendos” en momentos de presión.
En periodos de innovación o disrupción tecnológica rápida, los títulos growth suelen resultar más atractivos para los inversores
De hecho, los abruptos cambios y las asequibles valoraciones iniciales en los títulos growth tras la crisis financiera han resultado especialmente positivos para estos valores durante la mayor parte de la actual secuencia de expansión del mercado.
Los títulos value suelen superar al resto de títulos cuando la economía atraviesa por dificultades
La razón es que, en mercados bajistas, el nivel mas bajo de sus valoraciones implica que sus caídas sean menos pronunciadas que en el caso de los títulos growth más caros, y sus mayores ingresos superiores suelen ofrecer un colchón a las rentabilidades totales.
Los títulos value tienden a presentar una rentabilidad superior en las primeras etapas de las fases de recuperación. Esto se debe, en parte, a la alta ponderación que el sector financiero tiene en los índices value. La fase más temprana del ciclo suele beneficiar al sector financiero, puesto que los bancos se endeudan a tipos de interés a corto plazo y conceden créditos a tipos de interés a largo plazo, generando con ello una curva pronunciada que incrementa su rentabilidad futura.
¿Cuál e el atractivo de los títulos value y growth en el ciclo actual?
Dado lo avanzado que se encuentran el ciclo y los precios relativos de ambos estilos, una opción para los inversores es añadir un grupo cuidadosamente seleccionado de títulos value a sus carteras. Al menos en el pasado, los títulos value han tendido a evolucionar más favorablemente en las fases de recuperación iniciales tras un periodo de mercado bajistas. En recesiones anteriores ——y, por supuesto, durante la corrección experimentada durante el cuarto trimestre de 2018— los títulos value registraron una caída inferior a la del conjunto del mercado y superaron a los títulos growth.
Aunque la crisis financiera fue una excepción a esta regla, la posibilidad de que se repita una nueva motivada por el sector financiero parece poco probable, ya que ahora los bancos disponen de una capitalización notablemente superior y presentan menos apalancamiento que hace 10 años. En cualquier caso, parece difícil que los títulos growth vayan a presentar un peor comportamiento de la magnitud del registrado tras la burbuja tecnológica. En nuestra opinión, el potencial de los nuevos avances y disrupciones tecnológicas rápidas sigue constituyendo una ventaja estructural, y las valoraciones de algunos títulos growth han descendido sustancialmente.
Conforme nos aproximados a la prórroga de este periodo de expansión, una posible baza para los inversores es ir orientando progresivamente su estrategia hacia jugadores más estables y experimentados, es decir, hacia los títulos value. Sin embargo, también es importante que, al mismo tiempo, estos no pierdan de vista el desarrollo del partido a largo plazo manteniendo una selección de posiciones growth con las que afrontar los minutos que quedan por jugar.
En cualquier caso, no todos los jugadores asequibles son una ganga; solamente aquellos que aún tienen mucho recorrido por delante, y que no juegan en una posición amenazada por una nueva estrella, serán complementos adecuados para el equipo. Del mismo modo, no todos los jugadores jóvenes serán incapaces de soportar la presión de los momentos difíciles.
En cambio, un equipo integrado exclusivamente por promesas altamente cotizadas podría pasar un mal rato frente a un cuadro que contase con una combinación más equilibrada de juventud y experiencia en los últimos compases de un partido. Teniendo en cuenta que confeccionar una plantilla más equilibrada es más asequible, parece ser una opción menos arriesgada en esta fase del ciclo.