El caso es que en 2019, por primera vez en los últimos años, los bancos centrales van a ser vendedores netos de activos y no habrá el efecto liquidez que ha favorecido las valoraciones anteriormente. Ya hemos visto una caída significativa. En concreto en el índice S&P500 los beneficios esperados han pasado de cotizar a 19 veces a hacerlo a 15 y en 2019 se puede mantener esta tendencia, quizá no de manera tan dramática. Pero la volatilidad aumentará.
Sí puede ser diferente la perspectiva regional. En este sentido el mercado de renta variable de EE.UU. es más vulnerable y en 2019 puede llegar a ser negativo. Es el más caro y hasta ahora ha tenido apoyo en la recompra de acciones, actividad que, con la subida de tipos de interés va a ser menos atractiva. Además, la guerra comercial ya está teniendo cierto impacto. De hecho, el crecimiento de su PIB ha podido tocar techo este segundo trimestre. El efecto del recorte de impuestos en el año es equivalente al 1% del PIB, pero para el que viene será sólo del 0,4%.
Así que en 2019 es previsible rotación de inversores desde acciones de EE.UU. hacia algunos emergentes y Japón
En este estado de cosas hasta ahora comprábamos en las caídas, pero en el futuro vendemos en los rallies. Así, hemos estado sobre ponderando acciones de manera táctica hace unas semanas pue todo apuntaba a un rally de fin de año con recuperación de los indicadores adelantados. De hecho, los próximos seis meses todavía pueden ser razonables, si bien, a medida que nos adentramos en 2019 puede ir a peor para las acciones globalmente y es previsible el final del mercado alcista los próximos 12 a 18 meses.
En 2019 probablemente se alcance el máximo en el ciclo y aunque es muy difícil encontrar el momento preciso, en caso de signos de que la economía de EE.UU. se empieza a desacelerar más rápido de lo previsto puede ser conveniente un cambio estratégico defensivo. 2019 puede ser negativo, especialmente para las acciones de EE.UU. de manera que nos interesan países, acciones y bonos que tengan su propio ciclo o carácter idiosincrático.
China en emergentes e Inglaterra en desarrollados
Efectivamente, en 2019 conviene empezar a diversificar fuera de acciones de EEUU, cuyo mercado ha alcanzado un récord de 62% del valor de mercado global del índice MSCI World. Las expectativas demasiado altas, lo mismo que las valoraciones y el dólar está demasiado caro.
Además conviene ser algo más defensivos en la distribución de activos, lo que se puede hacer comprando mercados menos cíclicos, como Inglaterra o menos correlacionados, como China. De hecho nuestro mercado favorito en emergentes en 2019 es China y en desarrollados Inglaterra. Consideramos, por orden de más a menos atractiva, la renta variable de Inglaterra, Suiza, Japón, emergentes, Europa y EE.UU.
España es atractiva, siendo un mercado no mucho más caro que Italia, con mayor crecimiento económico y exposición a Latinoamérica, aunque esto puede ser arma de doble filo. Pero forma parte de la Eurozona, respecto a lo que los inversores foráneos de alguna manera han tirado la toalla. Lo observé hace unos meses en Japón, donde ven que en Europa siempre hay algún problema, Brexit, Italia, Cataluña, salida de Merkel, migración, falta de popularidad de Macron. A esto se añade que los inversores domésticos en Europa no tienen tendencia a invertir acciones.
En renta fija EE.UU., México, Italia y Turquía
En bonos es previsible que se mantenga la presión inflacionaria y sólo vemos valor en la deuda de EE.UU -es previsible que su crecimiento se debilite la segunda parte del año-, especialmente en vencimientos a diez años al 3,5%, así como en deuda de países en los que el riesgo político o geopolítico está exagerado, México, Italia y Turquía. Aunque no somos muy alcistas en estos mercados. es previsible que en algún momento de 2019 proporcionen oportunidad de compra, en el caso de Italia tras las elecciones europeas.
En cualquier caso hay que ser especialmente selectivos en bonos. Pueden ser interesantes los bonos con protección contra la inflación de EE.UU. y de vencimientos a largo plazo. Pero estamos fuera de crédito, pues no proporciona suficiente valor, en un momento en el que los beneficios y márgenes empresariales han tocado máximos. Además, es la clase de activos que antes empieza a notar la presión del final del ciclo. Especialmente vemos poco valor en deuda de alta rentabilidad europea al 3%.
Además, consideramos que el periodo de subida de la valoración de las acciones cíclicas, especialmente en tecnología, ha terminado. Junto con industriales y consumo discrecional han tocado durante el verano un máximo desde 1999. Tal sobrevaloración se ha corregido en parte, pero pueden seguir comportándose peor en un entorno de menor crecimiento económico. Sin embargo las acciones defensivas previsiblemente lo sigan haciendo mejor, especialmente salud -por momento de mercado- y consumo básico.
En principio los bancos son una oportunidad táctica interesante, pues están baratos y hay previsión de aumento de tipos de interés
Fondos de retorno absoluto y temáticos
Además los fondos de retorno absoluto pueden hacerlo bastante bien, pues la volatilidad puede ir en aumento y la dispersión de valoraciones entre clases de activos aumentar. Se trata de identificar productos que proporcionen algo más que el efectivo. Por su parte, el oro ha sido de los mejores activos en Octubre y en un entorno de menor crecimiento y mayor inflación debe comportarse bien. Además, si el dólar baja son buenas noticias para el oro, incluso si sólo se hablase de un nuevo programa de expansión cuantitativa en EE.UU.
Respecto a fondos temáticos la idea es invertir a largo plazo. En un mercado con más dificultades el clásico ETF no va ser la solución y el inversor puede precisar el crecimiento secular que proporcionan los fondos temáticos, pero hay que tener en cuenta que algunos son más menos sensibles al comportamiento del mercado y en un plazo de un año hay que saber elegir correctamente tema y momento. Los más defensivos pueden hacerlo mejor.