Sólo un tercio de la energía primaria -antes de cualquier conversión o transformación- llega finalmente a utilizarse mientras que dos tercios se pierde en el camino. Existen, sin embargo, tecnologías innovadoras para reducir su consumo en fabricación, construcción, administración de edificios y transporte y los gobiernos están invirtiendo para revertir la contaminación, con nuevas leyes y regulaciones. Esto tiene influencia en países industrializados y emergentes.
El caso es que la economía será una fuerza más poderosa que las políticas o regulaciones en la transición del mundo hacia energía limpia. Gracias a los avances tecnológicos el coste de la energía eólica, solar y otras renovables ha caído dramáticamente los últimos años. En EE.UU. la eólica es más barata que cualquier otra forma de energía a 25 dólares/ megavatio/hora. Según el departamento de energía de EE.UU. los costes en eólica han caído 41% desde 2008 y los de servicios públicos mediante energía solar 64%.
El caso es que históricamente muchos fondos de inversión medioambientales se han centrado exclusivamente en cambio climático, en concreto emisiones de CO2. Ahora bien, la huella ecológica, consumo de recursos y emisiones de residuos, siendo un punto de partida útil, es mejorable.
Hay que tener en cuenta que el cambio climático es en realidad uno de nueve límites medioambientales de la Tierra, según Stockholm Resilience Centre. Estos nueve límites incluyen además la acidificación, la contaminación química, los cambios de uso del suelo, el agotamiento del ozono, el aerosol atmosférico, los cambios en el ciclo del nitrógeno, la pérdida de biodiversidad, los cambios en el ciclo de fósforo y el agotamiento de suministros de agua dulce.
Para cada una de estas nueve áreas los científicos han establecido límites seguros que, si se sobrepasan, generan efectos medioambientales que dejan de ser lineales y predecibles. Por ejemplo la proporción de CO2 en atmósfera no debe pasar de 350 partes por millón y el consumo de agua dulce no exceder de 6.000 kilómetros cúbicos por año. De hecho, hemos sobrepasado ya el límite en biodiversidad y emisiones de nitrógeno -atribuible al uso de fertilizantes en agricultura, especialmente en China-.
Mercado de dos billones de dólares que crece al 6-7%
Este mercado medioambiental es de dos billones de dólares en ventas y crece a un ritmo de entre el 6 y el 7% anualmente, por encima de 3-4% la economía mundial, con amplio impacto en toda la economía. De hecho el conductor clave es económico, pues las tecnologías aplicadas a uso eficiente de recursos y control de polución (la contaminación del aire es mortal y responsable de 12,6 millones de muertes prematuras por año, según la Organización Mundial de la Salud), cada vez son más baratas.
Además, hace 15 años todo lo relacionado con medioambiente se asociaba a energías renovables, que siguen siendo parte de la solución, si bien se trata de una de muchas áreas de inversión. Es destacable el desarrollo del almacenamiento de energía, donde han disminuido mucho los costes, de momento para vehículos y en el futuro para servicios públicos. En trasporte y electrificación destacan Tesla, Delphi, Valeo e Infineon –empresa de semiconductores, cuya capitalización de 25.000 millones de euros.
También hay que tener en cuenta la desmaterialización de la economía, es decir, el reemplazo de actividades físicas por virtuales para producir con menos recursos, extendiendo la vida de los activos. Así, mediante simulación digital es posible reducir en diez veces el tiempo de I+D en transporte, servicios públicos, industrial, salud y tecnologías de la información. Se trata de un mercado de 1.000 millones de dólares, con previsión de crecimiento de ventas al 6,7% compuesto.
Destaca Ansys, líder en software de simulación mecánica, fluido-dinámica y electro-magnética para industrias de electrónica, aeroespacial y manufactureras, con capitalización de 10.000 millones de dólares, uno de cuyos clientes precisaba 5.000 prototipos físicos antes de obtener el producto perfecto y actualmente simula todo. Además los fabricantes de vehículos tenían que probar de diez a 15 choques en diferentes posiciones antes de comercializarlos. Es cosa del pasado, pues pueden obtener certificados virtuales. InclusoAirbus puede simular choques de aviones.
Otras empresas destacadas son Dassault Systems, Hexagon y la japonesa Keyence -que proporciona visión virtual en 3D de precisión, facilitando la reducción de productos defectuosos y menor desperdicio en procesos de producción de alta velocidad-.
Luciano Diana, director de inversión temática ambiental de Pictet AM y gestor de Pictet Global Environmental Opportunities