El próximo 25 de junio se celebra el Día Mundial de la Gente del Mar, un colectivo que también ha sufrido con fuerza las consecuencias de la pandemia, pero, un año después de que Fidelity International planteara por primera vez la difícil situación de los marineros varados debido a las medidas del COVID-19, las cosas han empezado a mejorar.
El número de marineros varados a bordo de sus buques se ha reducido a la mitad, hasta los 200.000, y la ONU ha lanzado recientemente una iniciativa destinada a salvaguardar los derechos de los marineros, que abarca muchos de los puntos que había planteado la entidad. Sin embargo, las nuevas variantes de COVID-19, la falta de estatus de «trabajador de primera necesidad» y las restricciones de viaje indican que la crisis está lejos de terminar, y “debemos seguir instando a los gobiernos y a las empresas a actuar”, alerta Ana-Victoria Quaas, analista del área de Inversión Sostenible, en un análisis de la entidad.
Los trabajadores que siguen atrapados lejos de casa siguen enfrentándose a la amenaza de las variantes de COVID-19 (a menudo no forman parte de los programas locales de vacunación) y a las restricciones relacionadas con la pandemia. “Cada uno de ellos representa un eslabón en la cadena del comercio mundial, y su situación corre el riesgo de sufrir una perturbación del tipo que presenciamos cuando el gigantesco carguero Ever Given bloqueó el Canal de Suez en marzo de 2021. Por ello, sigue siendo fundamental que esta crisis se resuelva por completo y pronto”, insiste la experta de Fidelity International.
Una crisis humanitaria en ciernes y una amenaza para las cadenas de suministro mundiales
En la primavera de 2020, a medida que se agudizaba la crisis del COVID-19, Fidelity Internaitonal tuvo conocimiento de las crecientes noticias sobre las interrupciones de la actividad marítima mundial. Las restricciones a los viajes y al comercio estaban cerrando puertos y cancelando vuelos, lo que provocaba graves retrasos en la rotación ordinaria de las tripulaciones de los buques de carga entre sus barcos y los puertos de origen.
Como resultado, cientos de miles de marineros quedaron varados a bordo de sus buques, ya que las estrictas medidas de cuarentena aplicadas en todo el mundo hicieron imposible el desembarco en los puertos designados o el regreso a casa por vía aérea. En el punto álgido de la crisis, en septiembre de 2020, más de 400.000 marinos estaban varados en el mar, y muchos de ellos trabajaban mucho más allá de sus contratos. Esto se convirtió en un lastre para el sector del transporte marítimo comercial, así como en una crisis humanitaria en ciernes para los cientos de miles de marinos que son el motor del comercio mundial, narran desde la entidad. Flora Wang, directora de Inversión Sostenible, dijo en su momento: «Si nadie hace nada, es cuestión de tiempo que ocurra algo desastroso».
Impulsar el cambio a través del compromiso de los inversores
Tal y como informa Quaas, el transporte marítimo es responsable del 90% del comercio mundial. Es esencial no sólo para la recuperación económica mundial después del COVID-19, sino para mantener nuestro modo de vida actual. Por lo tanto, para proteger las cadenas de suministro mundiales y la salud y seguridad de los marinos, el equipo de inversión sostenible de Fidelity y los analistas de transporte marítimo dieron la voz de alarma. A continuación, se dirigieron a otros inversores para que hicieran lo mismo.
En diciembre de 2020, un grupo de inversores internacionales, liderado por Fidelity, que representa 2 billones de dólares de activos gestionados, pidió una acción urgente para poner fin a esta crisis humanitaria en una carta abierta a la ONU. “Reiteramos la necesidad de clasificar a los marinos como «trabajadores de primera necesidad» para que pudieran seguir prestando sus servicios esenciales de forma segura. Y como la manera más eficaz de resolver esta crisis, también recomendamos que los marinos tuvieran acceso a las vacunas con efecto inmediato”, explica la experta.
Al mismo tiempo, la Asamblea de las Naciones Unidas pidió a los Estados miembros de la ONU que designaran a la gente de mar y a otro personal marítimo como trabajadores de primera necesidad y que aplicaran las medidas pertinentes para permitir la repatriación de los marinos varados y la incorporación de otros a los buques, así como para garantizar el acceso a la atención médica.
Una nueva herramienta de derechos humanos de la ONU insta a las empresas a actuar
Desde entonces, el número de personas varadas ha disminuido gracias a los esfuerzos realizados por los gobiernos, los armadores y otras partes, como las organizaciones comerciales y los inversores, que han seguido concienciando sobre la necesidad de resolver este asunto con urgencia.
La ONU también ha lanzado la «Human Rights Due Diligence Tool», una nueva herramienta que dice que las empresas deben «emprender la diligencia debida en materia de derechos humanos para identificar, prevenir, mitigar y abordar los impactos adversos sobre los derechos humanos de la gente de mar resultantes de las restricciones a los cambios de tripulación. Esto implica presionar -individual y colectivamente- a los gobiernos y a los proveedores de transporte marítimo para que garanticen el respeto de los derechos de la gente de mar».
Se trata de un avance positivo que refleja muchos de los puntos planteados por Fidelity, incluida la necesidad de instar a los fletadores y a otros socios comerciales a ser flexibles y a aceptar las solicitudes de desviación de ruta de las compañías navieras para facilitar los cambios de tripulación; animar a estas compañías a considerar la posibilidad de contribuir o compartir los costes de desviación y otros gastos relacionados con la pandemia; y pedir a las autoridades gubernamentales que apliquen políticas coordinadas y coherentes y medidas legales destinadas a aliviar la situación de los marinos durante la pandemia, como la designación de los marinos como «trabajadores de primera necesidad» y la aplicación del marco de protocolos recomendado por la Organización Marítima Internacional (OMI).
Un respiro, pero el problema persiste
Sin embargo, a pesar de las recientes mejoras, la experta insiste en que la cuestión no se ha resuelto del todo y la amenaza de nuevas variantes de COVID-19 podría revertir rápidamente la situación. En la actualidad, menos de 60 países han respondido a la iniciativa de la ONU y han designado a los marinos como trabajadores de primera necesidad. La gente de mar tampoco tiene prioridad en los planes de vacunación de muchos países.
“Seguimos instando a nuestros colegas inversores a que se comprometan con las compañías en esta cuestión, a los gobiernos a que tomen las medidas necesarias y a los medios de comunicación a que sigan concienciando sobre la difícil situación de los marinos”, concluye la experta.