Las quinielas de gestores y analistas apuntaban a un paso a la acción por parte del Banco Central Europeo en su reunión de esta tarde. Nadie dudaba de que Mario Draghi, presa de sus promesas, tendría que dar algún tipo de respuesta para tratar de incentivar el crédito bancario en Europa y luchar contra el fantasma deflacionista. Los expertos hablaban de un posible recorte de tipos o más inyecciones de liquidez… pero lo que ha hecho el presidente de la autoridad monetaria europea ha superado las expectativas porque ha puesto en marcha la práctica totalidad de las medidas barajadas por el mercado y, aunque aún no está sobre la mesa, ha hablado de la preparación de un programa de relajación monetaria. Algo que algunos tachan de una respuesta “agresiva y completa”, si bien otros echan en falta un verdadero QE.
La batería de medidas, adoptadas además por unanimidad, incluye una rebaja de tipos al 0,15% (desde el 0,25% en que dejó los tipos en noviembre tras otra bajada, y situándolos en nuevos mínimos históricos); un recorte hasta tasas negativas del 0,10% de los depósitos en el BCE (que supone un gravamen para los bancos que optan por guardar sus depósitos en la hucha del banco central y un incentivo para que fluya el crédito); la suspensión de la esterilización de las compras de deuda pública (que servirá igualmente para aumentar la liquidez en el sistema financiero); o una nueva barra de liquidez. Las nuevas inyecciones de liquidez están condicionadas a que sean utilizadas para dar créditos.
“La práctica totalidad de estas medidas están destinadas a la transmisión del crédito a la economía real y bajo nuestro punto de vista son muy acertadas, a pesar de que en la zona euro queda un largo recorrido para mejorar la estabilidad financiera de la región, que pasa por una integración bancaria y fiscal real, así como indagar en los mecanismos para paliar posibles quiebras de entidades financieras”, comentan desde la EAFI Aspain 11. “Los políticos esperan que el recorte de tipos estimule el préstamo desde los bancos de los países core a los periféricos”, dice Robeco, añadiendo que las compañías de tamaño mediano y pequeño, con más dificultades de acceso al crédito, también se beneficiarán.
Todo, con el objetivo también de luchar contra las “fuerzas deflacionarias e impulsar la incipiente recuperación económica vista en los últimos trimestres”, según Henderson. Con todo, la entidad matiza que los efectos deseados en el crédito y en la lucha contra las corrientes desinflacionistas sólo se verán a medio plazo, aunque el BCE ha mandado un claro mensaje y la reacción de los mercados indica que los inversores están escuchando a su autoridad monetaria.
¿Cortina de humo para esquivar el QE?
El importe total de las inyecciones de liquidez podría alcanzar un importe próximo a los 400.000 millones de euros, mediante dos subastas a cuatro años. Además, el BCE alarga la barra libre de liquidez actual, con subastas de hasta tres meses, a tipo fijo y hasta, al menos, diciembre de 2016. “El LTRO llevará más dinero a la economía real y ayudará a los bancos a reconstruir sus balances, así que las medidas equivalen a la generación de dinero gratis para los bancos”, comenta Philip Dicken, director de renta variable europea de Threadneedle. Pero matiza, que aunque “estas medidas dan a los bancos visibilidad y son útiles, no son un QE”, por lo que interpreta que en realidad el BCE no quiere llegar a ese punto. “Lo podrían haber hecho, como Reino Unido, EE.UU. o Japón, pero no quieren hacerlo”. En su opinión, Draghi quiere mantenerlo como una herramienta potencial de futuro, como un as en la manga.
Y así es: Draghi ha anunciado la puesta en marcha de los trabajos preparatorios para lanzar un programa de compra de activos, centrado en el segmento de las titulizaciones vinculadas a créditos pero manteniéndolo como medida de futuro. También se mostró confiado en que su batería de medidas servirá para enterrar los temores deflacionistas y acercar la tasa de inflación a un nivel próximo al objetivo pero dejando claro que podría ir más lejos en sus medidas de estímulo y flexibilización monetaria “si la situación lo requiere” y emplear instrumentos no convencionales.
Desde Henderson, el economista Simon Ward también advierte de que el BCE podría haber obtenido autorización del Bundesbank para poner en marcha este paquete de medidas a cambio de dejar fuera de escena, al menos durante unos meses más, un programa cuantitativo al estilo de Reino Unido o EE.UU. Con todo, hay que matizar que el mercado no esperaba un QE: Philippe Waechter, economista jefe de Natixis Asset Management, decía antes de la reunión que esas medidas eran muy improbables y que eso era “esperar demasiado” de la autoridad.
A pesar de esos matices, los gestores de activos han dado la bienvenida a unas medidas que apoyarán la recuperación económica y los mercados y que se mantendrán en el tiempo: “El BCE ha rebajado sus objetivos de crecimiento e inflación para 2014. Ahora que el crecimiento nominal en Europa se estima en el 1,4% no hay mucho margen para el error. Incluso con estas cifras el BCE solo ha previsto una inflación del 1,4% en 2016, aún muy por debajo del objetivo del 2%. Esto pone de manifiesto que estas medidas heterodoxas seguramente se mantengan durante bastante tiempo”, comenta Dominic Rossi, responsable de inversiones global de Renta Variable en Fidelity Worldwide Investment.
Activos de riesgo y euro
Las medidas no solo sirven para luchar contra la deflación, como indica Philip Saunders, de Investec, sino que también tienen implicaciones para los mercados centradas en dos puntos: el impulso a los activos de riesgo y el debilitamiento del euro.
Con respecto a lo primero, desde ING comentan que “aunque puede justificarse la preocupación de que el BCE actúa poco y tarde, el recorte de tipos ha impulsado las condiciones financieras de la región, favoreciendo a los mercados de renta variable”. Como el BCE ha cambiado de dirección y el crecimiento global está ganando momentum, “es muy probable que los activos con más riesgo como las acciones ganen aún más el favor de los inversores”; de ahí su sobreponderación del activo, especialmente en Europa. La bolsa reaccionaba al anuncio con subidas (el Ibex español, a un paso de los 10.900 puntos).
Desde Robeco están de acuerdo, y sobre todo destacan que las medidas beneficiarán positivamente a la deuda de alta rentabilidad y las acciones de la periferia europea, según el economista jefe Léon Cornelissen; mercados de riesgo en los que están sobreponderados (por ejemplo en su fondo de deuda europea sobreponderan renta fija de los países periféricos, según explica el gestor Olaf Penninga).
Caída del euro
La implicación más clara es también la depreciación del euro frente a otras divisas, como el dólar. Desde AXA IM, Chris Iggo, su CIO de renta fija, explicaba en una entrevista a Funds Society que el recorte de tipos ya está puesto en precio en los mercados de deuda pero valoraba positivamente una caída de la tasa de préstamo y un euro más débil para incentivar el crédito. “El BCE sigue mostrando que está dispuesto a actuar y los mercados tienen confianza en que así será, pues una lección de estos años es que hace falta una gran crisis para obtener una gran respuesta política”. El experto no prevé que de las medidas del BCE se suceda un fuerte estrechamiento de diferenciales en la renta fija, sino movimientos moderados, y cree que el gran impacto estará en el euro.
“Finalmente el BCE ha adoptado algunas medidas no ortodoxas a las que damos la bienvenida. Los mercados de divisas reflejarán diariamente si éstas funcionan. De momento vemos que el euro ya se ha debilitado y esperamos que esto continúe pues dará alivio tanto a las economías como al sector corporativo”, comentan en Fidelity. “El euro ha caído a cerca de sus mínimos en lo que va de año y los mercados de renta fija pública periférica y de crédito han subido rápidamente, lo que beneficia las posiciones en nuestras carteras, donde nos hemos posicionado para una caída del euro en relación con el dólar y una curva de rentabilidad más pronunciada”, dice Henderson.
Desde Robeco también predicen una mayor debilidad del euro y aunque no creen que las medidas basten para reducir las tendencias desinflacionistas en la eurozona, no les importa al estar en una fase de recuperación. “En el segundo trimestre veremos el crecimiento más fuerte visto en la eurozona en tres años. La deflación podría aún darse a finales de año pero, ¿a quién le importa si estamos en modo de recuperación?”. Y además, matizan que una deflación estructural no es probable pues la economía mundial está ganando fuerza.