Hace 102 años, el mundo se vio sumergido en una gran crisis producida por la llamada gripe española. Según explican desde la Biblioteca Nacional, está catalogada como «la peor gripe de la historia», ya que en un periodo muy corto de tiempo concentró una elevada mortalidad. Se estima que acabó con la vida de entre 50 y 1.000 millones de personas en todo el mundo. En España, se cree que el número de muertes ascendió hasta 300.000.
Al igual que se ha hecho en las últimas semanas, en España se desinfectaron teatros, circos, talleres o fábricas, se recomendó el uso de mascarillas, se pospusieron exámenes y se prohibieron determinadas importaciones. Sin embargo, en sus inicios, de la misma forma que se hizo con el COVID-19, se subestimó su letalidad. De hecho, según relata el microbiólogo Ignacio López-Goñi, en el diario ABC el 22 de mayo se publicó: “Los médicos han comprobado, en Madrid, la existencia de una epidemia de índole gripal, muy propagada, pero, por fortuna, de carácter leve”. Algo que demuestra que el mundo tampoco se imaginó lo que se avecinaba.
El nombre con el que se la bautizó, gripe española, incita erróneamente a ligar su origen con España. En plena Primera Guerra Mundial, los medios sufrían la censura militar y se dedicaban a difundir propaganda bélica. Sin embargo, España, la cual quedó al margen de este conflicto mundial, sí hizo eco en la prensa de la gripe y sus mortíferos efectos. Debido a que fue el primer país que comenzó a publicar información sobre la enfermedad, rápidamente adquirió el nombre por el que todo el mundo la reconoce: la gripe española.
Los efectos económicos de la gripe de 1918
Las similitudes de esta pandemia con la crisis sanitaria que está provocando el coronavirus no están siendo pasadas por alto, y muchos expertos, como, por ejemplo, Aditya Khowala, gestor de fondos de Fidelity International, considera que antes que echar la vista atrás y comparar la crisis del coronavirus con la crisis financiera de 2008 es más acertado viajar hasta 1918. Asimismo, según indica el experto, los mercados bajistas provocados por eventos como este cisne negro que estamos viviendo son los que menos meses duran de media.
Aunque los datos sobre la economía de EE.UU. en 1918 son mejores que los de la mayoría, no son lo suficientemente buenos como para permitir sacar conclusiones firmes sobre el impacto económico de la gripe española. En particular, no hay datos exhaustivos de las cuentas nacionales ni de las encuestas de hogares. Sin embargo, según un estudio de Sandy Mackenzie y Johannes Wiegand, algunos indicadores muestran que tanto la producción industrial de EE.UU. como el índice de actividad empresarial sufrió una caída en octubre de 1918, es decir, en el apogeo de la epidemia, pero luego se recuperó rápidamente. Asimismo, un estudio reciente del Departamento de Finanzas del Canadá estima que el impacto general sobre el PIB anual fue sólo del 0,4%.
Por otro lado, según recoge un estudio realizado en 2007 por la Fed de San Luis, los artículos de los periódicos de Little Rock (Arkansas) señalan que la actividad descendió entre un 40% y un 70% durante el brote, mientras que la venta minorista de productos de alimentación cayó un tercio. Para los autores, la mayoría de las pruebas indican que los efectos económicos de la pandemia de 1918 fueron de corta duración. Muchos negocios, especialmente los pertenecientes a las industrias de servicios y entretenimiento, sufrieron pérdidas de dos dígitos en ingresos, sin embargo, otros negocios que se especializaron en los productos de atención de la salud experimentaron un aumento.
Asimismo, algunas investigaciones académicas sugieren que la gripe de 1918 causó una escasez de mano de obra, algo que permitió mayores salarios (por lo menos temporalmente) para los trabajadores. A pesar de ello, los autores del informe admiten que no se puede argumentar razonablemente que este beneficio superase los costes de la tremenda pérdida de vidas y la actividad económica en general. Además, según indican, puede que la sociedad en su conjunto se recuperase rápidamente, pero las vidas de los individuos afectados por la gripe cambiaron para siempre.
Aun así, todos los expertos coinciden en que es pronto para concluir qué efectos tendrá esta pandemia en nuestra sociedad, sobre todo porque se trata de una crisis que ha tomado muchas formas, es una crisis sanitaria, social, económica e incluso política. Algunos expertos como Javier Lendines, director general de Mapfre AM, consideran que se podría poner en cuestión la estructura socio-política de muchas naciones occidentales.
¿Cómo se comportaron los mercados de renta variable?
Según relatan Pim van Vliet y Guido Baltussen, responsables de activos conservadores e inversión cuantitativa de Robeco, puesto que la gripe española coincidió parcialmente con la Primera Guerra Mundial, en los mercados de valores existía una importante preocupación por este conflicto bélico. “El mercado de valores alcanzó su pico máximo en noviembre de 1916, pero seguidamente sufrió una venta masiva que lo hizo tocar fondo un año después. Ante el alivio generado por el final de la guerra, se inició una recuperación, y fue entonces cuando se produjo la gripe española”, apuntan.
A lo largo de este período, el mercado cayó alrededor del 20%, desde su máximo hasta su mínimo, debido a los acontecimientos negativos relacionados con la Primera Guerra Mundial. “Las acciones de alto dividendo y baja volatilidad ofrecieron protección, aunque no tanto como en otras correcciones del mercado. Todas las acciones se desplazaron en paralelo, y las correlaciones aumentaron. No había sitio donde esconderse. Un poco como el reciente sell-off de marzo 2020. Posteriormente, los mercados se recuperaron, aunque con un bache en torno al primer brote de gripe española”, explican.
Los mercados se recuperaron por completo a finales de febrero de 1919. Según relatan, durante la corrección, las acciones de capitalización reducida registraron rentabilidades comparativamente inferiores, y las acciones ganadoras evolucionaron en línea con el mercado. En el subsiguiente periodo de recuperación, las acciones de capitalización reducida fueron las que ofrecieron mejores resultados.