La concienciación y la protección del medio ambiente es una realidad a la que cada vez se suman más personas. Realizar un consumo responsable, reciclar, evitar el consumo innecesario de plásticos, proteger zonas verdes y como no, cambiar a coches más respetuosos, son algunas de las prácticas más populares para cuidar nuestro planeta.
De hecho, en 2018 se vendieron en España alrededor de 12.000 coches eléctricos que supusieron casi el 1% de las matriculaciones. A pesar de que llevan un tiempo ya en el mercado, el desarrollo tecnológico experimentado por este tipo de vehículos en los últimos años y las medidas de restricción al tráfico en las grandes ciudades aplicadas a vehículos de combustión o las ayudas y facilidades que se dan para comprarlos, han provocado un incremento en la venta de estos coches, y ahora también en el mercado de segunda mano.
“Llevamos un tiempo notando que, cada vez más hay usuarios que venden su vehículo antiguo para hacerse con uno híbrido o eléctrico, y esto se está notando también en el mundo de los seminuevos donde la reducción de precio hace que la apuesta eco sea aún más factible”, afirma Jorge Alcántara, presidente de Tramicar, plataforma líder en la gestión de compraventa de un vehículo.
Pero el usuario que tenga en mente pasarse a un coche “eco” debe tener en cuenta algunos aspectos para elegir el coche que mejor encaje con su estilo de vida. Además de asumir que es fundamental contar con un punto de recarga cercano o instalarlo en el garaje, y de utilizar un sistema de carga que ofrezca más rapidez, hay tres puntos que no hay que olvidar a la hora de comprar un híbrido o eléctrico de ocasión:
La autonomía: es cierto que el mercado de ocasión se está equipando con vehículos eléctricos o híbridos a un precio tentador, pero no hay que olvidar que en los últimos años este sector ha evolucionado con baterías más potentes que incrementan su autonomía. De ahí que sea importante pensar en el uso que queremos hacer del vehículo y la capacidad de este para darnos el mejor servicio posible.
La prueba: si el coche está a punto de convertirse en la nueva adquisición, el usuario debe tener en cuenta que tiene derecho a probarlo. Normalmente, testar un vehículo de combustión requiere de más entornos para así comprobar el comportamiento en carretera, en ciudad, en autovía… pero cuando se trata de uno eléctrico o incluso híbrido, la clave está en la ciudad. Ahí se comprueba el funcionamiento y su capacidad para circular en modo eléctrico o si la batería se recarga con el sistema de frenada regenerativa, entre otras cosas.
La frenada: cuestión fundamental de seguridad y requisito imprescindible para comprobar si el anterior propietario ha tratado con cuidado el vehículo y ha realizado una conducción tranquila. Un sistema de frenada regenerativa no suele sustituirse muy a menudo, por lo que hay que asegurarse de que no hay más visitas al taller de las habituales relacionadas con su cambio o arreglo.