Las razones que han llevado a Gran Bretaña a la salida de la UE no son nuevas y los motivos que impulsan a los ciudadanos a votar a favor del Brexit se han ido gestando a lo largo de la historia, según sostiene Ian Morris, académico de la Universidad de Standford. En su último libro, Morris aplica su enfoque histórico remontándose 8.000 años atrás en la historia de Inglaterra para ofrecer a los lectores un contexto con el que entiendan los desafíos a los que el país se enfrenta hoy mientras se prepara para salir de la UE.
“Desde que el nivel del mar subió y separó a las islas británicas del viejo continente, los británicos han estado enfrentándose a numerosas cuestiones sobre su identidad y soberanía, las mismas cuestiones que en 2016 llevaron a los ingleses a votar en las urnas su permanencia o salida de la Unión Europea”, afirma Morris.
Los argumentos del Brexit
Según este experto, en los argumentos que se han puesto sobre la mesa en los debates sobre el Brexit hay cinco temas comunes: la identidad, la prosperidad, la movilidad, la seguridad y la soberanía. Estos cinco temas han estado presentes en la mayoría de las conversaciones, tanto de quienes estaban a favor del Brexit como de los que estaban en contra. «Los británicos están tratando el Brexit como un asunto moral e ideológico», destaca.
Morris señala que lo realmente sorprendente es que estas cuestiones son exactamente las mismas que los británicos se han estado formulando desde hace 2.000 años. De hecho, ya estaban presentes cuando el historiador romano Tacitus escribía a cerca de conquistar las islas en su libro «Agricola», escrito alrededor del año 98.
La obra es una biografía de su suegro, Gnaeus Julius Agricola, el general que lideró esa conquista y, según explica Morris, en uno de los pasajes Tacitus refleja cómo su suegro fue capaz de apaciguar a los británicos después de conquistarles. «Empezó a construir baños y abrió las instituciones romanas a los jefes británicos. De esta forma les dejó sentir que eran parte de este mundo mejor y más próspero gobernado por los romanos, pero aunque los británicos llamaron civilización a estas novedades, en realidad era solo una parte de su propia esclavitud. De esta forma se encontraron renunciando a su identidad y soberanía para obtener la prosperidad, la seguridad y la movilidad que proporcionaban los romanos». En opinión de Morris, los británicos llevan desde entonces cuestionándose si es un buen acuerdo renunciar a su identidad y soberanía.
La relación entre Europa y Gran Bretaña
Morris sostiene que lo que hace única a la historia de los británicos es su geografía. “Es un grupo de islas que están muy juntas, pero en realidad no están conectadas al continente europeo y antes del año 1.500 la historia británica consistía en descubrir cómo lidiar con las ideas y los invasores procedentes de Europa”.
Pero en el siglo XVII se produjo un gran cambio, ya que con los avances de la navegación el gobierno inglés fue capaz de construir una marina potente y posicionarse como una de las potencias mundiales al establecer su control sobre el Atlántico y construir el Canal de la Mancha para separarse del continente europeo. “Una declaración de intenciones respecto a la relación que querían con Europa”, asegura Morris.
De hecho, hay quien considera que Gran Bretaña está intentando repetir esta jugada y aislarse de Europa para volver a ser la primera potencia mundial. Sin embargo según el experto, el mundo ha cambiado lo suficiente como para que este aislacionismo perjudique más que beneficie a Gran Bretaña. “En el siglo XVII la geografía que una vez hizo especial a Gran Bretaña a día de hoy no importa mucho. La gran tendencia del mundo es la globalización y las políticas de aislacionismo solo perjudicarán al país en cuestión en el largo plazo”, explica.
Las lecciones que nos da la historia
En Reino Unido aún existe, según explica Morris, hay un fuerte convencimiento sobre la idea de que la identidad británica blanca está siendo atacada desde el exterior y que Gran Bretaña cedió demasiado de su soberanía a los europeos cuando se unió a la UE. “No es la primera vez que este tipo de pensamiento ha ganado fuerza en Inglaterra. Ya en el siglo XVII, los temores a que la monarquía estuviera negociando la identidad protestante con los católicos continentales fueron los principales motivos que llevaron a Inglaterra a la guerra civil”, explica Morris.
Para Morris, el asunto clave es entender cómo Gran Bretaña se interconecta con el resto de actores y cita como ejemplo cuando en el siglo V la economía de Gran Bretaña se desplomó al abandonar el Imperio Romano. “Eso sucedió porque dependía completamente del Imperio Romano para su seguridad, y una vez que se lo llevaron, el país entró en caída libre”.
Si nos trasladamos al escenario actual, la pregunta que cabe hacerse es quiénes son los socios comerciales y de seguridad de Reino Unido. «Si romper con la Unión Europea significa un colapso catastrófico en el comercio con el continente, ¿lo que obtiene a cambio es mejor que lo que pierde al retirarse?” concluye Morris.