Madrid ha sido la última gran ciudad que se ha unido a la tendencia de regular su tráfico para reducir la contaminación a través de la aplicación de distintivos. Su principal estrategia ha sido clasificar los vehículos en cinco categorías en función de lo que contaminen, vetando el acceso de los que más contaminantes a determinadas áreas y su circulación en los días en los que la calidad del aire supera los mínimos.
Sin embargo, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) advierte que al contrario de lo que señalan las etiquetas medioambientales, hay vehículos que a pesar de no contar con distintivo eco o cero emisiones, contaminan menos que otros que sí disfrutan de estas etiquetas, ya que para su concesión solo se tienen en cuenta la tecnología que usan y no el impacto real de las emisiones que producen.
OCU considera que el actual sistema de concesión de etiquetas es un sistema injusto. Primero, porque los nuevos motores de gasolina de vehículos de pequeña potencia contaminan igual o menos que muchos coches híbridos no enchufables de alta potencia. Y segundo, porque incluso contaminan menos que los híbridos enchufables de gran cilindrada, cuando estos agotan su batería, lo que sucede pasados unos 40 kilómetros.
Ocurre lo mismo con los modelos con Gas (GLP o GNC), una vez en la carretera no existe forma de comprobar si están usando estos combustibles o están funcionando con gasolina y por tanto su impacto es el mismo, o más elevado, en función de la cilindrada.
Para OCU el sistema de etiquetas ambientales supone un avance, puesto que las ventajas asociadas a ellas (como el acceso a las grandes urbes en días de alta contaminación) contribuyen a impulsar la compra de coches con motores de tecnologías más limpias, como los eléctricos o los híbridos.
Sin embargo, los precios de estos vehículos son hoy por hoy muy elevados. Un coche eléctrico cuesta de media 2.000 € más que híbrido enchufable, 10.000 € más que un híbrido no enchufable y hasta 12.500 € más que un modelo con motor gasolina equivalente. A esto hay que añadir que, aunque la pasada semana se aprobaron unas ayudas a la compra de coches eléctricos e híbridos enchufables, no siempre están disponibles, y con frecuencia se agotan rápidamente.
Ante este panorama, muchos conductores ven limitado su acceso a las grandes ciudades por no poder comprar un coche con una tecnología más limpia. OCU advierte que la incertidumbre sobre la tecnología que finalmente se impondrá, y como afectaran las restricciones de circulación a los diferentes tipos de vehículos esta provocando que muchos consumidores aplacen la sustitución de su viejo coche, lo que acrecienta los problemas de contaminación.
La organización considera que debe revisarse el sistema de concesión de etiquetas medioambientales para que estas puedan cumplir su objetivo, que no es otro que clasificar a los vehículos de acuerdo con su impacto ambiental real.
OCU ha llevado a cabo este estudio en el marco de la iniciativa #NoCuela, una propuesta con la que OCU quiere desmentir y aclarar cualquier tipo de información o rumor falso en materia de consumo.