Los más de 4.560 kilómetros que separan el municipio de Jijona (Alicante) de Laponia, en el norte de Europa, no son óbice para que los habitantes de ese territorio que se reparten los estados de Noruega, Rusia, Suecia y Finlandia incluyan el turrón en su menú.
La irrupción de internet para cerrar transacciones ha permitido a pequeñas empresas localizadas en el municipio alicantino convertirse en potentes exportadoras de este dulce asociado aquí a la Navidad, de forma que las tradicionales “tabletas” se consumen ya también con regularidad en países tan lejanos como Australia, Japón, Canadá, Qatar, Emiratos Árabes y otros 15 países de todos los continentes.
Lo sabe bien la firma Turronesydulces.com, ideada y puesta en marcha por Fabián López, un joven emprendedor que desde su sede de Jijona ha situado elaborados de turrón de multitud de marcas en estos y muchos más países, con éxito especial en el producto ecológico y en los fabricados teniendo en cuenta las intolerancias alimentarias.
Fabián empezó llevando su marca de turrón, elaborado con la fórmula de sus antepasados, a todo el mundo. El éxito fue tal que pronto empezó a recibir peticiones de otros tipos de dulces y formatos característicos de la población alicantina, por lo que adaptó el proyecto para poder atender esta demanda dando cabida a otras marcas.
Para Fabián su trabajo tiene mucho de pedagógico ya que es necesario explicar a un lapón, un japonés o un hawaiano qué es el turrón, sus componentes y propiedades.“No sabían de qué se les hablaba, pero nos marcamos como objetivo introducir ese dulce en los países más lejanos, porque no encontrábamos impedimento a que en plena era de las comunicaciones y la globalización de mercados en otros países se pudiera disfrutar de esos sabores tan peculiares y españoles al mismo tiempo”, señala.
De hecho, la tienda es el lugar al que ya han acudido cientos de emigrantes para comprar su marca preferida del dulce característicos de la navidad. Así, estos emprendedores se han convertido en el número 1 de venta de turrón por internet, y tienen a gala disponer del mayor catálogo de turrones artesanos del mundo.
Jijona y sus dulces ya no tienen barreras geográficas
La climatología tiene mucho que decir al respecto. “Si hace calor la gente no suele consumir turrón, y quizás por eso la penetración en mercados de ambiente frío es más sencilla, y además valoran que se trate de un producto que lleva siglos elaborándose de forma artesanal con fórmulas antiguas”, explica. Sin embargo, Fabián también señala que en países como Argentina, los descendientes de españoles lo consumen a pesar de allí ser verano en Navidad.
El caso es que ya atienden pedidos por chat e incluso un chatbot (canal de atención al cliente automatizado), lo que permite que su tienda esté operativa las 24 horas. “Existen muchos automatismos que hacen más escalables las operaciones. A veces me llaman pensando que somos 30 o 100, pero somos muchos menos”, dice.
Bisnieto, nieto e hijo de turroneros, como ingeniero de telecomunicaciones es un apasionado de las posibilidades de internet y las nuevas tecnologías, por lo que ha conjugado en este proyecto sus dos pasiones.
Calidad y dedicación para ser competitivo
Lo que en su momento fue una oportunidad, ser pionero la venta online, hoy en día se ha convertido en un mundo muy competitivo. Su historia de éxito demuestra, sin embargo, que es posible competir también con los grandes marketplaces con mucha personalización, implementaciones técnicas continuas y trabajando los domingos. “Además, tal como reza el refrán, si no puedes luchar contra ellos, únete”, explica. Es lo que ocurre, por ejemplo, con Amazon.
La constante actualización de la información y la organización de producto para que el cliente encuentre lo que demanda es otra de las claves. Sellos de confianza online, consejos reguladores, certificados y tablas nutricionales juegan un papel fundamental en un mercado donde impera la moda vegana y saludable, por lo que cada vez demanda más productos ecológicos, sin aditivos o libres de alérgenos.
Detrás de este éxito, una forma de vida traspasada de generación en generación. Lo que Fabián denomina el ‘lifestyle’ turronero. “Este negocio te atrapa, porque ver cómo la gente disfruta de un producto que se elabora desde hace tantos años en tu familia y que viene de fórmulas antiguas te hace sacar fuerzas de donde no las hay para entregar donde sea necesario o a tiempo el turrón preferido de cada persona o que quiere regalas a sus seres queridos”, concluye.