Hace escasas semanas se han cumplido diez años del que se considera el inicio de la gran crisis económica (2008-2018). Sus efectos llegaron a todos los ámbitos, con un gran impacto en el consumo, lo que posteriormente generó el nacimiento de un nuevo tipo de consumidor.
El balance de esta década muestra que la tarjeta de crédito ha tenido un papel muy relevante en dicho período, como herramienta para ayudar a los usuarios con menos capacidad de llegar a fin de mes a sortear algunos efectos de la crisis. Además, este medio de pago ha evolucionado condicionado por los hábitos del consumidor poscrisis.
Según el III Informe bankintercard, elaborado por Bankinter Consumer Finance a partir de estadísticas de más un millón de usuarios de sus tarjetas de crédito, en estos diez años el gasto medio anual por cliente con tarjeta ha experimentado una tendencia creciente, partiendo de 2.506,03 euros de gasto medio anual por persona en 2008, a una previsión de consumo medio con tarjeta para 2018 de unos 3.156,47 euros anuales, lo que se sitúa en 650,44 euros de diferencia, un 26% más respecto a 2008.
Alfonso Saez, consejero-director general de Bankinter Consumer Finance, ha destacado que “la crisis ocasionó un retroceso de la actividad empresarial y un efecto innegable en las economías familiares en un contexto de incertidumbre general. Todos, empresas y familias, hemos extraído enseñanzas de este periodo que, finalmente ha propiciado un cambio de paradigma. Hoy los ciudadanos consumen de forma diferente, como se refleja tanto en la frecuencia con la que usan la tarjeta de crédito como en los importes que destinan a cada compra”.
La tarjeta de crédito se consolida durante la época de crisis y poscrisis
Como resumen, los españoles pagan ahora más a menudo con tarjeta que hace diez años, aunque por importes cada vez menores. Según el informe, de los 32,2 movimientos al año por persona en 2008 se ha pasado a los 48,3 previstos para 2018. Sin embargo, el importe medio de cada compra ha descendido desde los 77,90 euros de 2008 a los 65,40 euros previstos para este año.
Estos datos demuestran que la tarjeta de crédito ya está claramente consolidada como parte de los hábitos de los consumidores y para compras más cotidianas. Su evolución sigue en línea ascendente.
El nuevo “consumidor inteligente”
Consumimos de forma diferente. Los años de crisis han generado en los ciudadanos un enfoque diferente sobre el consumo. Nos encontramos ante un nuevo consumidor, el “consumidor inteligente”: más reflexivo y menos impulsivo, que dispone de más canales y avances tecnológicos a su alcance para buscar una oferta más amplia y de carácter global, que está más informado y lee las recomendaciones de otros consumidores que ejercen como prescriptores. Además, espera a los periodos de rebajas y fechas clave con descuentos, como el Black Friday o el Cibermonday para obtener lo que quiere al mejor precio posible y, por lo tanto, con un menor gasto y un pago más flexible.
Comercio electrónico y nuevas tecnologías en los medios de pago
La tarjeta de crédito es uno de los elementos que ha favorecido la expansión del comercio electrónico. Según el III Informe bankintercard, los consumidores online han pasado de realizar 8,1 movimientos de media con tarjeta de crédito en Internet en 2013, con un gasto medio de 268 euros, a los 14 estimados para 2018, con un gasto medio de 866 euros, lo que supone un aumento del 73% del número de movimientos en un periodo de solo seis años.
El uso de la tarjeta de crédito ha venido acompañado de la incorporación de avances tecnológicos. Sin duda el sistema de pago que está triunfando en los últimos años es el contactless. Desde noviembre de 2017 es el método más utilizado para el pago con tarjeta, representando cerca del 55% del total de las transacciones.
Por su parte, los pagos a través del móvil, constituyen el sistema para abonar compras de más reciente implantación, wallet, con un uso, como constata el informe, cada vez mayor. De hecho, ya suponen el 2,4% del total de los pagos en 2018. Otros sistemas de pago que están cobrando creciente importancia son las soluciones de pagos inmediatos, como es el caso de Bizum, cuyo importe promedio de transferencia es de 53,3 euros desde su lanzamiento en octubre de 2016.