¿Por qué, si todos los trabajadores están sujetos a la enfermedad y a la jubilación, solo se les obliga a cotizar cuando tienen un trabajo formal?
Con esta pregunta ha iniciado Santiago Levy, vicepresidente de Sectores y Conocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la ponencia dedicada a la informalidad de los sistemas de retiro en el Seminario FIAP-AAFP que se celebra esta semana en Cusco, Perú.
Ahora, el 50% de los trabajadores en América Latina no tienen cobertura. Según las previsiones del BID, la situación en 2050 habrá mejorado un poco, pero seguirá existiendo un porcentaje muy alto de trabajadores que no estarán cubiertos.
Los sistemas previsionales deberían financiarse con impuestos sobre el consumo, u otros impuestos generales
Para Levy, los sistemas “contributivos” no están funcionando puesto que la participación es muy baja. Según va envejeciendo la población se van a generar mayores costes sociales para las familias, que tendrán que cuidar de sus mayores. La realidad es que los sistemas de contribución individual frente a los de reparto, fruto de las reformas que se han llevado a cabo en los últimos veinte años, no han supuesto una mejora importante en la cobertura. En conjunto, las reformas más recientes están llevando a los sistemas “no contributivos” de cobertura a aumentar su presencia en la región, representando actualmente de media un 0,4% del PIB. “Por supuesto, no existe tal cosa como una pensión no contributiva”, puntualizó Levy, “o bien viene de impuestos sobre el salario, o bien vía impuestos generales (al petróleo, al cobre, etc)”.
Mirando al futuro
Para Levy la agenda de reformas pensionarias desde el punto de vista fiscal está todavía coja en América Latina. “Se esta produciendo una rápida expansión de los sistemas no contributivos, de facto generando otro sistema de reparto en toda la región, pero sin contribuciones y con una institucionalidad diferente a la de los sistemas contributivos”. Problemas similares se presentan ante el aseguramiento de los sistemas de salud.
La región está creando dos sistemas paralelos de aseguramiento social: contributivo y no contributivo, y empaquetando cada vez más la salud y las pensiones en los no contributivos. Así, según Levy, “se está subsidiando cada vez más la informalidad, aumentándose cada vez más los impuestos sobre la formalidad y por tanto, afectando al crecimiento económico global”.
“Con la estructura actual veo sumamente improbable que los sistemas contributivos resuelvan los problemas de cobertura y baja densidad de contribución, tampoco que el status quo se mantenga”. Volviendo a la pregunta inicial, Levy concluyó diciendo que se debería afrontarse una reforma integral del sistema, considerando si los sistemas previsionales deberían financiarse con impuestos sobre el consumo, u otros impuestos generales, más universales, en consonancia con las necesidades pensionales y de salud de los trabajadores.