Según una nueva publicación de The Boston Consulting Group (BCG) y MassChallenge, red mundial de aceleradores de startups, las empresas fundadas por mujeres reciben mucha menos financiación inicial que las empresas constituidas por hombres. Sin embargo, las startups fundadas y cofundadas por mujeres en realidad funcionan mejor en términos de los ingresos que generan.
“Jugamos los unos para los otros”
Trabajar de forma cooperativa fue la filosofía guio al equipo nacional de fútbol femenino en EE.UU. de la década de los 90 que ganó la primera Copa Mundial Femenina en 1991 y la primera medalla de oro otorgada a un equipo femenino de fútbol en los Juegos Olímpicos de 1996. Concluyó la década derrotando a China en la emocionante final de la Copa Mundial de 1999.
El equipo alcanzó un notable récord de 155 victorias, 21 derrotas y 9 empates. «Queríamos dominar, aplastar a cada rival en cada minuto de cada juego, individualmente y como equipo», dijo Michelle Akers, una de las estrellas.
El equipo destacó no solo por sus victorias, sino porque redefinió el papel de las mujeres en el deporte luchando por la igualdad de género, la igualdad salarial y por la reputación del fútbol femenino. Voluntariamente se sometieron a intensas sesiones de entrenamiento para alcanzar esos objetivos.
«Se les puede atribuir nada menos que constituyeron el fútbol femenino como un deporte internacional», escribió Sally Jenkins en The Washington Post.
Esta filosofía de «jugar por los demás» es la que impera en las organizaciones efectivas. En estas instituciones, las personas cooperan: buscan el éxito grupal sobre el logro individual y consiguen más que la suma de sus logros individuales. Desafortunadamente, esto ocurre con poca frecuencia porque pocas organizaciones están diseñadas para promover la cooperación.
Elegimos los equipos deportivos como el ejemplo para mostrar cómo otras organizaciones pueden promover la cooperación y mejorar el rendimiento gracias a las reglas de los deportes y los resultados binarios.
El reto al que se enfrentan las organizaciones
La mayoría de las empresas y organizaciones no llegan a su máximo potencial, e incluso cuando lo consiguen, no se esfuerzan por mantener ese nivel de rendimiento, especialmente en la actualidad. Realidad que se ha demostrado empíricamente a través del estudio de la esperanza de vida de las empresas y de su tasa de volatilidad creciente.
Las organizaciones de alto rendimiento están llenas de actividad, emoción y posibilidad. Los equipos trabajan juntos y cooperan para alcanzar objetivos comunes. Pero en muchas organizaciones, el letargo es palpable. Las personas están motivadas, no solo en el trabajo, sino que aplican su talento en sus hobbies y trabajos voluntarios, o con su familia y amigos.
Un enfoque más simple e inteligente
Thomas Edison dijo una vez que el genio es 1% de inspiración y 99% de transpiración. Cuando la cooperación, la inspiración y la transpiración se unen, como sucedió en los laboratorios de Edison y con el equipo de fútbol femenino de los Estados Unidos en la década de 1990, suceden grandes cosas.
Las personas, los equipos y las unidades organizativas completas deben trabajar juntas, ya que pocos de los complejos problemas actuales pueden ser resueltos por individuos que actúen de forma independiente.
Los deportes y los negocios son actividades diferentes, y las metáforas que intentan conectar las dos son a menudo artificiales. Hay una alegría y compañerismo en los deportes que es difícil de encontrar en los negocios. Una implica juego; el otro, trabajo. Sin embargo, la cooperación es esencial, y de igual manera, en ambas actividades.
En un momento en que las ventajas estructurales de las empresas y de industrias enteras están disminuyendo debido a la disrupción digital, entre muchas cosas, los líderes aún pueden confiar en lo que dicen ser su activo más valioso: su gente. No al dirigirlos o controlarlos, sino al potenciar sus talentos latentes. Esa es, en última instancia, la lección del equipo de fútbol femenino de EE.UU. de los años noventa.