La opinión pública y la legislación con respecto al cannabis ha cambiado de forma notable en los últimos 20 años. En 1991, ningún estadounidense vivía en estados con leyes que permitieran el uso con fines medicinales de la marihuana, mientras que, en 2012, más de un tercio de los estadounidenses vivía en estados que lo permitían y cada vez son menos los que ven el consumo de cannabis como un riesgo.
Sin embargo, estudios recientes han empezado a revelar las consecuencias de estas leyes más permisivas. Según una investigación de la Escuela de Salud Pública Mailman y del Centro Médico de la Universidad de Columbia, el uso ilícito de cannabis y los trastornos por su consumo han aumentado a un ritmo mayor en aquellos estados que han aprobado su uso con fines medicinales que en el resto.
Los investigadores han utilizado datos de tres encuestas nacionales y, en general, entre 1991-1992 y 2012-2013, el consumo de cannabis ilícito aumentó significativamente más en los estados que aprobaron leyes que permiten el uso medicinal de la marihuana que en otros estados, al igual que los trastornos por consumo de cannabis. En particular, entre 2001-2002 y 2012-2013, los aumentos en el uso variaron un 3,5% en los estados sin leyes de marihuana medicinal a un 7% en Colorado, donde sí se permite. Las tasas de aumento del trastorno por consumo de cannabis siguieron patrones similares.
«Las leyes de marihuana medicinal pueden beneficiar a algunos con problemas médicos. Sin embargo, cambiar las leyes estatales, médicas o recreativas, también puede tener consecuencias adversas para la salud pública, incluidos los trastornos por consumo de cannabis», afirma Deborah Hasin, profesora asociada de Epidemiología en el Escuela de Salud Pública de Mailman y en el departamento de psiquiatría del Columbia University Medical Center. «Una interpretación prudente de nuestros resultados es que los profesionales y el público deben ser educados en los riesgos del consumo de cannabis y los beneficios del tratamiento, y se deben proporcionar servicios de prevención / intervención para los trastornos del cannabis».
Condiciones para su consumo recreativo
En cuanto a la legalización del cultivo y el comercio de marihuana para uso recreativo, otra investigación concluye que es permisible sobre la base de las obligaciones de los Estados en materia de derechos humanos.
Según la investigación “International recht en cannabis II” realizada por Piet Hein van Kempen y Masha Fedorova de la Universidad de Radboud en Nijmegen (Países Bajos), las condiciones principales para la legalización regulada son, por lo tanto, la protección de los derechos humanos y que el Estado demuestre que la legalización regulada del cultivo y el comercio de cannabis redundará en una protección más efectiva de los mismos. Además, esta legalización debe tener el suficiente respaldo público por lo que la investigación sugiere que debe decidirse a través de un proceso democrático a nivel nacional.
Por otra parte, debe existir un sistema que impida que los países extranjeros se vean perjudicados por esta medida. La investigación concluye que, el Estado debe desalentar activamente el consumo de cannabis.
Una industria floreciente en EE.UU.
La legalización de la marihuana en algunos estados de EE.UU. está configurando una industria capaz de competir con las más grandes corporaciones en términos de ventas. Solo en Colorado, los ingresos por ventas han alcanzado los 1.000 millones de dólares y para 2020 se estima que las ventas legales de marihuana en todo el país generen más ingresos anuales que la National Football League.
Sin embargo, hay un aspecto de esta floreciente industria de lo que se habla más bien poco y es su impacto medio ambiental. Según los investigadores William Vizuete, de la Universidad de Carolina del Norte, y Kirsti Ashworth, de la Universidad de Lancaster, la expansión del cultivo conlleva serios efectos ambientales.
Los investigadores señalan que el cannabis es un cultivo que requiere altas temperaturas (25-30 ºC), luz fuerte, suelo muy fértil y gran cantidad de agua, casi el doble que los viñedos. Esta demanda excesiva de agua y energía junto a la contaminación local del agua, el aire y el suelo son sus principales riesgos.
Otro estudio realizado sobre cultivos ilegales al aire libre en el norte de California reveló que las tasas de extracción de agua de los arroyos amenazaban los ecosistemas acuáticos. Los altos niveles de nutrientes necesarios para el crecimiento, así como los pesticidas, herbicidas y fungicidas utilizados contribuyen a dañar aún más la vida silvestre acuática.
En cuanto al cultivo en interiores tiene unos requisitos de energía que se estima sean similares a los de los centros de datos masivos de Google. Hasta el momento, no se han recopilado datos significativos sobre los impactos de la contaminación del aire en la salud pública de los trabajadores dentro de estas instalaciones o la degradación de la calidad del aire exterior debido a las emisiones producidas por la producción de marihuana a escala industrial.
Referencias:
– K. Ashworth, W. Vizuete. High Time to Assess the Environmental Impacts of Cannabis Cultivation. Environmental Science & Technology, 2017
– Melanie M. Wall, PhD et al. US Adult Illicit Cannabis Use, Cannabis Use Disorder, and Medical Marijuana Laws: 1991-1992 to 2012-2013. JAMA Psychiatry, April 2017
– Radboud University. «International law allows for the legalization of cannabis» ScienceDaily. ScienceDaily, 30 May 2016