Todos sabemos que nuestro cuerpo utiliza el sistema inmunitario para protegerse de las infecciones, pero ¿sabíamos que ese mismo sistema inmunitario que combate un resfriado invernal puede servir para curar el cáncer? Esa es la base teórica de los denominados fármacos inmunoncológicos, como Keytruda de Merck & Co Inc y Opdivo de Bristol-Myers Squibb. Estos medicamentos, cuyas ventas arrasan en el mercado, han cambiado los fundamentos del tratamiento contra el cáncer.
A diferencia de las quimioterapias tradicionales, que suelen dañar directamente las células y causar efectos secundarios considerables, los fármacos inmunoncológicos atacan indirectamente a las células tumorales al estimular los linfocitos citolíticos, un tipo de célula inmunitaria que puede reconocer y destruir células anormales. Sin embargo, aunque los efectos terapéuticos de estos fármacos, que pueden extenderse muchos años, son más duraderos que los de otros tipos de terapias contra el cáncer, una proporción significativa de pacientes todavía no responde a ellos por diversas razones.
La procedencia de uno de los posibles culpables de la resistencia a la inmunoterapia es bastante sorprendente: el metabolismo de los aminoácidos. El descubrimiento del metabolismo anómalo de las células cancerosas se produjo hace casi un siglo. En 1929, el fisiólogo y doctor alemán Otto Heinrich Warburg lo puso de relieve, y más adelante consiguió el Premio Nobel por este trabajo. Los avances más recientes en nuestras investigaciones sobre la función del metabolismo y sus efectos en el sistema inmunitario nos llevaron a descubrir que las disminuciones en el nivel de un aminoácido, el triptófano, en un tumor pueden originar la activación de los linfocitos T reguladores, un tipo de célula inmunitaria que inhibe la actividad de los linfocitos citolíticos.
Por lo tanto, los investigadores formularon la hipótesis de que la inhibición de una enzima llamada IDO, que degrada el triptófano en las inmediaciones de las neoplasias, podría ayudar a aumentar las tasas de respuesta a la inmunoterapia. Médicos e inversores de todo el mundo habían esperado con impaciencia los resultados de los ensayos clínicos con epacadostat, el inhibidor de la IDO más avanzado en período de desarrollo descubierto por la empresa estadounidense de biotecnología Incyte Corp. Y, efectivamente, los resultados presentados en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica a principios de este mes no decepcionaron a nadie.
El epacadostat fue capaz de mejorar las tasas de respuesta en una amplia variedad de neoplasias, incluidos ciertos tipos de tumores de pulmón y piel, en comparación con los resultados obtenidos con Keytruda y Opdivo a lo largo de la historia. Sin embargo, todavía se puede mejorar. Partiendo de la observación de que la privación del aminoácido arginina en los tumores también puede reducir la actividad de los linfocitos T, Incyte está llevando acabo ensayos clínicos preliminares para evaluar si la inhibición de la enzima arginasa (que degrada la arginina) podría también mejorar los resultados de la inmunoterapia.
Asimismo, se espera que en el futuro se evalúe la acción de los inhibidores de la IDO y la arginasa en combinación. Dados los resultados sobresalientes observados con el epacadostat, estamos convencidos de que las ventas de este fármaco podrían alcanzar niveles estratosféricos en el futuro. Además, esperamos con impaciencia los resultados de los ensayos clínicos sobre las moléculas que modulan las vías metabólicas para mejorar las respuestas clínicas a la inmunoterapia. Cada una de ellas ofrece nuevas esperanzas a los pacientes con cáncer y oportunidades atractivas a los inversores.
Los autores de esta tribuna son Tasuku Kitada y Servaas Michielssens, investigadores principales en el sector de la biotecnología y Rudi Van Den Eynde, responsable de renta variable global temática de Candriam Investors Group