Con la investidura de Donald Trump, la economía mundial se adentra en una nueva era que bien podría suponer el fin de la globalización. Te enviamos el informe que el banco Credit Suisse distribuirá hoy a los asistentes al Foro Económico Mundial de Davos
En un informe que distribuirá a los asistentes del WEF en «Davos Getting over Globalization» (Más allá de la globalización) el Credit Suisse Research Institute describe cómo la economía mundial se dirige hacia un panorama de multipolaridad, cuya estabilidad dependerá del establecimiento temprano de instituciones y normas adecuadas. Aunque se destacan varios riesgos, como el auge del proteccionismo, las guerras de divisas y los conflictos geopolíticos, el informe concluye que, en lugar de frenar en seco la globalización, existen medidas que pueden adoptarse para generar un contexto más equilibrado.
Michael O’Sullivan, director de inversiones en el departamento de banca privada y gestión de patrimonios de Credit Suisse, señala : «La globalización es la fuerza económica más poderosa de los últimos setenta años, pero 2016 podría pasar a la historia como el funesto año en el que la globalización, tal y como la conocemos, llegó a su fin»
Diez factores que debemos tener en cuenta en 2017
Si 2016 ha sido el año en el que la globalización se «desmoronó», 2017 protagonizará el auge de un mundo más multipolar y representará una amenaza para el comercio mundial. El informe del CSRI pone de relieve diez cuestiones que debemos seguir de cerca en este contexto:
· El estado del comercio: dado que actualmente parece improbable que se ratifique el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) entre EE. UU., Japón y varios países asiáticos o el Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre EE. UU. y la UE, a lo que se unen las crecientes medidas de restricción comercial, el ritmo y estado del comercio constituye quizá la principal variable que se debe vigilar.
· Endeudamiento: los tipos de interés en niveles cercanos a cero y negativos suponían que el mundo podía ignorar la situación de la deuda e incluso, en muchos casos, continuar aumentándola. Pero los tipos están empezando a subir, lo que podría aumentar la presión sobre algunos países y empresas. El Banco de Pagos Internacionales advierte, y con razón, de que los niveles de endeudamiento a escala mundial se sitúan ahora en un nivel más elevado que el registrado en 2007.
· Inmigración: la inmigración es tal vez el asunto político más candente en Europa y fue uno de los principales motivos por los que muchos ciudadanos británicos votaron a favor del brexit. La UE necesita un plan para abordar la inmigración que reúna el consenso de todos sus miembros, a fin de que esta cuestión deje de constituir una fuente de polémica en la esfera política.
· ¿Cuándo se producirá la siguiente recesión? podría decirse que, en los últimos siete años, los mercados han descontado alrededor de cuatro recesiones. Los ingentes niveles de endeudamiento de China y los reducidos márgenes corporativos, junto con el repunte de la recuperación estadounidense, hacen pensar que la siguiente recesión natural no puede estar muy lejos.
· Tensión geopolítica: confrontación militar por accidente o planificada: los analistas mencionan habitualmente el Mar del Sur de China como el posible escenario de una confrontación entre grandes potencias, aunque con el agravamiento de la guerra de Siria, existen otras regiones que podrían desencadenar un conflicto militar.
· Ataques encubiertos o ciberguerra: aunque en la actualidad los ciberataques contra empresas son algo habitual, por motivos evidentes se habla menos de los ataques que algunos Estados llevan a cabo sobre otros. Podría ser una mera cuestión de tiempo que uno de ellos provoque daños serios o desencadene una respuesta contundente.
· Incidente de un banco central: una medida de política monetaria podría generar una pérdida de credibilidad de un banco central: imaginemos, por ejemplo, que el Banco de Japón intentara por todos los medios hacer subir la inflación, y el yen comenzara a apreciarse.
· Agotamiento ante el consumismo: el consumismo es una de las señas de identidad de la globalización, especialmente ahora en muchos mercados emergentes. Sin embargo, las difíciles condiciones de los mercados laborales de muchos países (en 2015, los consumidores de Rusia, Sudáfrica y Turquía eran pesimistas o menos optimistas respecto de sus perspectivas de ingresos), las crecientes desigualdades en términos de riqueza y, por supuesto, el retroceso de las clases medias podrían reducir el aliciente que ofrecen los estilos de vida ambiciosos y el bienestar material.
· Acentuación de la multipolaridad jurisdiccional: podría ser que algunos países, amparados en la comodidad que les confiere su estatus de potencia económica o geopolítica, sientan que pueden permitirse ignorar las legislaciones internacionales. Así, habría distintas regiones que optarían cada vez más por su «propia forma de hacer las cosas», en detrimento del comercio y, posiblemente, de los derechos humanos.
· Fenómenos climáticos: el cambio climático constituye un importante componente de la globalización, tanto por el efecto que esta ha tenido sobre el clima como por las soluciones (normativas y tecnológicas) que se han diseñado para intentar revertir su desarrollo. 2016 ha sido el año más cálido del que se tiene constancia hasta la fecha y, si esto se repitiera en 2017, muchas granjas y cadenas de suministro de alimentos tendrían problemas e incluso se podrían desatar crisis humanitarias.