Un 43% de los europeos no está ahorrando para su jubilación. Así se desprende de una encuesta llevada a cabo por Insurance Europe para averiguar cómo la población se está preparando financieramente para la jubilación y qué espera de sus pensiones. Aunque casi dos tercios de ellos dijeron que estaban interesados en ahorrar, un preocupante 42% afirma que no puede permitírselo. Las mujeres, los jóvenes y las personas con menos educación son las que menos ahorran.
“Estos resultados muestran claramente que existe una necesidad apremiante de concienciar sobre la necesidad de ahorrar para la jubilación y de mejorar los niveles de conocimientos financieros para que las personas puedan tomar las decisiones más adecuadas a sus circunstancias”, señala Juan Fernández Palacios, Vice-chair, personal insurance committee, Insurance Europe, CEO, Mapfre Vida, Spain.
Respecto a las prioridades en materia de pensiones, la cuestión de la seguridad de dónde y cómo se invierten sus ahorros era la primera de la lista, con el 60% de las personas citándola como la consideración más importante.
Las siguientes tres prioridades más importantes para los participantes en la encuesta fueron la flexibilidad (en términos de aumento, disminución o congelación de las aportaciones a las pensiones), la sucesión (tener la capacidad de dejar las pensiones a los descendientes de manera eficiente desde el punto de vista fiscal) y la liquidez (poder transferir o acceder a los saldos de las pensiones).
La desgravación fiscal fue una prioridad para el 28% de las personas encuestadas, lo que, para Donal Ruane (Mapfre), pone de relieve la necesidad de que los gobiernos europeos promulguen una legislación favorable a las pensiones que incite a los ciudadanos a suscribir pensiones privadas complementarias, contribuyendo a aliviar la presión sobre el gasto público en pensiones. (El gasto en pensiones equivalía al 12,8% del PIB total de la UE en 2015, y se prevé que aumente considerablemente a medida que nuestros ciudadanos de edad avanzada vivan más tiempo).
Curiosamente, el rendimiento de las inversiones solo fue considerado prioritario por el 14% de la población encuestada. “Teniendo en cuenta que cuanto mejor sea el rendimiento, más dinero disponible tendremos en nuestra vejez, hay motivos para sugerir que la verdadera razón del bajo rendimiento de las inversiones en la lista de prioridades de las pensiones es, de hecho, una falta fundamental de comprensión de la forma en que los fondos de pensiones son gestionados en nombre de los inversores, lo que pone de relieve una vez más la necesidad de realizar un esfuerzo concertado para impulsar los niveles de conocimientos financieros”, explica Ruane (Mapfre).
En el extremo inferior de la escala de prioridades se encontraban las inversiones sostenibles —que sin duda cobrarán mayor importancia en los próximos años a medida que los fondos de inversión ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) sigan ganando visibilidad— y la portabilidad o capacidad de transferir los ahorros entre los países miembros.
Estas prioridades se ven afectadas por circunstancias individuales, como la edad, la situación laboral o el género. “Así pues, la encuesta confirma la necesidad de que las políticas de pensiones se centren en el consumidor y se basen en pruebas de las demandas y necesidades de los usuarios”, expresa Fernández Palacios.
Otro de los datos que facilita la encuesta y que ha destacado Fernández es que las respuestas de las personas sobre la forma en que preferían recibir sus ahorros para la jubilación variaban según si se les daban proyecciones de las cantidades que probablemente recibirían. Sin proyecciones, la gente prefería las rentas vitalicias a los retiros flexibles o a las sumas totales, mientras que con proyecciones había una división equitativa entre los que elegían las rentas vitalicias y las sumas totales. En general, la encuesta confirmó la diversidad inherente al ahorro para la jubilación en toda Europa.
“Las pensiones adoptan diversas formas y están influidas por una amplia gama de factores. Por consiguiente, no existe un enfoque único que aborde todos los desafíos. Se necesita un esfuerzo combinado de los responsables políticos nacionales y de la UE si se quiere que los ciudadanos europeos disfruten de una jubilación financieramente segura”, señala.