Rafael Doménech, responsable de análisis económico de BBVA Research, y José Antonio Herce, presidente del foro de expertos del Instituto BBVA de pensiones, han reflexionado acerca de los efectos que tendrá en las pensiones la pandemia del coronavirus. Una crisis que tachan de histórica y que indudablemente salpicará al sistema de pensiones públicas español, “termómetro de nuestra sociedad y economía”, según ha asegurado Doménech en un encuentro digital.
El experto ha descrito los efectos económicos de la pandemia admitiendo que puede ser la más intensa que hemos vivido desde el final de la Guerra Mundial. Doménech ha justificado su visión aportando datos como la caída del PIB, que podría desplomarse por encima de un 10% o una caída de la actividad entre el 20 y 25%.
En este sentido, Doménech considera que, si la crisis tendrá impactos profundos en la economía, las pensiones no saldrán ilesas. “Sobre todo, se verá afectado por el déficit de ingresos por cotizaciones. Los últimos datos indican que en 2019 España ya cerró con un déficit cercano a los 18.000 millones (1,4% del PIB) y en 2020 aumentará como consecuencia de la crisis”, señala.
Según el experto, los ingresos del sistema de pensiones se mueven en línea a como lo hace el PIB. “Si el PIB cae un 10% las pensiones también, el gasto público aumenta, al igual que el número de nuevos pensionistas y la tasa de sustitución”. En este sentido, Doménech, prevé que “sin duda”, estos gastos al alza e ingresos a la baja ampliarán un déficit que ya era importante.
Sin embargo, esta situación, según aclara, no es consecuencia directa de la crisis, ya que el sistema ya tenía ciertos problemas estructurales consecuencia del aumento de la esperanza de vida, la jubilación del baby boom y las nuevas pensiones que entran con un gran desequilibrio actuarial (el valor presente que recibe un pensionista a lo largo de su esperanza de vida es superior a todo lo que ha cotizado) que sobrepasa el 30%.
De hecho, según ha indicado Herce: “Las pensiones tal y como están pagadas hoy no se podrán pagar y tenemos que hacer algo para que sean sostenibles”.
¿Qué podemos hacer?
Para Doménech, lo primero que hay que hacer es proteger el tejido productivo, evitar que la crisis de lugar a paro estructural, caída de las renta e incrementos de la desigualdad. “Para ello, hay que hacer una combinación de medidas sanitarias y económicas para vivir con el COVID. Desde lo económico dar certidumbre”, recomienda.
Respecto a acciones específicas, ambos expertos apuestan por reformas de gran calado que se implementen de forma gradual.
Según reivindica Doménech, tenemos que tratar de adoptar soluciones permanentes, que impliquen cambios estructurales. Para ello, considera que hay que trabajar en varias direcciones. En primer lugar, cree que, para cualquier trabajador, las pensiones deben calcularse sobre toda la carrera laboral. “A lo largo de carreras muy amplias tendremos crisis económicas, lagunas de cotización, pero en promedio esto se compensa cuando consideramos toda la carrera”, explica.
Asimismo, el experto considera que debemos aspirar a que el sistema de pensiones sea un sistema único y general para todos los trabajadores independientemente de si trabajan por cuenta propia, ajena o a tiempo parcial.
Por último, Doménech, que ha señalado que ya deberíamos estar diseñando el sistema de pensiones de 2030, ha hablado sobre la posibilidad de implementar un sistema de reparto sobre cuentas nocionales o individuales.
Está formula que países como Suecia han adoptado de forma exitosa, permite que la pensión de cada uno se calcule en función del conjunto de aportaciones a la seguridad social que ha hecho a lo largo de su carrera y en función de la esperanza media de vida que haya en el país.
Una recomendación que justifica aportando argumentos como que se trata de un sistema transparente, sencillo, homogéneo, que garantiza el equilibrio actuarial y financiero y permite, gracias a la información que da, saber la pensión a la que se va a tener derecho en el futuro. “De esta forma, las personas pueden ir adaptando su comportamiento y decidir qué trabajos coger y hasta qué edad seguirán trabajando”, añade.
Respecto a los últimos anuncios de Escrivá de trasladar los beneficios de los planes individuales a los de empresa, Herce ha señalado que lo considera “innecesario”. “Los planes de empleo ya tienen su tratamiento fiscal y quitarles la deducibilidad a los planes individuales significa dejar a los autónomos sin un apoyo”.
Sin embargo, sí ha insistido en la necesidad de reforzar el segundo pilar, el de la previsión empresarial. En este sentido, ha invitado a aprender de las medidas que de forma exitosa ya han aplicado otros países como, por ejemplo, el automatic enrollment de Reino Unido.
En este sentido, Herce ha animado a reflexionar acerca del futuro que queremos. “Queremos sistemas de pensiones, sostenibles, suficientes y que cubran las contingencias nuevas. Prolonguemos más nuestra vida laboral, un recurso valioso es el tiempo que se esconde detrás de las cuatro horas que cada día añadimos a nuestra esperanza de vida. Nuestro futuro como jubilados tiene que estar basado en un pasado como trabajadores más intenso que el actual, hagamos que la gente trabaje a gusto, hagamos que los trabajos del futuro sean tan buenos que nadie quiera jubilarse y tengamos que abolir el sistema de pensiones”, ha concluido.