La crisis sanitaria y económica ha provocado que un elevado número de empresas hayan aplicado ERTES a casi cuatro millones de empleados para controlar los gastos derivados de la falta de producción. Sin embargo, es una medida temporal y en este contexto, los planes de rentas o planes de prejubilación se plantean como una solución muy eficaz y menos agresiva para llevar a cabo los necesarios reajustes de fuerza laboral que necesita la recuperación económica. Este sistema, conocido y utilizado por muchas empresas españolas desde hace años, permite desvincular aquellos empleados de mayor edad para dar cabida a la entrada de nuevo talento joven y más digitalizado.
Esta tendencia fue destacada por Gloria Villar, directora del área laboral de Mercer, y Rosa Farré, consultora del área de previsión social de Mercer, durante lapresentación de los resultados de su Estudio de Mercado sobre Desvinculaciones 2020; un estudio que se realiza desde el año 2012 y que analiza 113 procesos de reestructuración llevados a cabo por 87 empresas del tejido empresarial español en los que ha intervenido Mercer y que se han gestionado mediante un plan de rentas. Las ponentes afirmaron que las prejubilaciones son una solución idónea para hacer frente a la reestructuración tras el COVID-19 y gestionar los empleados que no puedan ser reincorporados.
La mayor ventaja de la prejubilación es que se trata de una medida no traumática que permite rejuvenecer plantillas. Cada vez más las empresas necesitan instrumentos para adaptar las plantillas a las necesidades del negocio y de forma rápida y poder retener talento. Además, permite amortizar puestos de trabajo como consecuencia del proceso de digitalización y robotización.
“La percepción entre un empleado despedido o prejubilado es muy distinta, la segunda supone un premio de la empresa al empleado al que le reconoce su compromiso durante todos los años de trabajo” argumenta Rosa Farré.
En este sentido, muchas de las empresas que hasta ahora han aplicado medidas de jubilación parcial a trabajadores mayores de 61 años se están decantando por este otro mecanismo debido a las modificaciones legislativas que han ido penalizando su uso. Por esta razón, ha aumentado la aplicación de esquemas de prejubilación para personas mayores de 60 años. De media, las empresas aplican estos planes de prejubilación a sus empleados entre los 57 y los 63 años, que perciben entre un 75% y un 80% de su salario neto. En caso de acuerdo voluntario la media de acceso al plan de renta sube a los 58 años, permitiendo ahorrar un año de complementos salariales que, en este caso y al no estar exenta, se calcula sobre el salario bruto abonando entre un 70% y un 75%.
No obstante, los EREs siguen siendo la medida preferentemente adoptada para desvincular empleados (51%), a pesar de las complejidades en su gestión y cálculo cuando afecta a colectivos en edades próximas a la jubilación. En este sentido, la normativa obliga a suscribir un Convenio Especial con la Seguridad Social cuando se trata de personas con más de 55 años y añade la obligación de, en determinados casos, hacer una aportación extra al Tesoro Público cuando los afectados superan los 50 años, además de otros requisitos, con el objetivo de financiar las prestaciones correspondientes, tanto el desempleo como el subsidio.
“Las empresas deben vigilar los riesgos fiscales del proceso de despido y nosotros disponemos de los mecanismos adecuados para controlarlos,” afirma Gloria Villar, abogada laboral en Mercer. “Para acometer un plan de rentas debemos ser cuidadosos y observar el procedimiento para asegurar el acceso a la prestación por desempleo y la futura jubilación con arreglo a la legislación vigente».
A raíz de la llamada «Clausula Telefónica» los acuerdos voluntarios han ido tomando fuerza. Estos grandes acuerdos de renta, si bien no dan derecho de acceso a la prestación por desempleo, que debe correr a cargo de la empresa, plantea grandes ventajas, no sólo porque evita el abono de la aportación extraordinaria al Tesoro, sino porque son acuerdos flexibles que se pueden revisar anualmente para no hacer una dotación completa en un solo ejercicio contable, sino que se distribuya en los años siguientes y pactar de forma libre los complementos que deban ser abonados. Además, genera confianza y paz social al ser acordado de mutuo acuerdo, por lo que la imagen y reputación de la compañía se mantiene intacta.
Según expresan desde Mercer, una de las claves para promover los planes de prejubilación es la educación financiera dentro de la empresa ya que un empleado bien informado es más susceptible de acogerse a un plan de renta.