El célebre refrán «cuando veas las barbas de tu vecino pelar, pon las tuyas a remojar», bien puede servirnos para ilustrar el gran desafío de las pensiones públicas. Si miramos a nuestro alrededor, observamos como varios países europeos han puesto solución a este importante reto con diferentes fórmulas. Reino Unido es uno de los países que ha solucionado el problema de la sostenibilidad de las pensiones públicas mediante un sistema de previsión social empresarial que contempla la adscripción por defecto de gran parte de los trabajadores a un plan de pensiones.
Este sistema recibe el nombre de Automatic Enrolment y es precisamente su carácter automático, lo que lo ha convertido en una reforma muy exitosa. Según explica Fernando Martínez-Cue, consultor especialista en pensiones, “los ciudadanos no toman decisiones racionales cuando se trata de ahorrar. Muchas personas en Reino Unido tenían claro que querían hacerlo pero no acababan de tomar la decisión. Al no implantarse como una decisión activa, este empujón ha conseguido miles de millones de ahorro”.
Se trata de un sistema cuasi-obligatorio, ya que para los empresarios sí es obligatorio inscribir a sus empleados y realizar aportaciones mínimas. Los empleados, sin embargo, pueden abandonar el plan cuando quieran.
Desde 2019, la aportación mínima obligatoria establecida por el Automatic Enrolment asciende al 8% del salario. Del total, un 3% es a cargo del empresario, un 4% a cargo del empleado y un 1% a cargo del Estado, que se realiza a través de la deducción fiscal de las aportaciones y que se incluye como aportación extra al plan de pensiones.
Para que un empleado pueda disfrutar de este sistema ha de tener entre 22 años y 66 años, cobrar más de 10.000 libras al año, trabajar habitualmente en el Reino Unido y no estar previamente adherido a un sistema de pensiones cualificado al efecto.
¿Puede España adoptar este sistema?
Actualmente nuestro sistema es uno de los más generosos, pues la tasa de sustitución se sitúa entre el 80% y 85%. Según ha relatado Pilar González, presidenta de Unespa, “es un sistema muy sensible a las tensiones demográficas y va a verse lastrado por una relación dispar entre trabajadores activos y pasivos. No es racional dar la espalda a este problema y así lo confirma la OCDE, que señala que estas tensiones son crecientes”.
Sin embargo, a pesar de que parezca que las soluciones no llegan a España, la presidenta de Unespa ha asegurado que no debemos asumir que vamos hacia la catástrofe ya que hay países que se encontraban en situaciones similares y han salido a flote. “Estos países que han encontrado una solución lo han hecho a través de los sistemas de previsión capitalizada (planes de empresas)”, ha señalado.
¿Es posible adoptar esta clase de sistemas en España con el nivel de salarios y capacidad de ahorro que existe? Esta es una de las preguntas más recurrentes y también uno de los argumentos más extendidos para justificar la falta de ahorro de los hogares españoles. Sin embargo, González lo ha tachado de “falaz”, ya que si nos comparamos con Europa las cuentas no salen. “Ha habido un esfuerzo histórico de previsión de los hogares en los principales países europeos, mientras que España solo ha dedicado el 1,9% de los recursos al ahorro, es decir, por cada euro que un español ha diferido para la jubilación a través de productos de capitalización, un danés ha diferido 6 euros. Es una diferencia que ni de lejos se explica por los diferentes niveles salariales”, aclara.
Asimismo, ha reforzado su argumento utilizando el ejemplo del Reino Unido, donde la adscripción de los trabajadores que cobraban 1.000 libras al automatic enrolment era del 42% en 2007 y en 2017 ya alcanzó el 76%, es decir, tres de cada cuatro mil-libristas ya estaban en el sistema. “No es cierto que existan fuerzas estructurales que impidan en España el desarrollo de la previsión complementaria”, ha aclarado.
Para terminar, la presidenta de Unespa ha recordado que si esta clase de reuniones se hubiesen celebrado hace 20 años la situación sería muy diferente. “Todos deberíamos reprochárnoslo, hoy las pensiones percibidas por los jubilados podrían haber sido igual de generosas o incluso más y no tendrían déficit, o lo tendrían en una magnitud fácilmente asumible por el fondo de reserva”, ha concluido.