En el ahorro y la inversión para la jubilación, hay tres claves que pueden marcar la diferencia. Según un informe realizado por Abante Asesores, la primera de ellas es tener claro que únicamente reservando el dinero en un depósito o cuenta de ahorro no vamos a obtener los mismos resultados que si decidimos invertirlo. El segundo, que para una inversión a tan largo plazo, es recomendable asumir algo más de riesgo y, en tercer lugar, que debemos ir más allá de las comisiones que nos cobra un producto financiero.
La diferencia entre ahorrar e invertir (aún con una rentabilidad baja)
Según explican los autores de este informe, para una persona que ahorre a través de planes de pensiones 1.200 euros anuales en un periodo de 20 años (y sin tener en cuenta las ventajas fiscales del producto), una diferencia de rentabilidad de entre un 1% y un 6% anualmente es decisiva. Como ilustra el siguiente gráfico, con un 3% de rentabilidad, este ahorrador habría acumulado al final del período 27.875 euros (actuales), mientras que con un 4% obtendría 30.884; con un 5%, 34.302 euros y con un 6%, 38.190 euros. Por el contrario, si no hubiera invertido el dinero, solo con su esfuerzo de ahorro habría acumulado 20.822 euros.
En el caso de que este ahorrador reserve 2.400 euros anuales para su jubilación acumularía 41.643 euros. Sin embargo, si lo invierte en un vehículo que le proporcione una rentabilidad anual del 6% durante dos décadas, obtendrá más de 76.000 euros. Según explican desde Abante Asesores, para plazos tan largos, asumir un poco más de riesgo para aspirar a mejores rentabilidades nos ayudará a que el esfuerzo de ahorro que tengamos que hacer para conseguir el mismo capital para la jubilación sea menor.
El plazo de la inversión facilitará alcanzar nuestro objetivo
El plazo durante el cual ahorramos e invertimos para aprovechar la rentabilidad de los mercados financieros es muy relevante, destacan desde Abante Asesores. En el siguiente gráfico se puede ver qué sucede si ahorramos para la jubilación durante diez años, si lo hacemos durante veinte años o durante treinta. Por ejemplo, para un ahorro anual de 2.400 euros y una rentabilidad del 5%, en un plazo de 10 años acumularíamos algo más de 30.000 euros, pero en 30 obtendríamos casi 120.000 euros.
No siempre tener una comisión más elevada implica una rentabilidad neta peor
Otro de los aspectos que suele criticarse a los planes de pensiones es el de las comisiones. En general, en los productos de inversión, la comisión reduce la rentabilidad neta. La cuestión es si con esa comisión que pagamos estamos consiguiendo una rentabilidad neta adecuada o no, es decir, si el resultado justifica el precio.
En este gráfico se puede ver que no siempre se cumple dicha ecuación, es decir, que una comisión más elevada implique una rentabilidad neta peor. De hecho, en algunos casos, la rentabilidad obtenida por el partícipe puede ser mejor. De ahí la importancia de hacer un análisis previo a la decisión de inversión para elegir el plan que mejor se ajusta a nuestras necesidades.
Así, por ejemplo, y como se ve en el anterior gráfico elaborado a partir de los datos de Inverco, en el caso de los planes de renta fija mixta, que son los que más aportaciones concentran, la comisión de los diez planes más grandes, los que han elegido dos tercios de los inversores, son, de media, del 1,29% y dicha comisión no está pagando una mejor rentabilidad. Sin embargo, los más rentables de esta categoría tienen una comisión inferior.
En el caso de los planes de renta variable, los más rentables tienen una comisión algo más elevada que los más grandes, pero, a cambio, los partícipes están obteniendo hasta tres puntos porcentuales más de rentabilidad anualizada en un plazo de 10 años.