“Los cambios regulatorios globales están fraguando, como todo cambio, oportunidades. Para sobrevivir hay que adaptarse”: así de contundente se mostró Pablo Laplana, subdirector general del Área Internacional de Banca Privada D´Andorra (BPA) en una reciente entrevista con Funds Society, en la que repasó la situación de la entidad, sus resultados más recientes y sus previsiones.
A nivel de grupo, Banca Privada D´Andorra creció en 2013 en activos bajo gestión y en personal, aunque el banco sigue en la calle “buscando gente que pueda aportar talento y agregar valor a la marca”, al encontrarse en un proceso de afianzamiento internacional que requiere que todos los órganos que componen esa estructura internacional estén bien armados y con gente que apoye dicha consolidación.
Laplana sostuvo que la apuesta de la entidad por el negocio en España les permite estar muy bien posicionados “para aprovechar esas oportunidades”. Banco Madrid, adquirido por BPA en 2010 a Kutxa, está aportando a la marca andorrana diversificación y está mejorando la imagen de marca en la calle, lo que en 2013 se tradujo en un crecimiento del 36% en activos bajo gestión y un aumento del beneficio del 16%, más de 20 millones de euros. BPA cerró 2013 con un ROE del 7,87%, un ROA del 0,30%, un ratio de eficiencia del 71,54%, Core Tier 1 de 19,48%, un ratio de liquidez de 78,51% y con 597 empleados.
Respecto al negocio en Latinoamérica, Laplana explicó que sigue creciendo y que lo hizo en un 25% en activos bajo gestión en 2013, aunque por el momento no se plantean adquisiciones en el exterior por el entorno jurídico global tan cambiante que hace más complejo el negocio. “Fuera de España no ha habido adquisiciones, ni las habrá en el horizonte”, puntualizó.
En cuanto a sus perspectivas de negocio en Asia, Laplana dijo que sí hay interés por parte de BPA en el mercado mayorista de la región visto como una forma de llegar al cliente minorista. “Si nos fuésemos a expandir en Asia, las dos plazas serían Hong Kong y Singapur, donde están los principales bancos”.
En este sentido, el directivo explicó que en Asia sí hay gente interesada en occidentalizarse, algo que la banca asiática tiene que hacer por diversificación, ya que hay un sector empresarial que ha hecho su fortuna en los últimos 10/15 años, que cuenta con un peso patrimonial que requiere de unos servicios integrales de banca privada.
Para Laplana, hay mucha oferta de banca privada en la región, pero el problema que tiene la banca local es que tiene por delante una ruta de aprendizaje por recorrer para asemejarse a la banca privada que realizan instituciones occidentales desde hace décadas. “Hay potencial en Asia, es un buen momento para el producto y servicio de diversificación patrimonial” con territorios como San Marino, Gibraltar y Andorra que ofrecen solidez y son atractivos para el cliente asiático.
En cuanto a la situación de la banca privada y más en concreto al sector en España, Laplana puntualizó que el cliente de banca privada reclama cada vez más servicio, un punto desde el que se atiendan todas sus necesidades, una banca privada a la que le avalen años de experiencia porque hoy en día hay muchos que se erigen como instituciones de banca privada cuando a lo que están contribuyendo es a “desvirtuar la marca de banca privada”. Esa misma banca muchas veces comete el error de dividir a los clientes por saldo, “cuando lo que hay que hacer es entender al cliente y su perfil”.
La nueva ley de sociedades en Andorra hace muy atractivo el país para competir con otros países europeos y eso está beneficiando a la banca local. “La reputación de Andorra es muy buena, pero sin alcance global, solo es fuerte dentro de determinados nichos de mercado”. De ahí la importancia del trabajo de la banca y la política del gobierno por promocionar Andorra como plaza y de promulgar leyes que nos sitúen de forma competitiva en este nuevo marco jurídico internacional”, enfatizó.
El Gobierno andorrano lanzó a principios del pasado año una ley para facilitar la inversión extranjera dentro del marco de una profunda reforma fiscal que busca promover la apertura económica del país después de que Andorra dejara de ser considerada como paraíso fiscal para países como España. El país se encuentra en un proceso de transición entre un modelo de paraíso fiscal más clásico con el secreto bancario como máximo activo, hacia uno de jurisdicción de baja imposición.
“Andorra cada vez más tiene que tener en cuenta las leyes internacionales y supranacionales a la hora de legislar”. Para Laplana, Andorra como marca país supone un atractivo único para atraer al cliente de banca privada porque es “un país en calma, sin crisis financieras, sin problemas de déficit gubernamental y en el puesto 15 de entre los 22 países con mejor PIB per cápita del mundo”.
Por último y respecto a los objetivos de la entidad, Laplana dijo que desde BPA, con un volumen de negocio de más de 7.500 millones de euros (unos 10.390 millones de dólares) y formado por un equipo de cerca de 600 profesionales, siguen apostando claramente por la parte internacional, explorando siempre nuevos mercados que les ofrezcan nuevas posibilidades.