Los datos avalan la idoneidad de invertir en un plan de pensiones con un objetivo de largo plazo, es decir, para un período superior a los 10 años.
Lo hemos visto este año 2018 en el que el comportamiento errático de los mercados, con importantes correcciones tanto en los índices de renta variable como de renta fija, ha hundido la rentabilidad de los planes de pensiones.
Según los datos de Inverco, la rentabilidad media anual de los planes de pensiones del sistema individual se redujo un 2,85% en el último año como consecuencia de la volatilidad de los mercados.
Los peor parados han sido lo de renta variable con una rentabilidad negativa del 3,48%, seguidos de los de renta variable mixta que han perdido un 3,33% y los de renta fija mixta con un retorno negativo del 3,19%.
En conclusión, todas las categorías arrojan rentabilidades negativas en el último año, incluídos los planes garantizados, que aseguran el 100% del capital invertido a vencimiento, que han registrado una rentabilidad negativa del 1,16%.
No obstante en el largo plazo, más significativa dada la naturaleza de los planes de pensiones, se observa como la rentabilidad media ponderada (neta de gastos y comisiones) se recupera y consigue batir a la inflación.
Por ejemplo, a 26 años los planes de pensiones registran una rentabilidad del 3,72% anual y, en el medio plazo (5 y 10 años), del 1,85% y del 3,09%, respectivamente. En el largo plazo, además, cabe destacar que el mejor comportamiento lo han obtenido los planes de renta variable y renta variable mixta en todos los períodos analizados, a partir de 5 años y hasta los 26 años.
En cuanto al volumen de aportaciones brutas, en noviembre fue de 376,2 millones de euros y el de prestaciones brutas, de 304 millones, con lo que el volumen de aportaciones netas del mes alcanza los 72,2 millones.