La Autoridad Europea de Mercados Financieros (ESMA, por sus siglas en inglés) ha promulgado un nuevo marco regulador (European Market Infrastructure Regulation, EMIR, por sus siglas en inglés) para supervisar las transacciones de derivados y las prácticas comerciales de las instituciones que operan con estos productos. El objetivo final de este marco es controlar y reducir los riesgos asociados a los mercados de derivados, los cuales se consideran un importante detonante de la crisis financiera global de 2008, así como aportar mayor transparencia a dichos mercados.
A pesar de las críticas que ha despertado la nueva normativa por parte de expertos del sector financiero, esta ley está vigente desde el pasado 12 de febrero y se aplica a instituciones financieras y no financieras que realizan operaciones con derivados con independencia del tipo de derivado en cuestión.
Claridad y reducción de riesgos
El EMIR obliga a las instituciones, sean o no financieras, a cumplir tres grandes requisitos: claridad, aplicación de mecanismos para reducir el riesgo y reporting a las entidades autorizadas por el ESMA, según explica la firma de intercambio de divisas Kantox en su último informe al respecto.
Para reducir el riesgo en el sistema financiero, las instituciones deben informar a las autoridades competentes de cada derivado con el que realizan un negocio. En el caso del mercado de divisas, por ejemplo, son derivados los contratos de cobertura, las opciones y los SWAPs, por tanto, si se lleva a cabo una operación con ellos es necesario informar a los repositorios (trade repositories, por su nombre en inglés). Éstos son proveedores privados que informan a la ESMA de los registros de operaciones realizadas con derivados. Los registros contienen información como los términos del contrato o los tipos de derivados intercambiados.
Una decisión controvertida
En 2009, una vez ya había estallado la crisis financiera, el G20 decidió implementar esta nueva normativa. Los dos principales objetivos eran la reducción del riesgo y la consecución de una mayor transparencia que permitiera evitar que los mercados de derivados fueran un factor detonante de una futura crisis económica. Con la recogida masiva de datos que implica el EMIR, la ESMA espera poder predecir y evitar próximos momentos críticos del sistema.
Sin embargo, muchos expertos financieros internacionales han criticado la aplicación de esta normativa afirmando que el EMIR resultará costoso y reducirá la competitividad de las empresas, especialmente aquellas no financieras que no cuentan estructuras apropiadas para cumplir con esta regulación. También se ha cuestionado si la ESMA, siendo una autoridad experimentada sobre todo con entidades financieras, era el órgano correcto para aplicar el EMIR y si los tiempos fijados para su implementación eran realistas.
“La principal consecuencia del EMIR para las empresas será una complejidad de gestión mayor de los derivados y, en consecuencia, mayores costes. Todo eso sin asegurar que el propósito inicial de mitigación del riesgo en los mercados de derivados se alcanzara dado que el tratamiento de la enorme cantidad de datos almacenados por parte del ESMA es un desafío”, ha afirmado Philippe Gelis, CEO de Kantox.
Kantox es una firma pionera en la industria del cambio de divisas que aporta transparencia y permite hasta un 80% de ahorro en comisiones comparado con bancos y brókers. Desde su creación, ofrece a sus más de 500 clientes una plataforma donde intercambiar más de 26 divisas con las que cubre el 98% del mercado. Cuenta con sede en Londres y oficinas en Barcelona. La compañía está regulada por la Financial Conduct Authority (FCA) y por el Banco de España.