Los jubilados españoles gozan de una situación privilegiada dentro del contexto de los países desarrollados. Quien lo dice, en esta ocasión, no es el «político de turno» sino la Organización para la Cooperación y el Desarrollo en cuyas filas están todos los países desarrollados del planeta.
Según su informe bianual «Pensions at glance», España, gracias a un sistema de pensiones exclusivamente de reparto, se sitúa en segundo lugar (sólo por detrás de Francia) en el ránking de mayores de 65 años que reciben un porcentaje de ingresos más alto con respecto a los ingresos de toda la población. Esto no significa que todos los jubilados españoles sean ricos, pero sí tienen un nivel de ingresos mejor que otras franjas de edad.
De hecho, durante la presentación en Madrid de este informe, Hervé Bouhol, economista jefe de la OCDE, ha destacado que desde 1980 los españoles de entre 60 y 64 años han aumentado sus ingresos un 25% más que el incremento de ingresos de los que tienen entre 30 y 34 años. Si lo comparamos con la media de la OCDE, donde ese aumento ha sido del 13%, los mayores españoles también salen ganando.
Tampoco significa que todo sea un campo florido y la desigualdad no afecte a los mayores de 65 años, pero desde la OCDE señalan que nuestro país se encuentra en este aspecto en una posición intermedia, y lejos de países como EE.UU. donde esa desigualdad es más acentuada. En cuanto a la tasa de pobreza relativa, Bouhol afirma que España está en la parte baja de la tabla. «Lo que sorprende de España es que la diferencia entre la tasa de pobreza relativa de los jóvenes y los mayores de 65 años es bastante alta», explica.
Los dos aspectos que más preocupan a la OCDE sobre España son la baja natalidad y una longevidad por encima de la media. La esperanza de vida es de 3 años más en el caso de España con una media de 83,3 años mientras que la media de natalidad se sitúa en 1,7 hijos por mujer. «Estas dos variables van a producir un cambio gigantesco en la estructura de la población española en los próximos años».
A este respecto, Bouhol ha detallado que la tasa de dependencia española (número de mayores de 65 años po cada 100 trabajadores) se multiplicará por 2,5 en los próximos 50 años y esto situará a España solo por detrás de Japón. En concreto, la OCDE establece esa tasa de dependencia en 77 mayores de 65 años por cada cien trabajadores.
En cuanto a la edad media de salida del mercado laboral, en España está en los 62 años, dos años por debajo de la media de la OCDE. «Los españoles se retiran de media dos años antes del mercado laboral y también viven más», destaca el informe.
La crisis solo aceleró una situación ya existente
El informe de la OCDE advierte que de media los países desarrollados han incrementado en 1,5 años la edad de jubilación, una tendencia de la que también forma parte España con sus reformas de los años 2011 y 2013. «Las reformas de España eran necesarias para restablecer la estabilidad financiera», dice Bouhol, al tiempo que admite que la insostenibilidad del sistema público no ha sido consecuencia de la crisis. «La crisis solo aceleró unas dificultades que ya existían de por sí y que se fundamentan en el envejecimiento de la población y en el propio sistema de pensiones español».
En este sentido, este experto ha destacado el efecto que puede tener sobre los pensionistas del futuro el desempleo de los años de la crisis. En concreto, la OCDE calcula que en una persona que haya empezado a trabajar con 25 años y que haya estado en el desempleo durante 10 años tendrá que trabajar dos años más para poder alcanzar el 100% de la pensión pública y el impacto sobre la cuantía de la misma alcanzará el 15%.
Por último, Bouhol ha destacado la importancia clave de los salarios en la tasa de sustitución de las pensiones españolas. «La tasa de sustitucion depende directamente de los salarios reales». En el caso de España, los salarios han aumentado en los últimos 25 años entre un 0,5% y un 1% anual y, según las proyecciones de la OCDE, esto se traduce en una tasa de sustitución cercana al 80% que es, precisamente, la que existe en España. Por el contrario, aumentos salariales en el entorno del 2% tendrían como consecuencia una rebaja de la tasa de sustitución del 66%.
España es, además, un país donde la tasa de empleo de los mayores de 60 se reduce de forma drástica y solo un 5% de las personas de más de 65 años sigue trabajando. «El empeoramiento de la salud solo explica una parte. La explicación hay que buscarla en la falta de incentivos. En la media de la OCDE por cada año de más que se trabaja la pensión se incrementa un 8% mientras que en España solo en un 4%», concluye.