Entre las sanciones económicas que se le han impuesto a Rusia, destaca la expulsión de algunos de sus bancos del sistema SWIFT, pero ¿qué es exactamente? ¿Qué consecuencias tiene para la economía rusa?
Comencemos por su definición: SWIFT es el acrónimo de “Society for World Interbank Financial Telecommunication”, Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Internacionales, en español, y, según aclara Juan Abellán, director del Máster en Finanzas y Banca Digital del IEB, es la plataforma de pagos y comunicación entre bancos, agencias de valores, infraestructuras de mercado y clientes corporativos.
SWIFT con sede en Bélgica, que en su día sustituyó al sistema Télex, se caracteriza por haber creado una comunicación instantánea, segura, que vigila el delito y blanqueo de capitales y que está apoyada en la ciberseguridad, es decir, es el sistema válido entre las entidades para sus operaciones.
Además de pagos y otros servicios a sus miembros, es el sistema de comunicación a la hora de confirmar operaciones, garantías -como créditos documentarios- entre bancos, por lo que Abellán insiste en que es fundamental y casi imprescindible para el comercio exterior. Diariamente se realizan entre 40 y 50 millones de transacciones y participan 11.000 entidades de más de 200 países.
SWIFT tiene forma una forma jurídica similar a la de una cooperativa formada por los propios usuarios. Está controlada y supervisada por los bancos centrales del G10, el BCE, además de China, India, la Autoridad Monetaria de Hong Kong, Australia, Rusia, Corea, Arabia, Turquía, Sudáfrica y Singapur, estos últimos entraron en 2012. Según relata Abellán, se rige por un consejo de 24 miembros, hoy presidido por el norteamericano Yawar Shah, de Citi; el consejero delegado el español, Javier Pérez-Tasso, y entre los miembros del consejo hay un ruso y un español, José Luis Calderón de Santander.
¿Qué consecuencias tiene para la economía rusa? ¿Qué se persigue con su exclusión?
Según relata el profesor del IEB, las consecuencias son “definitivas e instantáneas”, cae su comercio exterior y por tanto su PIB de forma inmediata, una bajada estimada del 5%. “Entre 2012 y 2016 se aplicaron estas medidas a Irán, como consecuencia de su programa nuclear. La caída del PIB iraní fue del 7,5%, su comercio exterior se redujo un 30% y sus exportaciones de petróleo un 50%. Pero al igual que Irán, que continuó exportando a China y realizando pagos por otras vías, Rusia tiene alternativas”, explica el experto.
A raíz de la invasión de Crimea en 2014, se solicitó, sin éxito, la expulsión de los bancos rusos del sistema SWIFT, recuerda Abellán. “Desde entonces Rusia ha desarrollado el sistema de mensajería SPFS, hoy en funcionamiento, pero con reducidos bancos fuera de Rusia. Asimismo, China podría también canalizar operaciones rusas mediante el sistema chino CIPS, pero también con reducidos usuarios”, expone.
“A pesar de no haber cerrado el acceso a SWIFT a la totalidad de bancos, de tener Rusia su propio sistema SPFS y de poder apoyarse en el sistema chino CIPS, la medida es contundente y eficaz”, valora Abellán. Según recuerda, el rublo ya ha caído un 40% y el país está al límite del colapso económico. “Se piensa que posiblemente tengan que aplicar medidas poco populares como son los “corralitos”. Si el sentido común no impera en las decisiones de Putin, esperemos que el desmoronamiento de su economía le haga recapacitar”, confía.
La medida de expulsar a ciertos bancos del sistema no ha estado exenta de polémica. Justificada, según Abellán, por la contundencia de la medida. “Rusia es el segundo país, detrás de EE. UU., en número de usuarios y junto con el bloqueo de los activos rusos fuera del país, es la medida que tiene consecuencias más inmediatas. Según la sanción se aplique con mayor contundencia y se eliminen del sistema a un mayor número de usuarios rusos, anulándoles la comunicación y el canal para operar de estos bancos con el resto del mundo, se reduce su capacidad para el pago y cobro de exportaciones e importaciones y el comercio exterior ruso deja de funcionar”, insiste.
¿Su exclusión podría afectar a otros países?
“Sí y de forma importante. Alemania, Italia y los países con mayores intereses comerciales con Rusia se ven afectados. Está claro que limitar el comercio exterior a un país afecta también a la contraparte. Afecta al precio del gas, del petróleo, de las materias primas, en un momento en el que la inflación nos presiona contundentemente”, advierte Abellán.
Por el lado del gas ruso, Alemania y los países europeos dependientes tienen que seguir comprando y pagando gas. “Este es uno de los motivos por los que no se ha cerrado totalmente el acceso a SWIFT”, explica.
El problema es que la alternativa al gas ruso es difícil, entre otros motivos, por la reducida capacidad de trasporte desde España, por el cuello de botella que supone pasar por Francia, que siempre se opuso a la propuesta española de aumentar la capacidad del gaseoducto entre ambos.
“España podría incrementar la recepción de gas argelino a través de los dos gasoductos, el directo desde Argelia y el que atraviesa Marruecos, hoy no operativo por las tensiones políticas entre ambos países. También podría poner a pleno funcionamiento las seis plantas de regasificación GNL para recepción de barcos con gas licuado, insuficientes en Europa, para la recepción del gas licuado de EE.UU. y otros países exportadores, pero el problema sigue siendo el paso de España a Francia”, relata Abellán.
Además, según explica, el gas del Magreb, transportado por gasoductos a España e Italia y la actual capacidad de las plantas de regasificación europeas no cubren las necesidades europeas de este invierno en el caso de que Rusia decida cortar el suministro. “No obstante, el gas no es sólo un problema para el comprador. Rusia no tiene hoy acceso al mercado chino, no tiene infraestructuras para sustituir sus ventas a Europa y la economía rusa, tras las sanciones y el enorme coste militar en el que se ha hundido, no están en disposición de poder renunciar a los ingresos que le proporciona el gas que vende a Europa. Otra cosa es que lo haga”, reflexiona.