A pesar de su importancia, la educación financiera desempeña un tímido papel en el currículo escolar. Está reservada para determinados itinerarios que solo se escogen en las últimas etapas de la vida escolar. En una conversación moderada por José Manuel Jiménez, director del Instituto Santalucía, diversos expertos debatieron acerca de cómo incorporar esta materia, con motivo de la presentación del documental sobre educación financiera en los jóvenes: “Y a mí qué el dinero”.
Ramón Castro, profesor de economía e impulsor del documental, señaló que dada la estructura del sistema educativo si introducimos una materia más troncal inevitablemente habría que sacar otra. “Ese discurso de anteponer unas a otras no lleva a ninguna parte”, defendió. Por ello, el experto propone implantarla de manera optativa, abierta a todos los itinerarios y con la opción de cursarla a lo largo de una etapa más larga. Asimismo, aprovechó para demandar un sistema educativo más líquido, flexible y abierto que permita configurar un currículo con más optatividad.
Por su parte, Mariano Fernández, sociólogo y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, sí es partidario de que cierta formación económica sea obligatoria. “Me parece casi un pecado que la gente pueda salir a los 16 años del sistema educativo sin este tipo de formación. Se da la triste paradoja de que aquellos que abandonan antes el sistema educativo son los que luego estan en peor situación económica”.
José Antonio Herce, socio fundador de LoRis, sostuvo una postura más intermedia. Su modelo pasa por una enseñanza “transversal en la que los alumnos tengan que hacer un pequeño módulo insertado en una asignatura de economía más amplia y luego un módulo para los que quieran seguir, pero de entrada todos están obligados en ese pequeño curso” y añadió que “la generación de jóvenes de hoy tiene un ciclo de vida diferente al de sus padres o abuelos y, por lo tanto, hay que explicarles y ayudarles bien a entender los conocimientos financieros”.
La educación financiera: un bien común
Castro defendió la importancia de esta materia definiéndola como un bien común. “Que todo el mundo pueda acceder esa materia tiene muchas ventajas. Ayuda a que los gobiernos pueden explicar ciertas decisiones que nos atañen a todos como, por ejemplo, el reto de las pensiones”.
Para continuar con el debate, Ramón Castro lanzó la siguiente pregunta: “¿Habrían tenido la misma intensidad los efectos de la crisis de 2008 si hubiera habido más educación financiera? No lo sabemos, pero me inclino a pensar que no. Muchas familias se dieron cuenta de cómo funcionaban las hipotecas cuando no pudieron pagarlas”, explica.
“Estoy seguro de que la mayor parte de la gente que vendía esos malditos productos financieros tampoco los entendía y creo que hay un problema de regulación en el sector financiero que no se debe disolver detrás de la necesidad de que los consumidores tengan más formación económica”, añadió Mariano Fernández.
La responsabilidad de mantenernos formados
Óscar Arce, director general de Economía y Estadística del Banco de España, destacó tres aspectos que considera “particularmente importantes”. El primero de ellos es la necesidad de que como ciudadanos mantengamos durante toda nuestra vida un nivel de formación financiera básica conveniente y constantemente actualizado.
“Las primeras etapas de la vida constituyen un momento óptimo para adquirir estas nociones básicas. Pero muchas de las decisiones se tomarán en el futuro, por lo que es necesario que nos mantengamos constantemente interesados en estas cuestiones”, insiste.
Por otro lado, Arce explicó cómo las instituciones que tienen algún tipo de responsabilidad en esta materia deben ser sensibles a la doble necesidad de desplegar acciones formativas para todos los segmentos de edad, sin descuidar a los más mayores y adaptar nuestras estrategias y herramientas a públicos muy diferentes entre sí.
El segundo aspecto que resaltó el experto fue el papel de las entidades financieras. “Tener un cierto grado en formación financiera básica es clave para que los ciudadanos adoptemos las decisiones económico-financieras básicas de nuestra vida desde la responsabilidad y confianza. Cualquier decisión de las familias conlleva una transacción con una entidad financiera por ello su papel es fundamental y es esencial que actúen sobre la base de los mejores estándares de conducta de asesoramiento y comercialización de productos”, explicó.
Por último, destacó el papel de los docentes, colegios e institutos que “de manera generosa dedican su tiempo, esfuerzo y recursos a promover iniciativas para promover la cultura financiera básica entre sus alumnos”.
También intervino el presidente de la Confederación Estatal de Asociaciones de Profesorado de Economía en Secundaria (CEAPES), Juan Pedro Molina, quien comentó que “debemos dar una formación que prepare a nuestros alumnos para la vida activa, la vida laboral. Una formación financiera básica en este sentido es fundamental para conseguir una sociedad mejor”.
La directora general de Evaluación y Cooperación Territorial del Ministerio de Educación y Formación Profesional, María Dolores López Sanz, señaló que “entender la realidad desde el punto de vista económico nos ayuda a tomar mejores decisiones financieras”. Por su parte, Andrés Romero, consejero director general del Grupo Santalucía, afirmó que “la coordinación entre las entidades públicas y privadas es fundamental para crecer en cultura y formación financiera”.