Antes de poder entender cómo ganar dinero invirtiendo en fondos, es necesario conocer qué es básicamente un fondo de inversión.
En pocas palabras, un fondo de inversión es un tipo de institución de inversión colectiva (IIC) que reúne patrimonio de varios participes (han adquirido participaciones en el fondo) con el propósito de invertirlo en activos financieros y obtener una rentabilidad. La responsabilidad de la gestión de estos activos se delega en una entidad gestora, a la que el inversor paga una cuota o comisión de gestión. El gestor de la cartera invierte el dinero recaudado por el fondo de acuerdo con la estrategia predefinida establecida en un documento llamado folleto del fondo.
Algunos fondos mutuos se especializan en invertir en acciones, otros en bonos, otros en bienes raíces, otros en oro. La lista continúa con un tipo de fondo diferente para casi todos los tipos de estrategia de inversión que se puedan imaginar, o para casi cualquier objetivo de inversión que se desee lograr.
El tipo de fondo de inversión que seleccione para su inversión determinará los retornos obtenidos. Si es partícipe de un fondo que invierte en acciones, probablemente ya sabrá que las mayores fuentes de beneficio potencial son un aumento en el precio de las acciones (lo que se conoce como ganancias de capital) o dividendos en efectivo, que se le pagan por la parte prorrateada de sus acciones sobre los beneficios distribuidos por la compañía.
Si el fondo en que invierte centra su inversión en bonos, es posible que esté haciendo dinero a través de los ingresos por el pago de cupón, o interés. Si el fondo se especializa en activos inmobiliarios, puede estar generando dinero a partir de los alquileres, la revalorización de la propiedad y los beneficios obtenidos de las operaciones comerciales, como por ejemplo máquinas expendedoras en un edificio de oficinas.
Según esto, la inversión en fondos ‘a priori’ no parece muy difícil, aunque sí que deben tenerse en cuenta algunas normas básicas que nos ayuden a evitar una inversión fallida. Veamos cuales son las tres principales a continuación.
1. Sólo invertir en fondos que entienda. Si no puede explicar, de forma rápida, sucinta y con especificidad, cómo invierte un fondo, cuáles son sus activos subyacentes, cuáles son los riesgos de la estrategia de inversión del fondo y, especialmente, por qué decidió optar por un fondo en concreto, probablemente no debería haber invertido en él.
2. Piense en períodos de 5 años o más. Si es capaz de soportar sin angustiarse las olas de volatilidad, parte integral del mercado tanto de bonos como de acciones, resulta mucho más conveniente invertir con un horizonte temporal de al menos 5 años. Las ganancias acumuladas durante el primer año podrían incorporarse al patrimonio invertido y generar retornos adicionales al siguiente año. Y así sucesivamente para cada año, de acuerdo con la regla del interés compuesto. Si es partícipe, digamos, de un fondo de inversión de renta variable, que invierte en acciones, esté preparado para que disminuya su valor en un 50 por ciento en un año determinado. Estas cosas pasan en el mercado. Suponiendo que haya elaborado un plan de inversión sólido, basado en sentido común, matemáticas básicas y estrategias prudentes de gestión de riesgos, si se permite ser emocional y vender sus activos en el peor momento, es poco probable que consiga construir un volumen de riqueza que dure a lo largo de generaciones.
3. Costes razonables. Aparte de los costes por comisiones del fondo de inversión, también es importante considerar otros costes. La eficiencia fiscal es importante. Las necesidades de ingresos importan, sin olvidar la exposición al riesgo. Es necesario sopesar todos estos factores entre sí y con otros factores relevantes. Lo importante es asegurarse de que está recibiendo valor por lo que paga.