El auge de los ETFs (fondos cotizados) ha avivado el debate sobre la conveniencia de invertir en fondos de gestión activa o pasiva, con muchos inversores preguntándose si tiene sentido pagar una comisión mayor por la gestión activa. En general, la respuesta es no. Varios estudios han llegado a la conclusión de que el promedio de fondos gestionados activamente tiene un comportamiento inferior, neto de comisiones y gastos, a un fondo de bajo coste que sigue un índice. Sin embargo, los gestores activos no son todos iguales, diferenciándose por ser más o menos activos y por el tipo de gestión. Estas distinciones nos permiten diferenciar entre tipos de gestores activos, algo que ha resultado ser de gran importancia para el retorno de la inversión.
Un gestor activo sólo puede añadir valor desviándose de su índice de referencia por dos vías: a través de la selección de valores o por un factor temporal. La selección de acciones implica una apuesta activa sobre valores individuales, por ejemplo, seleccionando solamente una acción de un sector. El factor temporal, también conocido como asignación táctica de activos, supone apostar por carteras de factores más amplias que varían a lo largo del tiempo, como, por ejemplo, la sobre ponderación en determinados sectores de la economía, con una preferencia temporal por acciones value, e incluso manteniendo un porcentaje de los activos en liquidez.
Para medir cuán activa es la gestión de una cartera se utiliza el active share, que es el porcentaje de variación entre los pesos de cada posición en la cartera del fondo y la ponderación de los componentes del índice de referencia. Un fondo que no tenga ninguna posición en común con el índice de referencia tendrá un active share del 100%, y un fondo que tenga exactamente las mismas posiciones que los componentes del índice de referencia considerado tendrá un active share del 0%. Si un fondo tiene un active share del 60%, entonces el 40% de sus posiciones son idénticas a las del índice de referencia, y el 60% son diferentes (pueden ser tanto sobre ponderaciones como infra ponderaciones con respecto a los componentes del índice de referencia).
El active share no es una medida de habilidad, sino de la divergencia de los activos en la cartera del fondo en relación con los del índice considerado. Cualquier divergencia en su evolución puede originarse únicamente en las posiciones que difieren de las del índice, es decir, que estén «activas».
Diferentes estudios históricos muestran que, como grupo y en largos periodos de tiempo, los fondos con un active share bajo tienden a comportarse peor que sus índices de referencia, netos de comisiones y gastos. Por el contrario, los fondos con un active share alto tienden a superar a sus índices de referencia, netos de comisiones y gastos, especialmente aquellos que no operan con frecuencia, aquellos que invierten en small caps y los que no tienen un gran patrimonio
El active share puede calcularse fácilmente como el 100% menos la suma de las ponderaciones que se superponen en la cartera del fondo y en la composición del índice. Veamos un ejemplo, para un fondo de renta variable. En primer lugar, cualquier posición en una acción que no forme parte de la composición del índice supondrá que no hay solapamiento ninguno, contribuyendo así a un active share alto. En segundo lugar, en el caso de las posiciones que sí que forman parte de la composición del índice, asumiendo que una acción tiene un 2% de ponderación en el índice a) si el fondo también tiene un 2% de esa acción en su cartera, esa posición se solapa completamente, lo que significa que el fondo no tiene un active share en esa acción, contribuyendo a un active share menor b) si el fondo tiene un 3% de esa acción, supone una sobre ponderación de 1% (mayor active share), y un solapamiento de 2% (menor active share) y c) si el fondo no tiene una sola posición en esa acción (0% ponderación en esa acción), su infra ponderación en ese valor respecto al índice de referencia será de 2%, lo que contribuirá a un mayor active share.