A grandes rasgos, la inversión value consiste en seleccionar valores infravalorados por el mercado con la expectativa de que eventualmente este reconozca su valor. Para lograr un resultado exitoso a partir de este tipo de inversión, hay algunos conceptos fundamentales que el inversor value debe tener en cuenta. No requiere poseer ninguna habilidad especial, pero sí dedicar tiempo y esfuerzo para cambiar la forma en que pensamos y abordamos la inversión habitualmente.
1. La importancia del tiempo
La pregunta de cuándo empezar a invertir para la jubilación parece fácil, pero no todas las personas entienden la importancia de la respuesta. En lo que al tiempo se refiere, el crecimiento exponencial es un poderoso concepto que hace que se convierta en un aliado del inversor y el factor más importante para determinar el valor de su cartera.
Cuanto antes empiece a invertir, mayor será la probabilidad de tener opciones a lo largo del tiempo y de alcanzar una jubilación de calidad. Como consecuencia del crecimiento exponencial – o crecimiento compuesto – las inversiones realizadas en los primeros años obtendrán un valor mucho mayor que las realizadas más cerca de la jubilación. Al vivir algo más frugalmente en los primeros años de vida laboral, se puede ahorrar suficiente dinero para tener una jubilación cómoda. Si se espera hasta la mediana edad, la tarea se vuelve mucho más difícil.
2. Seleccionar inversiones con bajos costes (comisiones)
Los costes altos hacen un daño tremendo a los valores de la cartera. Elegir los mejores vehículos de inversión es el primer paso para mantener bajos los costes. No olvidemos que las comisiones de un fondo se deducen automáticamente de su rentabilidad, por lo que, a mayor coste por comisiones, menor rentabilidad. Sólo un 1% de diferencia puede tener un impacto importante, teniendo en cuenta que la inversión es a muy largo plazo y por una cantidad acumulada considerable.
3. Asignación de activos
A pesar de su importancia, los costes no son determinantes al seleccionar una inversión. Es la asignación de activos lo que determinará el grueso de los rendimientos, por lo que puede considerarse la decisión más importante al invertir. Algo en lo que no es fácil acertar, según muestran varios estudios, ya que los rendimientos reales medios de las carteras de inversores individuales son considerablemente más bajos que los rendimientos medios del mercado. Esto es así porque los inversores individuales tienden a comprar cuando los precios son altos y a vender cuando los precios son bajos. Justo lo contrario de lo que resultaría conveniente.
El análisis histórico muestra que el precio (o valoración) al que se compran los activos a incluir en una cartera determinará los rendimientos obtenidos a largo plazo (periodos de 10 años o más). Si se adquieren activos con elevadas valoraciones, los rendimientos generados a largo plazo son bajos. Por el contrario, la compra a precios bajos produce rendimientos superiores a la media.
Es preferible ser conservador a la hora de comprar y elegir activos con bajas valoraciones. No invierta todo el capital que había asignado para la inversión de una sola vez, mantenga un margen de efectivo y prepárese mentalmente para comprar más acciones (o bonos) cuando los precios sean gangas. Se puede batir al mercado a largo plazo si la selección de activos se hace en base a la valoración; es el largo plazo lo que importa.
4. Adecuada diversificación
La diversificación en pequeñas cantidades tiene grandes beneficios. Pero hay que tener en cuenta que con cada inversión adicional disminuyen los beneficios marginales. Por ejemplo, añadir una onceava acción a una cartera de diez acciones proporcionaría un beneficio significativo. Pero añadir una acción, o incluso diez acciones, a una cartera de cien acciones podría proporcionar un beneficio bastante menor, pero un incremento en los costes que podría ser grande.
La mayoría de los estudios muestran que una diversificación optima estaría entre 15 y 30 activos individuales. Una mayor diversificación produce un beneficio cada vez menor. En algún momento, los costes se vuelven mayores que los beneficios marginales. El objetivo es combinar activos que tengan una correlación baja; entre 15 y 30 activos que se comporten de manera diferente en el mercado y proporcionen los beneficios de la diversificación.
Con el fin de obtener el máximo beneficio de la diversificación una buena estrategia es seleccionar acciones de sectores diferentes que, posiblemente, tengan una correlación menor entre sí que las acciones del mismo sector o de sectores similares. Por ejemplo, si el consumo discrecional se viera perjudicado por una economía que desacelera, los productos básicos de consumo podrían ir mucho mejor. Si los sectores industriales se vieran perjudicados por la inflación, la inversión en acciones de oro podría compensarlo.
5. No seguir a la multitud
En la gestión de carteras, seguir a la multitud puede conducir a malos retornos de inversión. John Templeton dijo: «Si quieres obtener un rendimiento mayor que la multitud, debes hacer las cosas de manera diferente».
Seguir a la multitud es «pensamiento grupal». Haciendo lo que están haciendo todos los demás se obtiene un consuelo emocional. Nos sentimos bien cuando otros están de acuerdo con nosotros y estamos cómodos cuando seguimos a la mayoría. El inversor value debe aprender a sentirse cómodo como individuo, un individuo que piensa de forma diferente a la mayoría. Si todo el mundo invierte en un mercado alcista, o en un sector, tenga cuidado porque eso significa que son pocos los inversores que aún pueden comprar, pero muchos los que estarían dispuestos a vender. Si todos son bajistas, busque oportunidades puesto que en este caso serán pocos los inversores que desean vender y el precio puede ser una ganga.
6. Comprar negocios, no acciones
Cuando compra una acción usted está comprando un negocio. El hecho de que sea una acción fraccionada no significa que no deba considerarse igual que si se estuviera comprando todo el negocio. Esta perspectiva importa porque determina la forma en que se piensa y se toman decisiones de inversión.
Comprar negocios, no acciones, es uno de los conceptos de inversión más importantes de Warren Buffett. Su inversión no consiste en un pedazo de papel y en preocuparse por su cotización cada hora, día o semana. Conviene analizar la empresa como si estuviera comprándola en su totalidad y comportarse como si fuera el dueño del negocio. Para ello hay que dejar de lado el precio de la acción y concentrarse en las ratios de valor empresarial, entendidas como el valor total de una compañía, teniendo en cuenta efectivo y deuda, como si estuviera comprando toda la empresa en lugar de la fracción que se adquiere con una parte de acciones.
7. Margen de seguridad
El concepto de margen de seguridad en la inversión value es uno de los más importantes para el análisis de inversiones. El margen de seguridad en la inversión es la diferencia entre el precio de mercado y el valor fundamental o intrínseco de la inversión. El concepto financiero básico de margen de seguridad es que el precio importa.
El inversor value estima el valor intrínseco de un activo y determina cuánto margen de seguridad necesita antes de comprar el activo. La diferencia entre el valor intrínseco y el precio que el inversor está dispuesto a pagar es el margen de seguridad requerido. Tener un margen de seguridad no garantiza una inversión rentable, pero deja espacio para errores, imprevistos, mala suerte o errores de juicio.
El riesgo de inversión y la probabilidad de una pérdida grande se reducen mediante la compra de un activo por menos de su valor real. Un inversor value requerirá un margen de seguridad para disminuir el riesgo y aumentar las probabilidades de una inversión rentable. Cuanto mayor sea el margen de seguridad, mayores serán las probabilidades de que los rendimientos de la inversión compensen por el riesgo asumido.
Un inversor puede comprar una gran empresa con ganancias crecientes, pero perder dinero porque el precio pagado fue demasiado alto. El objetivo es comprar empresas con descuentos sustanciales, respecto a su valor real, y esperar pacientemente a que la errónea valoración gravite hacia su valor real. Warren Buffett lo describe de esta manera: «El precio es lo que usted paga. El valor es lo que obtiene». Los dos, precio y valor, pueden ser significativamente diferentes.
Dos inversores pueden comprar exactamente la misma acción y tener dos resultados muy diferentes. Por ejemplo, supongamos que dos inversores tienen la misma convicción: las acciones XYZ tienen un valor intrínseco de 50 euros. El inversor A acepta un margen de seguridad del 10% y compra las acciones en una caída a 45 euros. El inversor B es más conservador y requiere un margen de seguridad del 40% y espera hasta que el precio caiga a 30 euros. Más tarde la acción repunta hasta alcanzar el valor razonable, o intrínseco, de 50 euros. El inversor A obtendrá un 11% de ganancia, mientras que el beneficio del inversor B será de 67%. La única diferencia reside en el precio pagado.