Milton Friedman cumpliría hoy, 31 de julio, 107 años y a pesar de que haya pasado más de un siglo desde su nacimiento se le sigue recordando como uno de los grandes economistas de la historia del siglo XX. Su trabajo fue reconocido en 1976 cuando se subió al escenario sueco a recibir el Premio Nobel de Economía por sus estudios en las esferas del análisis del consumo, de la historia y la teoría monetaria, así como de la política de estabilización económica, Posteriormente, en 1988 recibió la Medalla de la Libertad, la más alta condecoración civil de Estados Unidos, de manos de Ronald Reagan.
Descendiente de una familia austrohúngara, Friedman nació en el barrio neoyorkino de Brooklyn. Obtuvo su licenciatura en la Universidad de Rutgers, en Nueva jersey, donde adquirió conocimientos de matemáticas y economía. Después, se trasladó a Chicago y colaboró con Henry Schultz, uno de los fundadores de la econometría, con el que trabajó en mediciones de demanda.
Desde los años treinta se convirtió en analista de estadísticas para diferentes organismos gubernamentales como la Asociación Económica del Comité de Recursos Naturales o la Oficina Nacional de Investigación Económica. En 1941 cuando estalló la II Guerra Mundial comenzó a trabajar en el departamento de Tesoro, donde fue uno de los encargados de la política fiscal durante los años de guerra. Dos años más tarde fue nombrado director de la Asociación Estadística de la Universidad de Columbia, donde se ocupó de problemas relacionados con la producción militar.
Tras el final de la guerra volvió a Chicago con una plaza de profesor de teoría económica en la Universidad de Chicago donde, según los expertos, la docencia le sirvió para investigar sobre aspectos monetarios, a los que sumó sus observaciones de los ciclos de negocio en colaboración con la Oficina Nacional de Investigación Económica.
Durante los años 50, Friedman viajó a Europa como asesor del Plan Marshall y pasó un tiempo en la Universidad de Cambridge, que en ese momento era escenario de un amplio debate en torno a las ideas keynesianas. Durante la siguiente década volvió a su país natal e inició colaboraciones con Richard Nixon y la primera ministra británica Margaret Thatcher, los cuales fueron receptores de sus posiciones teóricas aunque más tarde el propio Friedman criticase sus actuaciones. En los años 70 su trabajo se vio recompensado con el premio Nobel de Economía.
La visión neoliberal de Friedman
En un momento en el que las ideas keynesianas cobraron mucha popularidad después de la II Guerra Mundial, Friedman fue de los pocos que defendió a capa y a espada las ideas de Adam Smith. Criticó con firmeza el gran tamaño adquirido por el sector público en los países occidentales, en los cuales, según su parecer, esa intervención estatal distorsionaba el funcionamiento de los mercados. De hecho en sus ideas y en las de la Escuela de Chicago, de la que fue uno de los fundadores, se encuentra el fundamento teórico del denominado neoliberalismo actual.
Friedman es recordado por ser el representante de las teorías monetaristas, ya que fue un ferviente defensor de que existe una relación entre la cantidad de dinero en circulación (masa monetaria) y los niveles de inflación en la economía. Uno de sus grandes objetivos económicos era el control de la inflación y por ello se posicionaba como un fuerte admirador del liberalismo económico y comulgaba con las ideas de la no intervención del estado en los sistemas económicos. Friedman se mostraba convencido de que solo la libertad de mercado permitiría alcanzar el equilibrio económico y así se evitarían las tensiones inflacionistas.