Benjamin Graham, el padre de la inversión value, dijo en una ocasión que «el principal problema de un inversor y su peor enemigo es él mismo». Sin duda el cerebro humano es una maravilla capaz de resolver numerosos problemas y cuenta con excelentes habilidades de comunicación, superiores a las de cualquier otra especie viviente.
Sin embargo, cuando se trata de invertir, los humanos pueden llegar a tomar decisiones desastrosas y con frecuencia no consiguen aprender de sus propios errores. Sus emociones les llevan en todas direcciones, creando trampas que les hacen tomar las decisiones menos racionales y más equivocadas. Veamos cuales son las más comunes.
A la hora de invertir es muy común fijarse demasiado en un punto de referencia pasado, un sesgo que en finanzas conductuales se llama de anclaje. Por ejemplo, si un inversor obtiene un retorno favorable de un fondo al invertir la primera vez, puede concluir que va a tener resultados futuros positivos también.
Es cierto que la rentabilidad pasada es un importante referente, puesto que nos da una visión de la evolución histórica del fondo, pero no es el único factor que hay que considerar: comportamiento del mercado, gestor o tipo de activo en que invierte el fondo, sin perder de vista el objetivo marcado por el inversor en su plan de inversión en el que debe definir su perfil de riesgo.
No debe olvidarse que los mercados financieros son impredecibles, por lo que es necesario ser flexible y buscar asesoramiento profesional cuando no se esté seguro de tomar decisiones de inversión.
Otro de los sesgos más frecuentes es de seguir al rebaño, un mecanismo que hemos heredado de nuestros antepasados en la creencia de que la fuerza está en el número. Sin embargo esta no es siempre la mejor estrategia en el mercado financiero.
La mentalidad de rebaño entre los inversores es la mayor causante de burbujas en los mercados financieros. Los inversores imitan lo que hace la mayoría para asegurarse su reputación, basando sus decisiones en tendencias pasadas o en inversores que han tenido éxito con esa inversión en el pasado. Pero también la mayoría de la gente vende cuando se publican noticias negativas en prensa sobre ese valor o se apresura a comprar cuando lo está haciendo bien.
Para no dejarse llevar por este sesgo, el inversor debe investigar y analizar sobre cada decisión de inversión, evitando la tentación de seguir a la mayoría. Cuando se trata de evitar perdidas a cualquier precio, tratando de no pasar por una dolorosa pérdida, que tiene un impacto dos veces menor que el placer de una ganancia de inversión, se cae en el sesgo de aversión a pérdidas. Dicho de forma muy simple: perder un euro genera dos veces más dolor que el placer que puede generar la ganancia de un euro.
Como criaturas emocionales, tomamos frecuentemente decisiones para evitar pérdidas. Esto puede suponer que los inversores retiren su dinero del mercado en las bajadas, lo que lleva a una mayor acumulación de liquidez, o después de una corrección de mercado traten de evitar perdidas manteniéndose en liquidez.
Para evitar la trampa de la aversión a perdidas los inversores pueden consultar con un asesor financiero para aprender a reducir sus pérdidas y a optimizar su cartera para obtener mayores retornos.
La confianza es un activo cuando se trata de invertir en un mercado bursátil, pero la sobreconfianza o narcisismo, conocida como la trampa de la superioridad, puede llevar a pérdidas en la inversión. Muchos inversores, especialmente los universitarios con un buen conocimiento financiero y del funcionamiento de la Bolsa, pueden creer que saben más que un asesor financiero.
Es importante recordar que el mercado financiero es un sistema complejo hecho de muchos elementos diferentes y una sola persona difícilmente puede abarcarlos todos si no es un profesional que vive y respira con el mercado. Muchos inversores han perdido grandes sumas de dinero simplemente por dejarse llevar por la mentalidad de sobreconfianza sin prestar atención al consejo de un profesional. La sobreconfianza puede ser la forma más peligrosa de los descuidos.
En momentos de inseguridad es muy frecuente que los inversores busquen información que confirme sus opiniones, ignorando cualquier teoría que pueda refutarlas. Es el conocido como sesgo de confirmación.
Cuando se invierte en un fondo que se cree que aportara retornos favorables, los inversores filtrarán cualquier información que vaya contra sus creencias. Habitualmente continuarán buscando el consejo de aquellos que inicialmente ya les aconsejaron mal y repetirán los mismos errores. Este comportamiento crea un sesgo en la toma de decisiones según el cual los inversores tienen a mirar sólo a una cara de la moneda.
Por ejemplo, un inversor continuará manteniendo un fondo cuya rentabilidad esta descendiendo, simplemente porque otra persona está haciendo lo mismo. De esta forma unos inversores ayudan a validar las razones de otros inversores para mantener una inversión, aunque esto no funcionará a largo plazo, ya que ambos pueden terminar con pérdidas. Los inversores deben estar bien informados sobre el fondo en cuestion y llevar a cabo un análisis neutral de su inversión.
¿Cómo evitar estas trampas?
La mente humana es muy compleja y hay muchos factores, tanto externos como internos, que pueden afectar a las decisiones que tomamos. Las presiones sociales que recibimos alimentan la tentación de caer en trampas sicológicas como las mencionadas más arriba.
Ser demasiado confiado, buscar la confirmación de las ideas propias en otros y encontrar consuelo en el hecho de estar todos en el mismo barco, son algunas de las razones que pueden tener un impacto en las decisiones de inversión que tomamos.
Nadie es perfecto y es humano caer en trampas psicológicas. La mejor forma de mitigar sus efectos es estar abierto a nueva información y pensar con pragmatismo sobre cómo afectará la inversión a la vida de cada uno. Por eso siempre resulta conveniente asesorarse con expertos para asegurarse de que las decisiones de inversión que se toman estén basadas en información bien analizada, que pueda ayudar a tomar decisiones sin sesgos.
Paula Mercado, directora de análisis de VDOS Stochastics y quefondos.com