Cerca de 200 personas han participado en la primera jornada del I Congreso Internacional de Educación Financiera organizado en Málaga por el Proyecto Edufinet de Unicaja Banco. Con un programa compuesto por casi medio centenar de ponentes, se trata del primer encuentro de reflexión y debate sobre el estado de la educación financiera en España diez años después del estallido de la crisis financiera. Durante el acto inaugural, Carlos Ocaña, presidente de Funcas, ha destacado precisamente que la educación financiera no es consecuencia de la crisis sino que «incluso aunque no se hubiera producido la crisis, al educación financiera es necesaria para que el ciudadano aprenda a manejar su dinero».
En este sentido, Fernando Tejada, responsable del Plan de Educación Financiera del Banco de España, cree que, si bien «el primer beneficiado de la educación financiera es el ciudadano, el segundo son las propias entidades financieras porque le pueden hablar de tú a tú a sus clientes».
Este encuentro ha servido también para poner sobre la mesa todos los programas e iniciativas en materia de educación financiera que se están llevando a cabo tanto desde el ámbito público y privado. Gloria Caballero, subdirectora del Área de Educación al Inversor de la CNMV, se ha referido al programa «Finanzas para todos» que el regulador puso en marcha junto al Banco de España. En su estrategia 2018-2021, la transformación digital tendrá un papel importante. «Somos conscientes de que la digitalización tiene muchos beneficios, como el majeor acceso a los servicios financieros, pero al mismo tiempo hay unos riesgos como la prolieración del fraude, el mayor acceso a créditos de alto coste o los productos especulativos como las ICOs».
¿Ahorramos poco o ahorramos pocos?
La capacidad de ahorro de la población española es otro de los asuntos que han abordado la mayoría de los ponentes. Elisa Chuliá, investigadora de la UNED, rechaza la idea de que los españoles no estemos predispuestos al ahorro. Por el contrario, esta experta cree que el problema está, por un lado, en que nuestra capacidad de ahorro sea inferior a la de los países de nuestro entorno con una tasa de ahorro del 7% frente al 10% de países como Alemania. Además, Chuliá destaca que «el fallo está en que ahorramos de una forma muy conservadora y ese ahorrador conservador necesita una oferta de productos que le resulte interesante. En definitiva, ahorramos de una forma más intuitiva que reflexiva».
Otros de los aspectos que ha criticaso Chuliá es que las iniciativas de educación financiera partan únicamente de las entidades financieras. En este sentido, afirma que «una educación financiera impulsada solo desde los bancos tiene un problema de legitimidad social importante». Chuliá defiende una alianza de las administraciones públicas para garantizar el éxito de cualquier iniciativa de educación financiera.
En opinión de Ocaña, esto es así en España por una cuestión de oportunidad. Son las entidades financieras las que tienen la capilaridad y los recursos necesarios. Forma parte de sus políticas de responsabilidad social corporativa y no hay nadie mejor posicionado en este momento para hacerlo». Ocaña ha señalado que si el sistema educativo incorporara en los esta disciplina habríamos alcanzado una situación de normalidad.