La inversión pasiva está viviendo una edad de oro. Las captaciones de los fondos cotizados e indexados se han disparado, aumentando alrededor de 2,6 billones de dólares en el periodo de diez años cerrado en 2017, mientras que las estrategias de inversión activas han registrado salidas de más de 2 billones de dólares durante el mismo periodo.
Los inversores están entrando en masa en los productos pasivos con el objetivo de conseguir una exposición barata a clases de activos específicas, sin el riesgo de verse superados por el índice de referencia. No obstante, según Fidelity no todo es tan sencillo como estas impresionantes cifras sugieren. «Es importante entender los riesgos y costes ocultos, además de las ventajas, que se derivan de los instrumentos de inversión pasiva», afirman.
Como ocurre con cualquier inversión, seleccionar la estrategia pasiva adecuada, así como el vehículo, requiere una comprensión exhaustiva y una evaluación a fondo de las opciones existentes para asegurarse de que las expectativas de los inversores se corresponden con la realidad. Evaluar el tipo de producto de gestión pasiva, su estructura, el índice de referencia, los detalles del segmento de mercado y el índice utilizado para crear una representación son factores críticos que deben estudiarse cuidadosamente, al igual que las comisiones y los gastos.
Estructura del producto
Cuando estudien una inversión pasiva, los inversores primero deben decidir el tipo de instrumento que probablemente sea adecuado para su cartera de inversión: fondos de inversión colectiva indexados, fondos cotizados (ETF) o derivados. Si se invierte en fondos cotizados, que se han convertido en el vehículo preferente para muchos inversores pasivos, la elección ha de hacerse entre los de réplica física y los de réplica sintética.
Mientras que un ETF de réplica física invierte en los valores de un índice, un ETF de réplica sintética o parcialmente sintética emplea derivados (como swaps) para reproducir el índice subyacente. Ya sea un fondo cotizado o indexado, un fondo cotizado de réplica física o uno de réplica sintética, estos diferentes instrumentos pasivos ofrecerán perfiles de rentabilidad y representatividad diferentes.
Los diferentes instrumentos pasivos también conllevan diversos tipos de riesgos y niveles de liquidez. Los inversores también han de estudiar si algunos instrumentos ofrecen una mejor exposición a algunos sectores y regiones. Por ejemplo, los ETF de réplica sintética ofrecen un mejor acceso a los mercados emergentes y a las materias primas distintas de los metales, donde los ETF de réplica física no suelen ser las mejores soluciones para reproducir la evolución del mercado.
Los ETF de réplica sintética pueden ser más baratos en mercados ilíquidos, donde su capacidad de réplica también puede ser más precisa. A las materias primas distintas de los metales solo se puede acceder sintéticamente debido a las dificultades asociadas con el almacenamiento.
Entender la exposición subyacente
Los inversores pasivos necesitan reflexionar sobre su exposición e identificar qué está replicándose en realidad. No existen dos índices iguales. Por ejemplo, un inversor que desea exposición a la renta variable estadounidense de gran capitalización puede escoger entre diferentes índices, como el MSCI USA, el MSCI North America, el Dow jones Industrial Average y el S&P 500. Estos índices pueden cubrir el mismo mercado, pero ofrecen exposiciones diferentes; así, por ejemplo, el MSCI USA alberga 600 grandes valores de EE.UU., mientras que el S&P 500 está formado por 500 valores de gran capitalización.
Más allá de eso, existen al menos otros doce índices alternativos para valores de pequeña y mediana capitalización, así como factores de la renta variable, como los dividendos, el crecimiento y la infravaloración. Ante esta amplia gama de opciones, los inversores necesitan estudiar la composición de los diferentes índices para sopesar el tipo de exposición que desean.
El método y la habilidad del gestor
En un mundo ideal, los fondos indexados deberían replicar perfectamente sus índices de referencia, pero como eso no es posible, los inversores deben entender los diferentes métodos que existen para medir lo bien que un fondo reproduce su índice de referencia. La diferencia entre la rentabilidad del índice de referencia y la del fondo se mide de dos formas: tracking difference y tracking error.
Tracking difference es la diferencia entre la rentabilidad del fondo y la del índice, mientras que el tracking error se define como la volatilidad de la primera. Es importante para los inversores entender algunos criterios clave que determinan esta diferencia entre la evolución del fondo y la del índice de referencia. Esta diferencia puede proceder de los gastos del fondo, el método de réplica del índice y la habilidad del gestor
Los gastos del fondo se incorporan a este y pueden lastrar su evolución cuando se compara con la del índice. Estas comisiones pueden tener un efecto considerable en las rentabilidades a largo plazo, por lo que asegurarse de que el coste de un fondo es competitivo debería ser una consideración clave.
Cuando replican físicamente un índice, los gestores de fondos a menudo emplean uno de los siguientes dos métodos. El más común de ellos es la réplica completa. Eso supone crear una cartera indexada formada por todos los valores del índice según su ponderación relativa. Con ello se consigue una réplica muy parecida y significa que las características del fondo son virtualmente idénticas a las del índice, pero eso puede resultar difícil de conseguir en algunos mercados más ilíquidos y comprar acciones de todos los integrantes supone incrementar los costes por operaciones.
El segundo método es tomar una muestra. En este caso, se compra una selección de los valores que componen el índice. Este enfoque ayuda a atenuar los problemas de liquidez o el hecho de tener un gran número de posiciones en el índice. La muestra trata de reproducir las características fundamentales del índice y replicar sus rentabilidades. Sin embargo, esta técnica incrementa la posibilidad de tracking error entre el fondo y el índice.
Con independencia de la técnica empleada por el gestor, su habilidad, definida por cómo ejecuta el método escogido, sigue importando. Esta habilidad puede resultar difícil de aislar y a menudo se mide con el tracking error, que puede minimizarse gestionando eficazmente los flujos de liquidez y reduciendo los costes por operaciones.
Las comisiones y los gastos no son lo mismo
El auge de la inversión pasiva se ha debido en gran parte a las bajas comisiones que ofrecen frente a los productos activos, pero ¿representan estas los verdaderos costes? Hacer hincapié en la ratio de gastos totales de los fondos cotizados puede ser engañoso a veces.
Los diferenciales de precios compradores y vendedores pueden elevar los costes totales del producto. En mercados líquidos, como la renta variable estadounidense, los diferenciales son estrechos, en contraposición a mercados menos líquidos como los emergentes y la deuda corporativa high yield, donde los diferenciales pueden ser mucho más amplios. Cuanto más estrecho sea el diferencial entre el precio comprador y vendedor, menor será el coste de la operación. Dado que los diferenciales de precios compradores y vendedores dependen de la liquidez, son un componente crítico del coste total de propiedad. Un diferencial amplio puede erosionar las rentabilidades totales.
Cuando seleccionen un producto, los inversores deben analizar la exposición de mercado que están tratando de conseguir, la estructura, los resultados y el coste total de propiedad, lo que implica ir más allá de las comisiones a primera vista. Los costes de las estrategias pasivas, especialmente en clases de activos líquidas, pueden incrementarse y no todas ellas se prestan a una réplica eficiente y precisa de los índices subyacentes.
Escoger la estrategia pasiva adecuada, y el vehículo, requiere un alto grado de comprensión y atención por parte de los inversores para garantizar que el producto ofrece lo que promete y que después no haya sorpresas. La clave de la inversión pasiva es que debería ser sencilla y cumplir las expectativas de riesgo y rentabilidad de los inversores. Eso solo puede ocurrir si un inversor pasivo se interesa activamente antes de entregar su dinero.