La educación financiera es uno de los retos pendientes de la sociedad española. Al hablar de educación financiera se debe poner énfasis en la parte de educación, ya que es precisamente eso, una parte de la educación que nos hará comprender mejor el entorno en el que vivimos y poder gestionar con mayor eficacia nuestros recursos.
Esta educación financiera podemos inculcarla a las niñas y niños desde el principio, como un elemento más de su formación:
Desde la lactancia
En primer lugar, se puede enseñar sobre educación financiera desde casi el nacimiento. Por ejemplo, establecer una cuota de dulces e ir educando en el concepto de que no puede tener todo a la vez.
Por otra parte, dejar que los niños manejen dinero es un buen inicio para que vayan familiarizándose con él. Por ejemplo, si les permitimos pagar comida o juguetes en las tiendas serán conscientes de lo que es una transacción comercial.
Menores de 7 años
Con esta edad ya se les puede enseñar a contar dinero ya que, en caso contrario, no tendrá ningún valor intrínseco para el niño. Aparte de enseñarles el valor de la moneda, también es una forma de impulsar sus habilidades matemáticas.
A su vez, puede crear un juego de rol en el que puedan practicar la compra-venta. Con esto, les introducirá el concepto de valor del producto y regateo de una manera divertida e interesante.
Entre los 7-11 años
En estas edades ya se ha adquirido la suficiente madurez para establecer metas financieras. Los niños ya deberían empezar a tomar decisiones sobre gastos y ahorro en base a sus necesidades. Ayudarles a establecer objetivos financieros es una gran forma para que profundicen en su comprensión del valor monetario.
Además, puede ayudarles a implementar un sistema de ahorro animándoles a reservar parte del dinero de su bolsillo cada semana. Sería algo tan sencillo como poner unas cuantas monedas dentro de una hucha, lo que les dará una sensación de progreso y les llevará a cumplir sus metas financieras más rápidamente.
Entre los 12-16
Empiece a involucrarlos en el presupuesto del hogar. Para ello, enséñeles cuánto dinero se destina a cada gasto, cuánto se ahorra y por qué. De cara al futuro esto les puede ayudar a que sean capaces de aplicar un comportamiento inteligente y eficaz en sus propias finanzas.
También es importante ampliar sus horizontes financieros explicándole los costes diarios del uso de determinados productos o servicios como la electricidad, el gas o la telefonía. Por ejemplo, podemos generar la costumbre de apagar los dispositivos electrónicos después de usarlos y recompesar este comportamiento.
Mayor de 16
Que se inicien en el aprendizaje de conceptos más complejos es ideal en estas edades, en las que la mayoría de los jóvenes, tienen acceso a conocmientos matemáticos relacionados con porcentajes, así como la comprensión de las tasas de conversión de diferentes divisas. Alentar su exploración de estos conceptos ampliará sus horizontes financieros.
Es importante no olvidarse de la parte práctica. Ofrecer dinero por ayudar en las tareas del hogar y dejar claro que sea ella o él quien gestione sus propios gastos vincula de forma clara el valor del dinero con el esfuerzo necesario para conseguirlo.
Evaluando la educación financiera
El informe PISA (por sus siglas en inglés, programme for international student assessment) es un estudio organizado por la OCDE en el que se mide el rendimiento académico en matemáticas, ciencia y lectura.
Sin embargo, en el año 2012 y 2015 se incluyó en la evaluación una prueba de conocimientos financieros. En la primera edición participaron 18 países y en la segunda 15 países. En ambas ediciones participó España.
En la más reciente, la del año 2015, España tuvo unos resultados de 20 puntos por debajo de la media de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) situada en los 481 puntos.
Los estudiantes españoles se quedaron en el décimo puesto de los 15 países evaluados.
Con estos datos, impulsar la educación financiera desde la infancia es algo necesario y sencillo que se puede incorporar con facilidad en nuestra mentalidad.