En la Unión Europea, el porcentaje de personas con alguna discapacidad es del 25,8% del conjunto de la población (28,3% de las mujeres y 23,1% de los hombres). El acceso de estas personas a los estudios y al mercado laboral se sitúa por detrás del resto de ciudadanos y a eso se añade que, normalmente, reciben unos salarios inferiores. En el caso de España, el salario medio de las personas con discapacidad es de 19.139 euros, un 16,1% más bajo al del resto (según cifras del INE, Observatorio de la Discapacidad, del año 2013).
Este escenario hace que el riesgo de pobreza y exclusión entre las personas con discapacidad sea muy superior al del resto de la población, en concreto, del 36,5%, frente al 22,7% (datos de la Unión Europea de 2010), lo que hace que aumente la preocupación de los familiares de una persona con discapacidad.
Por ello, la planificación financiera cobra una especial importancia cuando tenemos un familiar con discapacidad. Podemos incurrir en mayores gastos y surge, además la necesidad de proteger a estas personas para que puedan vivir de forma independiente y en las mejores condiciones, evitando futuros sobresaltos por falta de recursos económicos.
En Abante han elaborado una Guía sobre discapacidad e independencia económica, en la que sientan las bases para elaborar un plan financiero para el futuro económico de una persona con discapacidad.
Entre otras cuestiones, la guía elaborada por Abante recomienda a los familiares de personas con discapacidad la utilización de, entre otras figuras, el patrimonio protegido, los planes de pensiones para personas con discapacidad y la donación. Las dos primeras tienen algún tipo de ventaja fiscal que conviene sopesar como parte del ejercicio de planificación y en el caso de las donaciones, la fiscalidad dependerá de la comunidad en la que resida en donatario.
También se podrán realizar disposiciones testamentarias, por lo que debemos tener presentes los aspectos legales, como la conveniencia de realizar un testamento para proteger específicamente a ese hijo con discapacidad o designar un tutor legal en el caso de ser necesario, así como un administrador que actúe sobre el patrimonio, entre otros.
Respecto a la planificación financiera, es aconsejable elaborar un plan que tenga en cuenta tanto las necesidades de la persona con discapacidad como las de su familia y las posibilidades económicas de todos ellos en su conjunto. Debemos comenzar determinando cuál es el objetivo, qué queremos para ese hijo o familiar con discapacidad y cómo encaja eso con el resto de objetivos familiares, como podría ser mantener el nivel de vida durante la jubilación o emprender una segunda carrera profesional.
El siguiente paso sería realizar un inventario del patrimonio familiar y distinguir entre los bienes que son estratégicos y los que no lo son, estudiar qué activos serían más apropiados para la persona con discapacidad, analizar la capacidad de generar ahorro, etc. Con esta información podremos diseñar una estrategia adecuada a las necesidades de la familia que nos ayude a garantizar la independencia económica de la persona con discapacidad.
La planificación legal y financiera respecto a la discapacidad es algo que deberíamos tener en cuenta no solo en el caso de que tengamos un familiar que la tenga. Los expertos aconsejan -y cada vez con mayor énfasis- prever determinadas situaciones que nos pueden afectar a cada uno de nosotros en el futuro. En el caso de la discapacidad sobrevenida, por accidente, por enfermedad, por edad, ser previsores hoy puede ser de gran ayuda en el futuro.