Unos 1.500 profesionales del sector público y privado del sistema financiero y de 63 países participan este 20 y 21 de febrero en Miami en la XIV Conferencia Anual para la Prevención del Lavado de Dinero (Anti Money Laundering Compliance Conference), unas jornadas que desde hace 14 años organiza Florida International Bankers Association (FIBA) en Miami y que año a año siguen creciendo en número de asistentes y repercusión.
Las jornadas buscan trasladar al público lo último en normativa y establecer un diálogo abierto y fluido entre el sector público y privado. Representantes de instituciones financieras, bufetes de abogados, consultores y autoridades regulatorias de todo el mundo, sobre todo de América, se han acercado a la cita.
Las 40 recomendaciones de GAFI
En una de las sesiones, que llevó por título “FATF-GAFI 40 Recomendaciones: Impactos en los países y entidades responsables” se habló sobre el impacto y puesta en práctica de las recomendaciones que la organización intergubernamental Grupo de Acción Financiera (GAFI) emitió en 2012. Las recomendaciones que GAFI emite se reconocen a nivel mundial en la lucha contra el blanqueo de capitales (AML) y contra la financiación del terrorismo (CFT).
El panel estuvo moderado por Guillermo Horta, managing director global de Compliance para Crímenes Financieros de Bank of America Merrill Lynch. Participaron en el mismo Andrés Carriquiry, gerente ejecutivo, oficial de Cumplimiento de Banco de la República Oriental de Uruguay; Moisés Cohen, presidente de Capital Bank (Panamá), y Paulina Morfin Cedeño, directora general de Prevención de Operaciones con Recursos de Procedencia Ilícita de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores de México (CNBV).
Los ponentes coincidieron en que las recomendaciones de la GAFI emitidas en 2012 presentan una serie de modificaciones que se materializarán en un mayor impacto en las instituciones financieras por su enfoque basado en el riesgo, que obliga a las entidades a hacer una revisión más a fondo de sus clientes, a reportar y a una segmentación. «Esto conlleva unos estándares mínimos y a que las instituciones desarrollen sus propios sistemas».
Para Morfin Cedeño se ha producido un avance importante porque tras las nuevas recomendaciones se debe establecer una autoridad a nivel nacional para que evalúe el riesgo del país, así como fortalecer la colaboración nacional en materia de lavado de dinero y financiación del terrorismo. Para ello, Morfin recalcó que es necesario aportar la asignación de recursos de manera adecuada. “Todas las instituciones manejan riesgos, lo importante es saber mitigarlos”, subrayó.
“Damos por hecho que el sector bancario cumple, pero necesitamos que vayan más allá en el conocimiento del cliente y evitar ser utilizados para el lavado de dinero. Hay que migrar de una cultura de prevención, no de cumplimiento a prevención”, puntualizó la responsable de prevención de lavado de dinero de la CNBV.
Por su parte, Cohen, que realizó una intervención algo alejada de lo políticamente correcto a lo que estamos acostumbrados en este tipo de conferencias, arrancó pidiendo a la banca que emplee “el sentido común, el menos común de los sentidos” a la hora de luchar contra el lavado de dinero, aunque reconoció que podría no ser tan buena idea en algunos casos. “Todos los manuales, las recomendaciones de GAFI son buenas, pero también hay que usar el sentido común”, enfatizó.
“Tenemos que cooperar para que nuestras instituciones no sean utilizadas, pero somos banqueros no policías”
Asimismo, Cohen criticó el hecho de que no se ataquen los delitos que provocan el lavado de dinero. “Nos enfocamos en el delito del lavado de dinero y no en los delitos que lo provocan: consumo, producción y tráfico”. El directivo subrayó que la raíz del problema no es atacada por las autoridades y entes internacionales. “Se quiere minimizar el problema en unos países y responsabilizar a otros”, dijo, al tiempo que recalcó que los banqueros se enfrentan a los problemas de lavado de dinero, especialmente por el consumo de drogas, a lo que ahora se añade la evasión tributaria.
Cansado de que se señale a los países del sur o a los más pequeños de problemas a los que, según su parecer, tienen su origen en los más grandes, Cohen dijo que en países como Panamá las cosas se están haciendo muy bien y abogó por que los banqueros no hagan de policías, ni de fiscales, pues son tareas que no les compiten. “Mientras siga habiendo consumo, los banqueros vamos a tener los problemas de lavado de dinero. Tenemos que cooperar para que nuestras instituciones no sean utilizadas, pero somos banqueros no policías”.
FATCA
Cohen también se refirió a FATCA y al intercambio de información que exigen las autoridades estadounidenses, y aunque reconoció que la aplicación de las nuevas normativas por parte de las instituciones bancarias de todo el mundo ha hecho más difícil a las organizaciones criminales mover su dinero, el intercambio de información actual que llega de la mano de FATCA no se justifica.
En este sentido, el ejecutivo manifestó que las relaciones bancarias deben basarse en la confianza y, si bien antes primaba la presunción de inocencia, parece que ahora hay que esgrimir la presunción de culpabilidad con los clientes. Para Cohen los clientes no son criminales y parece, dijo, que en muchas ocasiones se les trata como tal.
Por su parte, Carriquiry se refirió a los medios de pago alternativos como otro punto al que prestar especial atención por la facilidad con que éstos pueden abrir otras vías al lavado de dinero. Se trata de “un desafío nada menor. Hay que profundizar cada vez más en el conocimiento del beneficiario final en un mercado en el que se diluye el conocimiento del beneficiario final”.
En este sentido, Carriquiry subrayó que las entidades tendrán que asumir un riesgo o salirse de un mercado de rápido crecimiento, pero que sin duda requiere de regulación especifica y urgente porque los medios de pago alternativos no están bien regulados.