Si 2021 fue el año de mayor optimismo entre los inversores españoles desde 2007, el inicio de 2022 ha visto cómo la invasión de Ucrania por Rusia, y sus efectos sobre la economía y las relaciones internacionales, se han llevado por delante la confianza en los mercados de renta variable.
La confianza de los pequeños ahorradores e inversores en la evolución de las bolsas se hundió en marzo de 2022 a su nivel más bajo en dos años, según recoge la encuesta sobre la confianza del inversor español realizada por JP Morgan Asset Management.
El detalle mensual del análisis que la gestora internacional realiza trimestralmente encuestando a más de 1.300 inversores en toda España desde 2007, muestra que el 24 de febrero, día de la invasión, supuso un punto de inflexión en la serie histórica del índice al experimentar, en cuestión de semanas, una caída de 6 puntos con respecto a febrero, y quedarse en -3,7 puntos, uno de los niveles más bajos de los últimos diez años.
El conflicto bélico acaba con trece meses continuados de optimismo y confianza en los mercados de renta variable (de noviembre de 2020 a febrero de 2022), y lleva a los hogares a niveles de pesimismo inversor similares a los de 2020, en plena pandemia de COVID-19, y a moderar sus planes de inversión futura.
El índice de confianza de J.P.Morgan AM se obtiene ponderando la respuesta de los inversores a la pregunta: ¿Cómo cree que evolucionarán los mercados bursátiles en los próximos 6 meses?. La media de todas las evaluaciones indica la tendencia del mercado. Si todos los encuestados contestaran “Muy probable suba”, el valor del índice sería +20, mientras que si todos contestaran “Muy probable baje”, sería -20.
Aunque en el conjunto de los tres primeros meses del año los inversores optimistas superan ligeramente a los pesimistas, dejando el índice trimestral de confianza en terreno positivo (+0,69), esto es debido a la elevada confianza en la buena evolución de los mercados que se seguía dando entre los inversores en enero y febrero (por encima del 2,0). Dicho optimismo daba continuidad a los altos niveles de confianza registrados a lo largo de todo 2021, cuando el índice de la gestora internacional se mantuvo por encima de 2,0 en todos y cada uno de los trimestres, incluso a pesar de los efectos de la inflación sobre la percepción de la economía que los inversores empezaron a anticipar en los últimos meses del año pasado.
Invasión de Ucrania, punto de inflexión hacia el pesimismo
Como se aprecia en el gráfico, a comienzos del año, en enero, solo un 18% (marcado en naranja y rojo) de los ahorradores e inversores encuestados mostraba una opinión negativa con respecto a la evolución de los mercados, uno de los porcentajes más bajos de los últimos cuatro años. Los optimistas, en cambio, (señalados en azul) crecían a comienzos de año y en enero representaban el 45% de los encuestados, confiados en una bajada de la inflación e impulsados por una percepción más favorable de la situación económica y sanitaria.
Pero en marzo, ante unas perspectivas económicas y geopolíticas sombrías, el número de pesimistas se triplica hasta representar el 60% de los encuestados, acuciados por la incertidumbre derivada de la crisis de Ucrania (8 de cada 10 mencionan el conflicto armado y su efecto sobre Europa como la principal causa de su desconfianza). Los inversores con mejores expectativas se quedaban en un escaso 26%, un nivel no visto en el índice desde marzo de 2020, cuando el confinamiento provocado por la crisis sanitaria del COVID-19 provocó un descalabro en las bolsas y en la confianza del ahorrador e inversor medio.
En ambos casos se trata de eventos con gran impacto emocional que ningún inversor anticipó. De hecho, ningún encuestado mencionó en enero la tensión entre Rusia y Ucrania entre sus preocupaciones sobre la posible evolución de la economía y los mercados, siendo su mayor inquietud la inflación y los precios de la energía, y, en menor medida, los posibles efectos de la variante Omicron.
“Si bien estamos ante dos hechos de alcance global y con un impacto emocional muy acusado entre los pequeños ahorradores e inversores, sus causas son muy diferentes, y su evolución también puede serlo” comenta Francisco Márquez de Prado, Sales Executive de JP Morgan Asset Management. “La irrupción del COVID-19 se produjo en un contexto más pesimista, tras una caída continuada de la confianza inversora desde 2018. La inseguridad actual se produce en un entorno en el que el optimismo estaba en máximos. Esto puede hacer que la recuperación de la confianza sea más rápida en función, claro, de la duración del conflicto o sus expectativas de solución”.
Desciende la intención futura de inversión en productos financieros
En cuanto a la intención futura de inversión en productos financieros, se mantiene el descenso de los depósitos y cuentas de ahorro en las preferencias de los inversores, ante un entorno de tipos bajos y alta inflación. Destaca la notable caída en la preferencia por este producto desde 2018, del 45% hace cuatro años al 35% de hoy. Pero también descienden, en el conjunto del trimestre, la intención de invertir en fondos, que cae 3 puntos con respecto a finales de 2021 (20% frente a 23%), en planes de pensiones, que lo hace en 2 puntos porcentuales (del 18,5% al 16,5%) y en la compra directa de acciones, aunque más ligeramente (14,8% frente a 15,7%).
El inversor pesimista se deja llevar por el corto plazo a la hora de planear sus inversiones
La encuesta permite tener una fotografía más en detalle de la intención de compra de productos financieros por parte de los pequeños ahorradores e inversores en función de su nivel de confianza. Así, entre los más optimistas (que creen seguro o más probable que el mercado suba) un significativo 31% afirma que invertirá en fondos de inversión, mientras que solo un 12,7% de los pesimistas (que esperan caídas en las bolsas) lo hará. En el caso de la inversión en acciones la diferencia es aún mayor y el 25% de los optimistas prevé acudir directamente a la bolsa a adquirir valores, frente a un escaso 8% entre los pesimistas.
Las diferencias son mínimas en el caso de los planes de pensiones, y destaca que hasta una cuarta parte (24,7%) de los inversores más pesimistas afirme que no invertirá en ningún producto financiero en los próximos meses (frente a solo un 12% entre los optimistas) o que el 42% señale los depósitos o las cuentas de ahorro como producto preferido, a pesar de su prácticamente nula rentabilidad.
Ante esto, el experto de JP Morgan Asset Management señala que “la volatilidad entra dentro de lo normal en los mercados, y es importante que los inversores particulares mantengan sus objetivos y visión a largo plazo, tengan paciencia y reaccionen con calma a situaciones como la actual cuando les invade una sensación de pesimismo. Vender guiados por el momento puede llevar a pérdidas y a quedar fuera de la recuperación posterior. La historia enseña que es menos probable que los inversores experimenten pérdidas cuando sus perspectivas de inversión son a largo plazo”.
Opinión sobre evolución de los mercados mundiales
En cuanto a la opinión sobre la evolución de las bolsas por regiones, Europa sigue siendo el mercado que destaca por encima de los demás entre los pequeños inversores, a pesar de que el impacto del conflicto afecta más directamente al viejo continente. Casi un 30% de los encuestados que ven probable una subida de las bolsas en los próximos considera, como a finales de 2021, que será precisamente será la bolsa europea la que más suba, seguida de la estadounidense (preferida para un 22% de los optimistas) y del mercado español (por el que opta el 20,6%). El mercado asiático continúa perdiendo atractivo entre los inversores y solo el 19,4% cree que tendrá un comportamiento positivo en los próximos meses, frente al 35,4 que opinaba lo mismo en 2020 cuando esta región adelantó la recuperación post-covid.