Los crecientes temores sobre una fuerte desaceleración de la economía china han marginado aún más la renta variable emergente. Pero los inversores han enviado una clara señal de que el sentimiento hacia las bolsas del mundo desarrollado sigue siendo fuerte, según los resultados de la encuesta de BofA Merrill Lynch correspondiente al mes de febrero, en la que participaron 222 inversores con 591.000 millones de dólares en activos bajo gestión en todo el mundo.
Una creciente proporción de gestores, el 46% en febrero, afirma que una fuerte desaceleración en China y un colapso de las materias primas representan los mayores riesgos para la economía global, frente al 27% que lo pensaba en enero y el 26% de diciembre.
En parte por esta razón, la confianza en el crecimiento de la economía global para los próximos 12 meses se ha moderado: el 56% espera que se fortalezca, desde el 75% de enero. Y, como consecuencia, la apuesta por la renta variable se ha reducido ligeramente: el 45% la sobrepondera, 10 puntos menos que un mes antes. Además, la cantidad de liquidez en las cartera ha aumentado hasta su mayor nivel desde julio de 2012 hasta el 4,8%, desde el 4,5%.
“Los altos niveles de liquidez en las carteras están enviando un inequívoco signo de compra para los activos de riesgo”, comenta Michael Hartnett, estratega jefe de inversiones en BofA Merrill Lynch Global Research.
Con todo, los datos globales muestran que las preocupaciones se centran en los mercados emergentes, mientras el optimismo hacia Europa y EE.UU. sigue siendo sólido. Así, las asignaciones hacia mercados emergentes han alcanzando un nivel mínimo récord, con el 29% de los asignadores de activos infraponderando la región. Al mismo tiempo, el 40% de los inversores globales afirma que la eurozona es la región que más sobreponderaría en los próximos doce meses, una preferencia que ya dura seis meses. Y la renta variable estadounidense está ganando popularidad: el 11% de los asset allocators sobreponderan el activo, más del doble (el 5%) de hace un mes.
“Los inversores se mantienen firmemente positivos hacia los mercados desarrollados y Europa en particular”, dice John Bilton, estatega de inversiones en Europa, pero advierte de que las actuales valoraciones ya ponen en precio el actual escenario de crecimiento.
Poner el dinero a trabajar
En el entorno corporativo, un signo que muestra el apetito por el riesgo es el deseo de los inversores de que las compañías pongan la liquidez a trabajar en la economía real. El 69% de los encuestados considera que las empresas están infrainvertidas, frente al récord del 67% del mes anterior. Y en paralelo, el 58% de los inversores prefiere el gasto de capital, capex, a la entrega de dividendos, frente a un 25% que prefiere lo contrario. Los datos de la encuesta indican que los inversores estarán más dispuestos a gastar su liquidez cuando vean precisamente que el capex aumenta y que estimula el crecimiento económico.
Apetito por los bancos
En el momento álgido de la crisis financiera global, nadie quería invertir en bancos pero sí en emergentes, y ahora el sentimiento se ha dado la vuelta: mientras las asignaciones a emergentes alcanzaron un mínimo récord, las de los bancos tienen máximo. Un 28% de los gestores afirma que los sobrepondera, frente al 16% de hace un mes.
Con todo, hay esperanza con respecto a emergentes: el número de inversores que buscan infraponderar la región el próximo año ha bajado ligeramente, desde el 28% de enero al 24% de febrero.