Recién cumplido el 5ª aniversario de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), Naciones Unidas estima que en la presente década se necesitará destinar 6 billones de dólares cada año para poder cumplir la Agenda 2030, por lo que la movilización de recursos públicos y privados a gran escala va a resultar fundamental. Así se ha puesto de manifiesto en la jornada virtual “Las finanzas sostenibles en el marco de la Agenda 2030”, organizada por la Red Española de Pacto Mundial y Spainsif.
Desde las entidades organizadoras insisten en la necesidad de promover la inversión responsable para captar nuevos recursos e involucrar al sistema financiero en la consecución de los ODS, además de impulsar productos financieros innovadores (como los bonos sostenibles, los bonos verdes o los bonos sociales), que pueden servir a las empresas para obtener rentabilidad e impactar de forma positiva sobre alguno o varios de los ODS.
Durante la inauguración de la jornada, Clara Arpa, presidenta de la Red Española de Pacto Mundial, ha valorado que “se necesitaría dedicar entre 2 y 4 billones de dólares más al año de los que actualmente se están destinando para llegar a la cifra recomendada por la ONU y dotar a los ODS de la financiación suficiente. Esto implica que hay que aumentar la inversión y hacer que el sistema financiero sostenible a nivel global tenga la capacidad de resolver y evitar futuras crisis como la provocada por el COVID-19”.
Por su parte, Joaquín Garralda, presidente de Spainsif, ha destacado el papel que juega la legislación para impulsar la inversión sostenible, como en el caso de la UE y su Taxonomía de las Finanzas Sostenibles, que “por un lado ayudará a distinguir entre aquellas inversiones que respondan con fundamento a criterios ambientales, sociales y de gobernanza de las que solo lo declaran sin una sólida justificación, y, por otro, clarificará las vías de transición hacia una economía descarbonizada”.
El presidente de Spainsif distingue cuatro vectores que empujan a las entidades a ser más sostenibles: suaves, duros, favorables y eficaces. Los suaves son, por ejemplo, los ODS y los PRI, que obligan de una manera suave. “Es voluntario y le falta “dientes”, pero los ODS orientan a las empresas por dónde empezar”, explica. En el otro extremo se encuentran los duros, que son aquellos en los que el regulador obliga a cumplir con una serie de criterios medioambientales y sociales y a ser transparente en la parte de la información no financiera. “En UE se ha aprobado reducir un 60% de las emisiones de CO2 en 2030. Estos objetivos ambiciosos y necesitan una gran inversión”, añade.
Los vectores favorables son la madurez que existe en los flujos de información y el análisis. “Soy optimista porque se está uniendo la taxonomía de la UE y hay muchas empresas que están analizando, estableciendo metodologías y evitando el greenwashing”.
Por último, los vectores más eficaces son el inversor institucional, el cual está siendo cada vez más activo en las juntas de accionistas y está presionando a las empresas para que se comprometan. “Es un vector muy eficaz. Además, el pequeño ahorrador va a empezar a ver etiquetas que le facilitan la inversión, es la última pieza, pero es a fundamental”, admite.
“Estos cuatro vectores no eran así hace 10 años cuando empezó Spaninsif, quiero emitir un mensaje de optimismo, aunque prudente: el sector financiero será una palanca clave para lograr los objetivos del 2030”, concluye.
La jornada ha contado con dos ponencias de expertas en inversión sostenible. Margarita Pirovska, Head of Fiduciary Duty in the 21st Century, United Nations – Principles for Responsible Investment, ha asegurado que “es necesario que los inversores se sumen a los reguladores y apoyen las reformas políticas que alinean los mercados de capitales con una recuperación sostenible, inclusiva y baja en carbono”.
Mientras que Marie Morice, Head of Sustainable Finance, UN Global Compact, ha presentado los nuevos Principios CFO sobre inversiones y finanzas para los ODS, que pretenden aumentar la ambición sobre los objetivos de sostenibilidad y favorecer con sus inversiones que las empresas aceleren su impacto positivo sobre el desarrollo sostenible.
La sesión se ha completado con dos mesas en las que han participado expertos en finanzas sostenibles. En la primera mesa, Ángel Martínez-Aldama, presidente de Inverco; María Peña, consejera delegada de ICEX, Rodrigo Madrazo, director general de Cofides; Sandra González, directora de Banca Responsable de Finanzas de CaixaBank, y Luca Passa, director general de Administración, Finanzas y Control de Endesa, han analizado las claves para que la Agenda 2030 sea aceleradora de las finanzas sostenibles.
Asimismo, han coincidido en destacar la creciente movilización de las empresas para cumplir con los ODS, a través de la financiación y los proyectos, y han remarcado el papel que tienen que jugar los gobiernos para su dinamización.
Para Ángel Martínez-Aldama, el COVID-19 marcará el desarrollo de la agenda 2030. El experto ha destacado la importancia que tiene el ahorro y la inversión para cumplir los ODS. “Uno de los objetivos de los gobiernos debe ser impulsar la participación del sector privado, fomentando el ahorro doméstico a través de las instituciones de inversión colectiva y planes de pensiones, con esto habrá más dinero disponible para impulsar la agenda 2030”, explica. Asimismo, ha destacado la importancia de que las empresas sean transparentes y doten de información a los gestores para facilitar su trabajo a la hora de invertir de manera sostenible.
En cuanto al papel de los poderes públicos, el presidente de Inverco considera que deben insistir en la educación financiera y en las finanzas sostenibles. Hay que arrancar las conciencias individuales y fomentar los productos de ahorro que son los que verdaderamente aportarán financiación a los poderes públicos para poder hacer estas transformaciones”, aclara.
Por su parte, Rodrigo Madrazo ha señalado que ya se debe pasar del “do not harm” a la generación de impacto y señala que es un buen momento para intentar cambiar los fundamentos del sistema. Sandra González Urbano, ha destacado el papel de los bancos como un motor que impulsa la agenda 2030, pero ha insistido en que dentro de las siglas ESG, la S también debe tener importancia. Por otro lado, ha insistido en la necesidad de ayudar a las PYMES, las cuales caracterizan el tejido empresarial español, para que cuenten con el conocimiento y las oportunidades de poder unirse a la transición verde.