Siempre se ha especulado con que Mario Draghi, actual presidente del Banco Central Europeo (BCE), iba a terminar su cargo dejando a la institución monetaria en la senda de la normalización de su política monetaria y con alguna subida de tipos anunciada. Sin embargo, las previsiones han cambiado bastante y las principales gestoras apuntan a que podríamos ver un tímido recorte de tipos en la próxima reunión del BCE, prevista para mañana.
Esta será la última reunión de Draghi al mando del banco central y lo que tiene por delante es un escenario de baja inflación y desaceleración del crecimiento económico. Hasta ahora, las crecientes expectativas de un continuo deterioro en la Eurozona han inclinado al BCE a señalar un refuerzo del estímulo monetario como forma de contrarrestar la situación actual. “Se espera que el BCE recorte al menos otros 10 puntos básicos el tipo de referencia con algún esquema de graduación por categoría de bancos, y reinicie el programa de compras de bonos”, señalan los analistas de Monex Europe.
Esta previsión va en línea con lo que Draghi afirmó en Sintra en junio, es decir, que el banco central estaba dispuesto a utilizar todos los instrumentos disponibles: recortes de tipos, reanudación de la compra de activos y graduación de los tipos de interés negativos para los bancos. “Curiosamente, los mensajes transmitidos por los dos principales bancos centrales son bastante similares, a pesar de las diferentes tendencias y situaciones económicas internas”, afirma Adrien Pichoud, responsable de estrategias de retorno absoluto y economista jefe de SYZ AM.
Lo que más preocupa a las gestoras es que la política monetaria parece estar agotada y perdiendo efectividad, pero mantienen que el entorno de bajos tipos de interés y rendimientos negativos continuará, a no ser que la política fiscal se vuelva más expansiva. Por otro lado, nuevos recortes por debajo del nivel del 0% podrían poner en peligro la estabilidad del sistema financiero, otra de las grandes preocupaciones de los analistas y los gestores.
Desde PIMCO señalan que mañana el BCE aplicará un nuevo recorte de 10 puntos básicos en la facilidad de depósito, dejándola al -0,5%, si bien aplicará alguna medida de tiering, mantendrá sin cambios los tipos de interés al 0% y realizará compras de activos por un importe neto de 30.000 millones de euros al mes durante un periodo de seis a nueve meses.
“Mientras que los futuros del mercado anticipan que la tasa de interés de la facilidad de depósitos caerá hasta niveles negativos de -0,8% para finales de 2020, creemos que es probable que el BCE actúe más lentamente de lo que espera el mercado en cuanto a realizar más recortes, a la espera de evidencias sobre: los efectos secundarios de los tipos de interés negativos de facilidad de depósitos, la eficacia del tiering; la capacidad fiscal y la voluntad de los Gobiernos para actuar, así como los acontecimientos geopolíticos y macroeconómicos”, argumenta Andrew Bosomworth, gestor de carteras de PIMCO.
Las gestoras también apuntan que el BCE lanzar una batería de medidas, entre ellas la compra de bonos de forma inminente, tal y como apuntaban las actas del banco central en su última reunión antes del verano. “Es probable que la base de dicho paquete sea otro recorte de la tasa de depósito. En nuestra opinión, incluso con la nivelación, un recorte de la tasa de depósito no va a estimular mucho la economía, suponiendo que incluso sea un resultado positivo neto. […] Según nuestro punto de vista, comprar bonos bancarios tendría sentido, pero la vía preferida del BCE para proporcionar mitigación adicional a los bancos puede ser una porción adicional de generosidad en la TLTRO entrante”, explica Gilles Möec, economista jefe de AXA IM.
Además, los mercados esperan que el BCE hable de política fiscal en esta reunión. Según Paul Brain, responsable de renta fija en Newton, parte de BNY Mellon IM, “la desaceleración que viene experimentando el comercio mundial desde mediados de 2018 está poniendo a prueba la política monetaria, lo que ha generado especulación sobre si la próxima intervención en el mercado europeo será en materia de política fiscal. Tras los comentarios posteriores a la última reunión del BCE, el mercado ha empezado a descontar una discreta rebaja de los tipos de interés de efectivo y la reactivación del programa de compra de activos”.
Efectos de un posible recorte
En opinión de Brain, es poco probable que un leve recorte de los tipos de efectivo –el mercado habla de unos 10 puntos básicos– logre reactivar la economía europea y, por el contrario, reforzará la estructura de tipos de interés negativos tan perjudicial para el sector bancario y para los ahorradores. “Si bien otras medidas de estímulo, como las compras de activos o las inyecciones de liquidez en el sector bancario, podrían resultar más eficaces, son cada vez más las voces que reclaman que los gobiernos den un paso al frente y aumenten el gasto público. A partir de ahora, los mercados harán bien en abandonar su obsesión con las reuniones de los bancos centrales y empezar a prestarle más atención al proceso político”, añade.
Por último, desde Ebury, la institución financiera especializa en pagos internacionales e intercambio de divisas, consideran que todo este escenario podría haber un margen para que el euro repunte. Por el contrario, “es poco probable que el banco anuncie la reintroducción de su programa de flexibilización cuantitativa por el miedo a sacudir los mercados financieros. Es probable que tengamos que esperar hasta la reunión de octubre, como pronto, para un compromiso firme con la compra de activos adicionales”.
Desde Unigestion afirman que el mejor aliado de los mercados recientemente han sido los bancos centrales. “El riesgo de inflación es bajo, en una situación que parece ser estructural. En este contexto, los inversores en bonos y acciones pueden aprovechar ese apoyo de los bancos centrales sin demasiado riesgo de sobrecalentamiento”, apuntan. Los expertos de Unigestion esperan una reducción en los próximos trimestres de las tasas de interés por parte de la Fed y afirman que el BCE hará lo que pueda para “ganar tiempo” suficiente para que los gobiernos europeos se decidan a gastar más; en este panorama, las valoraciones parecen aún más atractivas. Así pues, Unigestion sobrepondera simultáneamente activos de crecimiento y deuda soberana, mientras que infrapondera metales industriales.
Según Ken Leech, Western Asset CIO de Legg Mason, “los propios bancos centrales pueden unirse a la multitud de escépticos, considerando cómo abordar la inflación de manera más directa, en lugar de esperar que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) cargue por sí solo”.