El apetito por los mercados emergentes está en horas bajas, a tenor de los movimientos de flujos de capitales, que muestran salidas por parte de los inversores de forma ininterrumpida en los últimos meses y que favorecen a los mercados desarrollados. Sin embargo, eso no quiere decir que no haya oportunidades de inversión. Máxime cuando algunos expertos esperan que estos países vuelvan a crecer a buen ritmo en la primera mitad del año y teniendo en cuenta que en este conjunto hay más de 70 países y cada uno tiene sus particularidades.
Las consignas de ser selectivos se vienen repitiendo en los últimos meses. No meter a todos en el mismo saco o mirar a todos con los mismos ojos sería un ejercicio de torpeza. Y uno de los mejores ejemplos para ilustrar esta idea es Latinoamérica, según explica Emma DuHaney, especialista de producto en el equipo del Fondo BNY Mellon EMCD, de Insight, gestora especializada en retorno absoluto y parte de BNY Mellon.
“Estamos fuertemente positivos con México, cuya calificación acaba de ser elevada por Mooody’s a A3”, explica DuHaney en una entrevista con Funds Society. “México es un ejemplo de país que se beneficiará de la mejora en el crecimiento en EE.UU.”, explica. En divisas, también le gusta el peso mexicano a medio plazo.
La gestora espera que los países emergentes contribuyan en un 86% al crecimiento de la economía global y explica que cada vez más el crecimiento de los emergentes está menos correlacionado con el de los desarrollados pero todavía sus previsiones de mejora para los emergentes se explican tanto por una mejor situación en China como por un crecimiento más fuerte en EE.UU. Este último beneficiará a México.
Al otro lado, entre los países en los que ve más retos en Latinoamérica está Brasil. “La financiación exterior del país es buena pero la política interna no lo es. Hay una excesiva dependencia del gasto fiscal y las reformas en el sector privado se han ralentizado. El banco central está ahora tratando de situar sus tipos en línea con el de otras economías. Los tipos reales son altos pero necesitan contrarrestar la laxitud fiscal”, dice. Sin embargo, asegura que le gusta la historia de su divisa a largo plazo y la apertura de los sectores de gas y petróleo, que deberían impulsar el crecimiento y los flujos hacia la renta variable del país.
La salida de flujos, limitada
Ante los reembolsos en mercados emergentes, DuHaney es cauta y explica que los inversores minoristas han salido, y lo seguirán haciendo, pero los institucionales se mantienenmás firmes. Y, por ello, cree que el tapering tendrá consecuencias limitadas. “El tapering solo afectará de forma indirecta”, dice. Y cree que los problemas de financiación exterior no son la tónica común en todos los países, sino que hay diferencias. Así, mientras Turquía es muy dependiente de ese dinero foráneo y la retirada subraya su problema de déficit por cuenta corrietne, Brasil recibe mucha financiación de fuera, con lo que se ve menos afectado.
Valoraciones y crecimiento, los catalizadores
Aun así, y conscientes de esa historia, el momentum no es el mejor para los emergentes. Para la gestora, hay dos hechos que podrían cambiar esto y devolver el interés a los inversores. En primer lugar, el crecimiento en EE.UU. y China, que podrían ser los pilares de apoyo para estos mercados, y en segundo término, las valoraciones, actualmente muy atractivas, aunque matiza que no pueden definir exactamente qué será lo que haga que el sentimiento del mercado se dé la vuelta.
Oportunidad estructural
La gestora tampoco es muy negativa con los flujos porque considera que la inversión en renta fija corporativa de estos mercados supone una oportunidad de inversión “estructural”, más que únicamente una apuesta relativa para buscar rentabilidad. Y en ese sentido, será más resistente a la volatilidad de los flujos. Dentro del activo, se dencanta actualmente por deuda corporativa en divisa fuerte frente a la local. “Las valoraciones son atractivas y el mercado es más profundo y está mejor soportado”, dice. Además, su postura sobre algunas divisas es negativa, como el rand surafricano, que cree que debería sufrir un mayor ajuste.
El activo ofrece oportunidades porque su rentabilidad suele ser mayor que la de la deuda pública y las valoraciones muy atractivas frente al crédito de países desarrollados. El carry está menor apalancado y tiene un mayor diferencial frente a las empresas estadounidenses del mismo rating. Además, el mercado está creciendo y cada vez son más las empresas que emiten en el mercado de bonos.
Para invertir en el activo, en la gestora vigilan tanto la situación macroeconómica del país como de la empresa en concreto. “La visión macro importa porque si hay una salida masiva de la deuda pública, le seguirá una venta mayor de deuda privada. Así que para invertir has de tener una visión macro del país positiva antes de comprar sus empresas. Insight combina ambas capacidades”, explica.