Cualquier francés que haya visto la película “La Grande Vadrouille” recordará la canción “No, No, Nanette”, una comedia estadounidense producida en Broadway en 1925. A pesar de haber dado a conocer en junio de 2016 que deseaban retirarse de la Unión Europea, los británicos no parecen querer renunciar a tomar el té con sus socios europeos.
Después de tres votos la semana pasada, los miembros del Parlamento británico se han declarado a favor de posponer la fecha del Brexit programada para el 29 marzo, con la esperanza de asegurar nuevas concesiones.
Esta incertidumbre alarga la falta de confianza en la renta variable europea (salidas de capital por 4.600 millones de dólares esta semana), a la vez añade atractivo a las acciones norteamericanas que registraron sus mayores entradas de capital semanales en lo que va de año (25.500 millones de dólares). Y los mercados de renta variable continúan decididamente en ascenso, como lo han venido haciendo desde el inicio del año, registrando máximos anuales.
Esto es de lo más confuso en Europa, donde el pesimismo está en su nivel más alto, pero la recesión aún no se ha materializado.
Los anuncios del BCE no han hecho nada para cambiar la opinión de los inversores hacia la zona euro, que sigue siendo un área de crecimiento e inflación, aunque débil, si bien con unas cuentas públicass saneadas. Además, la publicación de los resultados corporativos aún refleja la desaceleración observada en el último trimestre del 2018.
El Brexit continuará impulsando la falta de confianza en Europa continental, ya que el resultado de este referéndum es considerado como el arranque de la ruptura de Europa. Pero si se piensa bien, el caso más frecuente a lo largo de la historia es que los británicos, en realidad, siempre han estado en la periferia del continente. Además, Gran Bretaña no es parte de la misma zona monetaria.
La eurozona ha demostrado su adaptabilidad después de los incidentes con Grecia, Portugal e Irlanda. Por ello, la incertidumbre acerca de cómo (o por qué) se retiran de la unión podría tentar a los líderes europeos a apropiarse de una de las frases de esta canción y aplicarla a Europa, para decir a sus socios británicos, «darling, este lugar es un hermoso oasis»…