Los dividendos mundiales han aumentado hasta alcanzar un nuevo récord en 2018, con un sólido cuarto trimestre en lo que a repartos de dividendos se refiere y a pesar de una coyuntura más compleja en los
mercados bursátiles.
Según el último Janus Henderson Global Dividend Index, los repartos totales repuntaron un 9,3% en base general hasta los 1,37 billones de dólares. En base subyacente, este nivel equivale a un aumento del 8,5%, el mejor comportamiento desde 2015 y por encima de la media a largo plazo del 5%-7%.
Casi nueve de cada diez empresas en todo el mundo elevaron o mantuvieron su retribución al accionista
Nueve de cada diez empresas en todo el mundo aumentaron sus repartos o los mantuvieron en el mismo nivel. Según el JHGDI, trece países distribuyeron unos dividendos récord, incluidos Japón, Estados Unidos, Canadá, Alemania y Rusia
Los mercados emergentes, Norteamérica y Japón fueron las regiones que registraron un mayor crecimiento, mientras que Europa se quedó rezagada. Desde un punto de vista sectorial, los repartos en los sectores de banca y minería aumentaron con fuerza, mientras que el de telecomunicaciones fue el que menores dividendos repartió.
De cara a 2019, Janus Henderson prevé un crecimiento de los dividendos del 3,3% hasta los 1,414 billones de dólares, el equivalente a un incremento subyacente del 5,1%. Ben Lofthouse, responsable de Global Equity Income en Janus Henderson, ha explicado que «a pesar de las condiciones más complejas de los mercados bursátiles, los inversores pueden confiar en la capacidad de las empresas de todo el mundo para seguir generando rentas para sus accionistas».
En su opinión, los rendimientos muestran niveles muy atractivos en muchas regiones, y el crecimiento de los dividendos, del 8,5%, se sitúa por encima de la tendencia a largo plazo. Esta solidez responde a una serie de factores, como la normalización del reparto de dividendos por parte de las empresas en los sectores minero, petrolero y bancario tras un periodo de dividendos reducidos o nulos, mientras que algunas de las firmas tecnológicas de mayor relevancia están adoptando de forma creciente una cultura de remuneración al accionista.