La votación de ayer en el parlamento británico sobre el acuerdo de salida de la Unión Europea fue como los analistas y los mercados adelantaron: un rotundo no con 432 votos en contra y 202 a favor. El resultado de la votación de ayer, arroja poca sobre el camino que seguirá ahora este proceso.
De hecho, hay tres escenarios claramente abiertos: nuevas elecciones, una extensión del plazo para el Artículo 50, o incluso un segundo referéndum. “Como muchos de nuestros colegas, seguimos esperando una salida ordenada del Reino Unido de la Unión Europea. Pero el camino para llegar allí no está claro, y en cualquier caso está lleno de obstáculos. También debemos reconocer que la probabilidad de un Brexit duro ha aumentado. A pesar de que la mayoría de los parlamentarios británicos afirman que quieren evitarlo, todo el proceso Brexit sigue siendo impulsado fuertemente por los intereses de los partidos”, afirma Stefan Kreuzkamp, jefe de inversiones de DWS.
Ahora la primera ministra británica, Theresa May, se enfrenta a una moción de confianza –que se votará hoy– que, en caso de no superarla, podría suponer unas nuevas elecciones en Reino Unido. En opinión de David Lafferty, estratega jefe de mercados en Natixis IM, “es poco probable que el gobierno de May pierda el voto de confianza de esta noche, aunque solo sea porque los conservadores no quieren que el futuro del Brexit sea impulsado por el Partido Laborista. A partir de aquí, May continuará presionando a los parlamentarios, pero es difícil saber si logrará sacarse de la chistera un nuevo acuerdo que guste más en las próximas dos semanas. Creemos que la posibilidad de que se apruebe un acuerdo en el parlamento ahora es inferior al 20%. Desde nuestro punto de vista, el resultado más probable es que May consienta y retrasa o revoque el artículo 50, presionando efectivamente el botón de pausa justo antes de que el tren salga de las vías”.
Misma visión comparte Antoine Balde, socio, director de análisis y estratega de Alken, quien defiende que el Partido Laborista no castigará tanto a May. “Lo que más asusta al mercado y a todos es una salida sin acuerdo. Pero yo creo que la primera ministra buscará apoyo en sus propias filas y alargará la salida, con el objetivo de volver a negociar con la Unión Europea y lograr más apoyos en el Parlamento”, explica.
En conjunto, las opciones se reducen cada vez más para May. Estas opciones incluyen: revocar el artículo 50 –pero la primera ministra asegura que no lo hará–, pedir un segundo referéndum que no apoyará, o retirarse de la Unión Europea sin un acuerdo, lo que cual considera que sería imprudente y desastroso. Por su parte, la Unión Europea sigue frustrada porque el Reino Unido no logra avanzar en el proceso del Brexit. Con este contexto, las empresas y los consumidores del Reino Unido deberán acostumbrarse a vivir bajo una continua incertidumbre.
Para las gestoras el peor escenario sigue siendo una salida sin acuerdo o desordenada, pero lo ocurrido ayer no tiene por qué llevar a ese escenario. “Si la libra esterlina rebotó con fuerza, significa que el escenario de ruptura desordenada está más lejos. Sí. Ese escenario que tanto preocupaba a empresarios e inversores es hoy menos probable; en cambio ha aumentado significativamente la probabilidad de que el Brexit se transforme en un interminable periodo de transición, lo que veníamos llamando Caso Noruega, o incluso, por qué no, que el proceso sea cancelado o aparcado. En ambos casos, la libra está llamada a seguir subiendo de valor, un aumento que puede ser significativo”, argumenta Alex Fusté, economista jefe de Andbank.
Según el análisis que hace Fusté, la tesitura actual no es tan negativa ya que si el gobierno de May pierde el control, el parlamento podría emprender otro camino. “Una vez el parlamento tome el control del proceso, las empresas sugerirán que se elimine toda posibilidad de salida sin acuerdo, lo que probablemente acabe en una revocación del EU Withdrawal Act. Si esto ocurre, se eliminaría de facto la salida automática el 29 de Marzo. Eso me tranquiliza. El Parlamento toma el control del proceso de negociación, probablemente mediante una comisión constituida por políticos senior de cada partido, y de posturas bien diferentes en lo que se refiere al Brexit. Ello probablemente redunde en alargar las negociaciones, así que tranquilos”, matiza.
Otro escenario serían unas nuevas elecciones que, en opinión de Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, tampoco sería una solución práctica del todo. “Podemos imaginar un escenario con elecciones generales en el Reino Unido, pero ¿quién se instalaría en el 10 de Downting Sreet? ¿Theresa May? ¿Un pro-Brexit? ¿O Jeremy Corbyn? May tiene un problema de confianza, alguien pro-Brexit tendría un problema sin resolver y respecto a Corbyn, la izquierda británica no lo quiere como primer ministro porque es demasiado extremo y, probablemente, volátil. Esto plantea la cuestión de quién podría asumir la responsabilidad de un segundo referéndum”, señala Waechter.
¿Y los mercados?
Para Stephanie Kelly, economista política de Aberdeen Standard Investments, a corto plazo la derrota de Theresa May y el llamamiento a la moción de censura son importantes para el mercado. “ Esta moción censura conduce a los mercados hacia la posibilidad de una posición más suave del Partido Laborista sobre el Brexit, que apoyaría a la libra esterlina, pero los inversores también se van a preocupar por las políticas más controvertidas del Partido Laborista, como la nacionalización. Las elecciones tienden a causar ventas en los mercados porque son eventos inherentemente inciertos, pero la situación en el Reino Unido es más compleja que una simple votación. Esperaría una libra esterlina volátil hasta que se conozca el resultado de la moción de censura”, explica Kelly.
Este contexto también puede significar oportunidades para los gestores. Por ejemplo Balde, de la gestora Alken, destaca que “puede ser un buen momento para comprar libra esterlina, si cae, ya que su recorrido de recuperación sería amplio. Además, habría que vigilar las empresas británicas locales pero con un negocio global, ya que sus valoraciones podrían alcanzar precios atractivos si la volatilidad y la incertidumbre golpea a la bolsa inglesa”.
En opinión de Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, sea cual sea el resultado, el impacto de Brexit será desigual entre el Reino Unido y el resto de países de la Unión Europea. Según explica, “para el Reino Unido, el tiempo y las políticas comerciales activas son necesarias para mitigar algunas pérdidas por mayores restricciones al comercio de la Unión Europea, pero esto puede no compensarlos completamente”.
Dwane considera que el Brexit será un “viaje” lleno de baches para todos los activos del Reino Unido. “Pero el mercado de valores del Reino Unido no es la economía del Reino Unido. El 65% de los ingresos del FTSE 100 se generan en el extranjero. La dicotomía entre las acciones del Reino Unido con orientación internacional y nacional bien podría continuar”, matiza.
Por su parte, Ben Lofthouse, responsable del equipo global de renta fija de Janus Henderson Investors, argumenta que “el aspecto positivo de la incertidumbre es que muchos mercados bursátiles de todo el mundo, incluido el del Reino Unido, están considerablemente más baratos que hace un año y ofrecen un abanico más amplio de oportunidades de inversión que permiten a los inversores diversificar sus exposiciones geográficas y sectoriales a situaciones de resultado aparentemente binario. Nos encontramos en una situación de espera para saber cómo será la relación futura entre el Reino Unido y la Unión Europea y, por tanto, la incertidumbre en el mercado seguramente se mantendrá”.
En estas últimas semanas hemos visto como la libra esterlina y las acciones del Reino Unido rebotaban ya que los inversores interpretan que el riesgo de que el país deje la Unión Europea sin acuerdo se ha reducido tras las muestras de autoridad que ha dado el Parlamento. Para Richard Buxton, responsable de renta variable de Reino Unido de Merian Global Investors, este optimismo no evita que la incertidumbre sobre el Brexit siga siendo un importante “freno de mano” para economía y los activos británicos. “Solo cuando surja la certeza sobre la futura relación del Reino Unido con la Unión Europea es probable que la confianza y la inversión de las empresas, y de hecho la confianza del consumidor, regresen. Hasta ese momento, creo que este freno de mano seguirá siendo una realidad. Cualquier extensión del proceso del Artículo 50, en mi opinión, simplemente perpetuaría el presente punto muerto”, concluye.