La renta fija ha sido uno de los activos más complicados de 2018 y lograr buenas rentabilidades en 2019 tampoco parece que sea una tarea fácil. De hecho, 2018 ha sido el año del principio del fin del experimento de la expansión cuantitativa global. Tras la crisis financiera global de 2008 y la posterior conmoción que provocó la crisis de deuda de la zona euro, los bancos centrales de todo el mundo empezaron a comprar sus propios bonos gubernamentales de forma masiva.
Según explica Jim Leaviss, jefe de renta fija minorista de M&G, “la eficacia de dichos programas ha sido ampliamente debatida, pero la mayoría de los documentos académicos coinciden en que comprar bonos soberanos provocó una caída de las rentabilidades (TIR), generando un efecto de reequilibrio de carteras que llevó a los inversores a recurrir a los activos de mayor riesgo en busca de ingresos”.
De esta forma, la renta fija perdió, a lo largo del año pasado, su papel como activo tradicional, conservador y refugio. ¿Cuáles son las previsiones para este año? Para empezar, la mayoría de las gestoras siguen prefiriendo la renta variable frente a la renta fija y apuesta por buscar activos alternativos y estrategias diferentes que vengan a cubrir el papel que hasta el momento tenía esta clase de activo.
“Los rendimientos de los bonos del Tesoro de Estados Unidos han caído más por los temores en torno al crecimiento, los problemas en los mercados, la inflación contenida y la reconsideración del aumento en las tasas por la Fed, que ahora se estabiliza en torno al 2,88% en los bonos de EE.UU. a 10 años. No anticipamos un movimiento al alza incluso si las tensiones comerciales se calman, ya que las expectativas de una Fed más dovish y una desaceleración del crecimiento deberán actuar como un techo. Continuamos favoreciendo estrategias flexibles, de retorno absoluto, pero también creemos que las estrategias más principales como protección se tornan más interesantes”, señala Esty Dwek, Estratega Senior de Inversiones de Natixis IM.
Por su parte, David Zahn, responsable de renta fija europea de Franklin Templeton, destaca que, muy probablemente, los eventos políticos internos sean la principal influencia en los mercados de renta fija europeos en 2019. “El grado de incertidumbre es considerable, con la política alemana e italiana, así como la culminación programada de las negociaciones Brexit, todos los posibles factores de riesgo. Cualquier volatilidad del mercado resultante de estas u otras cuestiones políticas podría proporcionar oportunidades interesantes para los inversores activos. Sin embargo, el contexto de la economía de la eurozona en los próximos 12 meses parece bastante estable, y la tasa de crecimiento de la región seguirá siendo relativamente saludable. Si bien la flexibilización cuantitativa del Banco Central Europeo (BCE) se espera que finalice a principios de 2019, creemos que los responsables de las políticas se mantendrán firmemente inclinados hacia una postura acomodaticia, intentando garantizar que la inflación continúe y lentamente avance hacia la meta del BCE”, afirma Zahn.
El entorno político, tanto Europa como en Estados Unidos, generará una mayor volatilidad que los inversores de renta fija deben de tener presente. “Podríamos asistir a mayores niveles de impagos en el sector corporativo, es decir, que las empresas incumplan los pagos de intereses de sus bonos. El riesgo deberá descontarse de manera más rigurosa y realista, lo que quiere decir que podría ser el momento de dejar a un lado las perspectivas demasiado optimistas, en particular en las partes del mundo en que la deuda ha ido aumentando silenciosamente hasta alcanzar niveles récord”, explican desde Schroders.
La gestora considera que, a pesar de que esto no tiene por qué ser desastroso para los precios de los activos, “podría sugerir que los días están contados para las estrategias basadas en la compra y el mantenimiento de activos (buy-and-hold), como el mantenimiento de acciones y bonos para beneficiarse de una trayectoria al alza relativamente fluida”.
Respecto al crédito, Dwek apunta que los diferenciales seguirán sufriendo por las preocupaciones respecto al crecimiento y la política. “En los próximos meses, no esperamos un cambio significativo en el crédito ya que los fundamentales siguen siendo relativamente sanos, pero se anticipa algo de cautela a medida que los diferenciales siguen siendo relativamente estrechos a partir de una perspectiva a largo plazo, y los temores por el crecimiento el año próximo podrían conducir a una mayor expansión”.
¿Dónde están las oportunidades?
En opinión de Western Asset, filial de renta fija de Legg Mason, dentro para esta clase de activos, los mercados emergentes pueden ser una opción ya que han estado infravalorados por inversores. “El pesimismo extremo de los mercados lastró a todas las clases de activos en 2018, pese a los importantes aspectos positivos que se daban en este segmento: una inflación llamativamente moderada y unos balances resistentes tanto en el sector privado como en el público”, destacan desde la gestora.
Desde Schroders afirman que “prevemos importantes oportunidades derivadas de los enfoques más activos, no solo en la renta fija, sino posiblemente en todas las clases de activos”.