El mercado comienza el nuevo año contando con que el Banco Central Europeo (BCE), la Reserva Federal (Fed) y el Banco de Inglaterra subirán los tipos, acaparando otra vez las miradas de los gestores, analistas e inversores por dos motivos: cuál será el ritmo de las subidas y cómo digerirá el mercado la menor liquidez.
En principio, el consenso de mercado apunta que la Fed realizará al menos tres subidas, mientras que con el BCE y el Banco de Inglaterra se está descontando una subida. Respecto a Estados Unidos, desde Schroders apuestan por que la Fed lleve a cabo tres subidas de tipos de interés. “ Lo que llevará a los tipos de los fondos federales a un nivel máximo del 3% en junio de 2019. Prevemos que, posteriormente, se producirán recortes de tipos en 2020, a medida que la economía estadounidense siga ralentizándose”, afirman desde la gestora.
AXA IM va un poco más lejos y estima que los tipos se situarán entre el 3% y el 3,5% en 2019, aunque cree que la institución será cauta de cara a la evolución del ciclo. “La Fed probablemente no se adelantará a la desaceleración, sino a un ciclo de alzas. Creemos que para la Fed será más complicado decidir su política monetaria. Primero, la Fed no considera que vaya haber una desaceleración significativa entre 2020 y 2021. En segundo lugar, los países desarrollados están abogando por una política monetaria más restrictiva, incluso de cara a los niveles de desempleo, los salarios y la inflación. En tercer lugar, es probable que la Fed también tenga en cuenta las implicaciones de estabilidad financiera de una política más flexible”, argumenta en su documento de perspectivas para el próximo año.
Pese al horizonte común de subida de tipos, cada entidad llevará un ritmo diferente. Esto provocará una clara divergencia entre los principales bancos centrales. “La divergencia entre la Reserva Federal de Estados Unidos y el BCE ha sido un motor importante de los mercados en los últimos tres años. Es es probable que el BCE haga un balance de la desaceleración del crecimiento actual y existe el riesgo de que las subidas se posponga en 2020”, advierten desde AXA IM.
Por su parte, Schroders espera que el BCE ponga fin a su programa de compra de activos en enero de 2019 y suba los tipos de interés en septiembre. Según explica la gestora, “existe una gran probabilidad de que el BCE haya dejado para demasiado tarde la normalización de los tipos de interés y considere que ha perdido una oportunidad al no haberlo hecho el año pasado. La región podría verse atrapada en un entorno de tipos bajos y escasa munición monetaria para hacer frente a la próxima recesión”.
Otras gestoras como Natixis IM son más cautas y consideran que el BCE será lento en su subida de tipos. “No anticipamos ningún aumento en las tasas del BCE. Los bancos centrales desean mantener las tasas a largo plazo a la baja para reducir los riesgos en la economía”, matiza Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, afiliada de Natixis IM.
A largo plazo, y según recuerda Ronald Temple, responsable de gestión multi-asset y US Equity de Lazard Asset Management, habría que introducir otro elemento en la ecuación de las decisiones del BCE: “Además de la incertidumbre en Europa, el mandato de Mario Draghi como presidente del BCE finaliza el 31 de octubre de 2019. El anuncio de su reemplazo será fundamental para evaluar la probable trayectoria de la política monetaria después de su retiro”.
Tendencia global
Para este año, el foco no solo estará puesto en lo que ocurra en Estados Unidos y en la Unión Europea, sino que la tendencia es mucho mayor y global. “La normalización de la política monetaria comenzó en 2018 y esperamos más subidas y bajadas a lo largo de 2019, primero veremos el fin del programa de compras por parte del BCE y luego las primeras subidas. También en el banco central de Noruega, de Suecia, de Candá e Inglaterra. Por lo que el próximo año veremos un escenario global de ajustes en la política monetaria”, apuntan des Unigestion.
Por ejemplo, Schroders ve claro que el Banco de Inglaterra llevará a cabo dos subidas de tipos el próximo año, “aunque ello depende de que el Reino Unido logre una salida ordenada de la UE con un periodo de transición para la economía”, matiza la gestora.