El regreso de la volatilidad ha sido uno de los temas más importantes para el mercado y para los gestores de activos en 2018. Esa volatilidad ha vuelto para quedarse, ya que un entorno con tan baja volatilidad no era, según los expertos, algo normal. La tendencia de cara al próximo año es que ésta continúe aumentando, por tanto: ¿qué no debemos perder de vista en 2019?
Al igual que ha ocurrido en 2018, la agenda política y las tensiones geopolítica seguirán siendo una fuente de inestabilidad y volatilidad para el mercado. En este sentido, Según Michiel Verstrepen, economista de Bank Degroof Petercam, hay tres eventos clave: las reuniones de la OPEP, la relación de Trump y el nuevo Congreso estadounidense y la evolución del Brexit.
De los tres eventos, los que más pueden marcar el mercado son la evolución del precio del petróleo y las decisiones de Trump. “En los últimos meses, el precio del petróleo ha descendido de nuevo. La importación de petróleo iraní por parte de algunos países, a pesar de las sanciones de Estados Unidos y el enfriamiento de la economía mundial, es una causa importante. Ahora, los países de la OPEP se enfrentan a nuevos desafío”, apunta Verstrepen sobre el primero de los grandes temas.
Respecto a Trump, señala que los comicios de noviembre de 2018 fueron una prueba para medir su popularidad, pero ahora lo importante es que tendrá que lidiar con un nuevo entorno en la política nacional. “Su estrategia económica ha desempeñado un papel importante en la evolución de los tipos de interés de los Estados Unidos, el dólar y la bolsa. La pregunta ahora es hasta qué punto su política económica tendrá o no que lidiar con una guerra comercial.
Cámara de Representantes controlada por los demócratas. Por ello, no hay en la agenda medidas de estímulo fiscal adicionales. Sin embargo, todavía tiene un margen de maniobra considerable en su política comercial. Dado el impacto que las tensiones comerciales ya han tenido en los mercados financieros en el pasado, habrá que seguir de cerca sus decisiones en el ámbito comercial en los próximos dos años”, explica Verstrepen.
A la volatilidad que pueda generar Trump, se suma la inestabilidad política manifestada durante 2018 en la Unión Europea. El Brexit y la crisis con Italia son, para los expertos, dos ejemplos de que los riesgos existen y no se han resuelto. De hecho, el crecimiento económico ha sido relativamente débil en la zona euro y desigual desde la crisis financiera mundial. Como consecuencia, los votantes descontentos en varios estados miembros han optado cada vez más por los partidos populistas y nacionalistas.
“El efecto más notable del aumento del populismo ha sido la debilidad de las coaliciones de gobierno en todos los estados miembros más grandes de la zona euro. Esto ha debilitado el impulso para llevar a cabo reformas tanto a nivel nacional como europeo, limitando las herramientas disponibles para apoyar a la economía en la próxima recesión, especialmente porque el Banco Central Europeo (BCE) tiene la intención de mantener los tipos de interés negativos «al menos hasta el verano de 2019”, explica Ronald Temple, responsable de gestión multi-asset y US Equity de Lazard Asset Management.
Pero la política no será el único aspecto que habrá que vigilar de cara al próximo año, la evolución de las cifras macroeconómicas será fundamental para entender en qué parte del ciclo está la economía. Para, Temple hay tres grandes temas a tener en cuenta: las finanzas de lo hogares en Estados Unidos, el proteccionismo comercial y el reequilibrio de China.
En primer lugar, considera que la escalada de las tensiones comerciales están intensificando las preocupaciones de que la desaceleración podría continuar el próximo año. Esto plantea en los mercados importantes interrogantes sobre la dirección de la economía y la política económica. “Creemos que si el gigante asiático se ve obligado a elegir entre un crecimiento indeseablemente débil y un retorno al crecimiento rápido basado en el crédito, las autoridades diseñarán un aterrizaje suave mediante un mayor apalancamiento, ya sea en el estado o en el sector privado”, concluye Temple.